lunes, 21 de agosto de 2023

Mapa del frente de Extremadura en 1641

 
Una vez comenzada la rebelión de Portugal, en diciembre de 1640, se fue concentrando inicialmente en la población de Mérida, y después en Badajoz, un ejército realista, que quedaría al mando del conde de Monterrey.
La campaña de 1641 comenzó con un pequeño combate o escaramuza en los alrededores de Elvas, entre la caballería española y la portuguesa.
 
La población de Mérida, junto al río Guadiana, en un mapa de Joao Teixeira, cartógrafo portugués del siglo XVII. Mérida fue designada, los primeros meses de 1641, cuartel general del Ejército español de Extremadura.

 
El conde de Monterrey fijó como objetivo la plaza portuguesa de Olivenza, tratando de conquistarla en varias ocasiones durante el verano. Un intento de hacerse con ella mediante una conjura interior fue abortado por el gobernador portugués, como refiere el cronista José Pellicer en sus "Avisos históricos":

"Francisco de Melo, Gobernador de Olivenza, en tanto supo el trato por medio de un criado de los conjurados: y enviado turbado del caso secretamente al Conde de Vinoroso [Vimioso] le remitiese al punto siete compañías, con ella se apoderó de las casas de todos, y los hizo degollar." ("Avisos", 6 de agosto de 1641)

Un último intento en septiembre, de tomar Olivenza al asalto, fracasó también. El conde de Ericeira, militar portugués que combatió en esta guerra y fue cronista de ella, señala como los centinelas de Olivenza descubrieron a los soldados castellanos, al no dar con el "Santo y seña" acordado por la guarnición portuguesa.

"(...) e chegou junto de Olivença tres horas antes de amanhecer: (...) dous lavradores, correraô a dar avizo á Praça, mas naô chegáraô mais depressa que os Castelhanos. Perguntáraô as sentinellas, <<Quem vive?>> E quizeraô elles dissimularse com a cautela de <<Viva El Rey Dom Joaô>>; pedida a contrasenha, e naô respondendo, foraô reconhecidos."

Al amanecer, las bajas de los combates obligaron a los castellanos a retirarse hacia Badajoz. Prosigue Ericeira:

"Durou o conflicto duas horas que durou a noite; a manháa lhes acabou de introduzir as luzes do esforço, sepultando aos Castelhanos nas trevas do medo:  (...) passaraô os mortos, e feridos de 400, entre elles Officiaes de importancia, (...) Recolheraôse a Badajoz, (...)"
 
Vista de la plaza fortificada de Olivenza en el plano de Teixeira. Ese mismo año de 1641, comenzaron a toda prisa los trabajos de acondicionamiento de las antiguas murallas medievales, con la construcción del nuevo recinto atrincherado con parapetos, que convertirán más adelante a Olivenza en una fortificación abaluartada. 
 

En octubre, los portugueses pasaron a la ofensiva e intentaron tomar al asalto la población de Valverde. Se luchó en las calles, pero los portugueses fueron rechazados en la plaza. Una carta de Sebastián González al padre Pereyra, de la Compañía de Jesús, fechada en Madrid a 12 de noviembre de 1641, relata el suceso:

 "El jueves vino un extraordinario de Badajoz. Con él avisan que de Olivencia [Olivenza], Estremoz y otros cuatro o cinco pueblos se habían juntado 4.000 o más hombres de infantería y 700 caballos; para dar en Valverde, pueblo nuestro, (...) Había dentro 70 caballos y 500 infantes; estos, parte de ellos estaban en las fortificaciones, y parte en el pueblo. (...) dio la carga la caballería nuestra, (...) Acometieron [los portugueses] después de esto a los de las trincheras; cedieron a la multitud (...) Viendo los de la caballería que los de la infantería habían flaqueado, desmontaron de los caballos y tomaron cuáles picas y cuáles mosquetes, y fueron recogiéndose hacia la plaza donde hicieron cuerpo de ejército con la gente que allí se retiraba. (...) entraron en el pueblo los portugueses, llegando hasta la plaza, y allí los nuestros (...) y los cañonearon valientemente y echaron del lugar (...)"

Las fuentes portuguesas indican como uno de los altos oficiales al mando del asalto murió en el combate urbano, de un balazo en el ojo, y su cuerpo rescatado a duras penas, al ser arrastrado por una cuerda atada al cuello. Así lo relata Ericeira:

"Vendo o Commisario general Francisco Rebello de Almada esta desordem, (...) metendo as Tropas na Villa; (...) e fez maior o estrago, sendo elle o primeiro que o experimentou, cahindo morto de huma bala que lhe deo por hum olho, disgraça geralmente sentida, (...) o seu corpo fez retirar o Capitaô de Infantaria André de Albuquerque por alguns Soldados, que pagaraô com o sangue o dinheiro con que os comprou para este effeito (...) atandolhe huma corda ao pescoço, pela qual lastimosamente o arrastáraô, recolhendoro a huma das casas que haviaõ ganhado."

En la carta de los padres de la Compañía de Jesús no figura este oficial superior portugués, al enumerar las bajas que hubo en el asalto, aunque menciona "gente de importancia" entre ellas:

"Fueron de los portugueses muertos más de 100 de los más alentados, y gente de importancia; tomáronles dos banderas; los heridos no se sabe cuántos fueron, solo que huyeron con tanta prisa (...) y para ir más ligeros dejaban por el camino las picas y mosquetes, que de esto se recogió cantidad considerable. Señaláronse algunos de los cabos en esta acción, como fueron D. F. del Pulgar, Tarrazas [J. de Terrazas] y otros; un clérigo mató desde una ventana con una escopeta a nueve, (...) de nuestra parte, entre heridos y muertos, fueron 26. Esto es lo que escribe uno de los nuestros."
 
La población de Valverde en el mapa de Teixeira. La pequeña población extremeña fue escenario de un nuevo asalto portugués en 1643, siendo esta vez la localidad saqueada.
 

La actuación del conde de Monterrey ante Olivenza, y algunos escándalos de caracter disciplinario que se dieron durante su mandato, coadyuvaron a que fuera cesado del mando en Extremadura.  
En el frente gallego, el marqués de Valparaíso llevó a cabo varias correrías, siendo significativo el saqueo del monasterio benedictino de Fiaes. Y en el frente de Ciudad Rodrigo, el duque de Alba se limitó también a realizar correrías y saqueos. 


Un mapa, realizado por el cartógrafo francés Nicolas de Fer en 1705, muestra la frontera extremeño-portuguesa, con las principales poblaciones y plazas fuertes. Este mapa servirá para reflejar las operaciones militares en este frente fronterizo, durante la primera campaña de 1641. 
 



 
 

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NOTA1: El cronista Pellicer, en una obra sobre la Casa y servicios del marqués de Rivas, relata el asalto a la población de Valverde, así como la composición de la guarnición española. También señala entre las bajas portuguesas al oficial superior portugués arriba indicado, Francisco Rebelo de Almada, que era veterano de Flandes:

"Entonces por Ocubre quisieron los Portugueses desde Olivença sorprender a Valverde, donde estaba el Comisario General Don Juan de Terrazas con cuatrocientos caballos, y Don Joseph del Pulgar con su Tercio, y el de D. Francisco Gedler [Geldre o Xelder]; y habiendo acometido el Lugar con suma furia, y entrado hasta el tercero, y último recinto, fueron resistidos con suma valentía, y hecho retirar, quedando en el Campo muertos más de trescientos portugueses, y entre ellos doce Caballeros de Hábito [de una Orden militar], y junto con el Comisario General de su Caballería, llamado Francisco Rabelo, que había sido Capitán de Corazas en Flandres, en el Regimiento del Príncipe de Barbançon; no habiendo de nuestra parce sino cinco muertos, y doce heridos."

NOTA2: Los maestres de campo Martin de Múgica y el marqués de Rivas fueron transferidos al frente catalán, a decir de Pellicer, debido "por las desavenencias que tiene con Don Juan de Garay." 
 

lunes, 31 de julio de 2023

El Ejército real de Extremadura en 1641, al inicio de la sublevación de Portugal

 
En la entrada anterior vimos al conde de Monterrey liderar el segundo batallón de las Ordenes Militares en el frente catalán en 1642. Sin embargo, un año antes había ejercido el cargo de Capitán General del Ejército de Extremadura
Para acabar con la sublevación de Portugal contra la Monarquía española, en diciembre de 1640, se hicieron varias levas (o reclutas) en la Corona de Castilla, y se trajo alguna unidad desde los territorios exteriores. El mando del conjunto se otorgó al conde de Monterrey. Y el pequeño ejército -constituido por 7 tercios, mayormente reclutas de las poblaciones extremeñas- se fue concentrando en Mérida, designada los primeros meses como plaza de armas y cuartel general. Así lo indica el cronista José Pellicer en sus "Avisos históricos":

"El Señor Marqués de Toralto ha partido a Mérida, donde se va juntando la gente. (...) El Señor Conde de Monterrey está nombrado Capitán y Vicario General de la guerra de Portugal." ("Avisos", 31 de diciembre de 1640)
 
Manuel de Acevedo Zúñiga y Fonseca, VI Conde de Monterrey: Noble castellano, cuñado del Conde-duque de Olivares, fue Comendador de la Orden de Santiago. Virrey de Nápoles, en 1641 pasó a mandar el Ejército de Extremadura. En el grabado se muestra con atributos propios de su rango, la cruz de Santiago en la armadura, el bastón de mando y la banda de general anudada en el brazo. (Grabado de Nicolas Perrey)


Un intento de tomar Olivenza a los portugueses, mediante un ardid, fracasó (julio). Y de nuevo, un cuerpo de ejército trató de capturar por sorpresa Olivenza, pero al ser descubierta la intentona, los españoles tuvieron que retirarse al tener numerosas bajas (septiembre). Continúa Pellicer:
 
"(...) como teníamos trato en Olivenza, y algunos nobles querían abrirnos las puertas, habiéndoselo ofrecido al Señor Conde de Monterrey: fue a la facción Don Juan de Garay, Maestre de Campo General, pero llegó tarde, y los nuestros muy cansados del calor." ("Avisos", 6 de agosto de 1641)

"(...) solo de Olivenza: porque deseando el Señor Conde de Monterrey ganar esta Plaza se resolvió darla asalto, y batir de noche las puertas con un petardo [explosivo para derribar paredes o puertas]. Encomendóse esta facción al Maestre de Campo Don Josef del Pulgar, que yendo a ella no acertó con la puerta (...) fueron sentidos de las centinelas; y hubieron de retirarse los nuestros, con pérdida de doscientos hombres." ("Avisos", 1 de octubre de 1641) 

La marcha de la campaña hizo que en noviembre el conde de Monterrey fuera cesado, y sustituido en el mando por Juan de Garay. Olivenza estaría en poder de los portugueses durante 16 años más, hasta que en 1657 cayó en poder del ejército español, al mando del duque de San Germán.


El cronista Pellicer, que también escribió una obra sobre la Casa y servicios del marqués de Rivas, indica en ella la composición del Ejército español de Extremadura en 1641, enumerando sus altos oficiales y los de cada uno de los 7 tercios de infantería. El texto desgrana también los capitanes del tercio de la Nobleza de Castilla y los de las distintas compañías de caballería:
 
 
 

 
  


General: Manuel de Acevedo y Zúñiga, Conde de Monterrey

Segundo: Juan de Garay Otáñez

Efectivos: (15.000 soldados "sobre el papel", perteneciendo 3.000 de ellos a la caballería)


   Tercio español de Granada, al mando de Diego Félix Peralta y Croy, Marqués de Falces
   Tercio español de la Nobleza, al mando de José de Saavedra, Marqués de Rivas
   Tercio español de Don José del Pulgar
   Tercio español de Don Francisco Xelder
   Tercio español de Martín de Múgica
   Tercio español de Pedro Mejía de Porras

   Tercio irlandés de Patrick Fitzgerald
   

Caballería al mando de Don Andrés Pacheco y Juan de Terrazas


Artillería al mando de Juan Alférez Carrillo


El texto menciona como fue nombrado gobernador de la plaza de Badajoz el italiano Gaspar Toralto, quien inicia la construcción del fuerte de San Cristóbal, para proteger el puente sobre el río Guadiana. También indica su final, al morir de una herida de bala poco después, en un motín que se produjo en Badajoz por un altercado entre los soldados granadinos y los irlandeses.
 
 
Plano de la plaza fortificada de Olivenza, realizado por el cartógrafo francés Nicolas de Fer en 1705. Al inicio de la Guerra de la Restauración portuguesa (1640-1668) se comenzó la construcción del recinto abaluartado de la plaza, con la ayuda del ingeniero holandés Cosmander, que estaba al servicio de los rebeldes portugueses. Capturado por los españoles en 1647, Cosmander cambió de bando, y murió en 1648 dirigiendo un ataque castellano a la plaza, intentando volar una puerta con un petardo (o ingenio explosivo), por el lugar más débil que él conocía.


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NOTA1: Gaspar de Toralto era veterano de la batalla de Nördlingen (1634), donde tuvo el mando de un tercio napolitano, y se distinguió en la defensa de la colina de Albuch. A Juan de Garay le hemos visto en el Rosellón en 1640, ejerciendo el cargo de Gobernador de las Armas de Cataluña.
 
Los tercios españoles de Pulgar, Xelder y el irlandés de Fitzgerald les hemos visto en una muestra del Ejército real de Extremadura en 1643, y combatirán en la batalla de Montijo en 1644.

NOTA2: A varios de estos militares les hemos visto al año siguiente combatir en el frente catalán, ya que serán transferidos hacia la frontera aragonesa para la campaña de 1642: Así, el mismo conde de Monterrey, el caballero de Santiago Juan de Terrazas -que es Comisario general de la caballería de Extremadura- y don Alonso López de Lemos -que acudió al frente extremeño como "aventurero"- estarán el siguiente año encuadrados en el segundo Batallón de las Ordenes militares, combatiendo en la batalla de Lérida (1642). El marqués de Rivas y Martín de Múgica formarán parte del cuerpo de ejército del marqués Povar, que intentó infructuosamente socorrer el Rosellón en 1642.

domingo, 16 de julio de 2023

El nuevo Batallón de caballería de las Ordenes Militares (1642)

 
En 1642 se convocó otra vez a los caballeros de las Ordenes Militares (Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa) para formar un nuevo batallón. Esta unidad se fue reuniendo en Madrid, y en agosto partió hacia el frente aragonés, al mando del conde de Monterrey. El batallón de las Ordenes Militares combatirá en octubre de este año en la batalla de Lérida (o Lleida), donde tuvo una actuación destacada. Así en una carta que recoge el cronista Matías de Novoa, donde se relata la batalla, se dice:

"(...) en la caballería de las Ordenes se entiende que peleó muy bien la del conde de Monterrey, y así ha padecido más;"

Las cartas de los padres de la Compañía de Jesús reportan que el batallón debió de tener muchas bajas en la batalla de Lérida:
 
 "La caballería de Flandes peleó muy bien, y el escuadrón del señor conde de Monterey, nuevo, no menos, y perecieron los más." (Fraga, 10 de octubre de 1642)


El cronista aragonés José Pellicer indica la oficialidad de esta unidad de caballería, en sus "Avisos históricos" de agosto de 1642:
 
 
 

 

 

 
 
 
Segundo Batallón de las Ordenes Militares
 
Caudillo Mayor: Manuel de Acevedo y Zúñiga, Conde de Monterrey

El batallón de caballería se componía de unos 900 hombres, en 9 compañías, al mando de los siguientes Capitanes:

   Compañía del propio "Caudillo Mayor" Conde de Monterrey
   Compañía del Comisario General Juan de Terrazas
   Luis Enríquez de Guzman, Conde de Alba de Liste
   Claudio Pimentel, Marqués de Taracena
   Juan Antonio Pacheco Osorio, Marqués de Cerralbo
   Francisco Antonio Fernández de Córdoba, Marqués de Guadalcázar
   Jerónimo Díez de Aux, Marqués de Carpinete
   Don Alonso López de Lemos (muerto en 1642 en la batalla de Lérida)
   Don Carlo Dacia (herido en 1642 en la batalla de Lérida)
 
 
 

Vista de la Academia de caballería de Valladollid. En la fachada del edificio decimonónico se pueden observar los escudos de las Ordenes militares de caballería: el escudo de Calatrava -a la derecha- y los escudos de Santiago y Alcántara, flanqueando al escudo de la Monarquía española, encima de la puerta. El escudo de la orden de Montesa, no visible en la foto, está situado a la izquierda del edificio. (Foto del autor)
   
   
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NOTA1: El primer batallón de las Ordenes se formó en 1640, tomando parte en la invasión del Principado de Cataluña por el marqués de los Vélez. En esta unidad militó el propio dramaturgo Pedro Calderón de la Barca.

NOTA2: El cronista Diego de Soto y Aguilar indica que fue la caballería del conde de Monterrey la que se vio envuelta en un incidente de "fuego amigo" en Lérida (o Lleida), al estar una parte vestida de rojo al igual que la caballería francesa, provocando así la derrota española.
Y en el parte de la batalla de Lérida, redactado por el IV marqués de Aytona (o Aitona), incluido en las cartas de los padres de la Compañía de Jesús, se indica la unidad de infantería española que provocó el incidente:

"(...) y el tercio del marqués de Molina, sin ser posible excusarlo, dió una carga a nuestra caballería, y estábamos en medio, y fue un milagro salir vivos de aquí. Mataron a mi lado más de 20 hombres, y a mí me atropellaron los que huían, y luego fuí rodeado de franceses, que fue menester valerse bien de las manos;" (Madrid, 14 de octubre de 1642)

Los dos estandartes de caballería capturados en la batalla de Lérida, que cita el cronista Parets, probablemente pertenecieran al Batallón de las Ordenes del conde de Monterrey.

NOTA3: El conde de Monterrey, Comendador de la Orden de Santiago, era cuñado del Conde-duque de Olivares, y había sido anteriormente Virrey de Nápoles (1631-1636) y Capitán General del Ejército de Extremadura (1641), pero fue cesado tras fracasar ante los muros de Olivenza.
Y don Alonso de Lemos, caballero de la Orden de Alcántara, estaba casado con doña Juana Sarmiento de Acuña, hija del conde de Gondomar. En un documento, fechado en 1648, para la concesión del título de conde de Amarante a su hijo, se refleja que Alonso era capitán de una compañía de caballería, y que sirvió en Cataluña "en la caballería de las órdenes de la leva [recluta] que hizo el Conde de Monterrey", falleciendo en octubre de 1642 "en la ocasión de Lérida"
 

miércoles, 31 de mayo de 2023

Uniformes y símbolos de identificación en la tercera batalla de las Dunas (1658)

 
Durante la Guerra franco-española (1635-1659) se aplicaría todo lo dicho anteriormente en otras entradas en cuanto a la indumentaria militar, ya que este conflicto había surgido en el marco de la Guerra de los treinta años (1618-1648). Ver Los Regimientos de "colores" de Gustavo Adolfo de Suecia y Símbolos de identificación en el sitio de Breda (1637).

En la primera mitad del siglo XVII no existían los ejércitos "nacionales" vestidos de una manera estandarizada y era difícil encontrar unidades uniformadas de un mismo color, ya sea a nivel de compañía y mucho menos a nivel regimental. Será a lo largo de la década de 1660 cuando esto irá cambiando, como hemos visto en las entradas arriba citadas y en Uniformes y símbolos de identificación en la Guerra de la Restauración portuguesa y su Complemento.   

Si bien en las pinturas del periodo los soldados españoles son mostrados con vestidos de distintos colores, en general parecen predominar los colores pardos y colorados en varias de sus prendas.

Izquierda: Detalle de un piquero y un mosquetero hispánicos en la reconquista de Saint-Venant (1649). Derecha: Detalle de un grupo de soldados hispanos también en Saint-Venant: un piquero, un mosquetero y un arcabucero montado. (Toma de Saint-Venant, Pieter Snayers, Museo del Prado)

Detalle de una compañía de caballería española en el sitio de Ypres (1649). Los jinetes llevan plumas coloradas en sus sombreros. (Toma de Ypres, Pieter Snayers, Museo del Prado)

Detalle de un grupo soldados hispanos en el asedio de Gravelinas (1652). Los soldados cargan con fajinas -o haces de ramas- para cegar los fosos. El suboficial español lleva una alabarda, arma propia de su rango, y una pluma roja en su sombrero. (El sitio de Gravelinas, Pieter Snayers, Museo del Prado)


Aunque no existía una uniformidad definida mediado el siglo XVII, si que se puede observar en alguna representación pictórica alguna unidad o compañía vestida de manera uniforme. Así, en un cuadro, de mitad del siglo XVII, se muestra en primer plano una compañía de soldados españoles -posiblemente pertenecientes a la milicia de Toledo- estando todos ellos ataviados de forma similar.
 

Detalle de un lienzo que reproduce un "Auto de Fe" celebrado en Toledo en 1651, el cual muestra una compañía española. Todos llevan fajas coloradas, color distintivo del ejército español. Un abanderado porta una bandera con la cruz roja de San Andrés o de Borgoña. También se muestran dos músicos a la izquierda: el pífano y el tambor. (Anónimo, hacia 1656, Museo del Greco, Toledo)

 
Otro cuadro del mismo periodo, atribuido al pintor flamenco Adam Frans van der Meulen, muestra una compañía de la infantería hispánica de Flandes toda ella uniformada, con los soldados llevando chaquetas grises y calzones o pantalones de color rojo. 
 
Detalle de una compañía hispánica en los Países Bajos españoles, desplegada en línea: con los piqueros en el centro, protegiendo la bandera, y los mosqueteros a los lados, abriendo fuego. (Adam Frans van der Meulen, hacia 1650, Museo Galdiano, Madrid)
  

En una pintura de la batalla de Valenciennes (1656), atribuida a David Teniers "el Joven", viene representado un tercio -o unidad hispana- con todos sus hombres vestidos de color "gris oscuro".
 
 
Aunque en la misma pintura se reproduce otra unidad hispana que carece de uniformidad, con sus soldados vestidos con prendas de distintos colores.
 
 

Al igual que los españoles, los soldados franceses son reproducidos en las pinturas de mitad del siglo XVII con prendas de diferentes colores, si bien parecen predominar los colores apagados, de tonos grises o azules.
Así se muestra en una pintura, realizada por el flamenco Pieter Snayers, que reproduce el sitio de Landrecies (1647), y donde se muestra a los soldados franceses intentando socorrer la plaza.
 


Lo mismo ocurre con el cuadro del asedio a la plaza de Aire (Ayre o Aire-sur-la-Lys), obra también de Snayers. En él se muestra a la guarnición francesa saliendo de la plaza sitiada, después de su rendición. Aunque este episodio ocurrió en 1641, el cuadro fue elaborado en 1653, mostrando por tanto la indumentaria de los soldados franceses en un momento cercano a la batalla de las Dunas.
 
 

Los colores grises o de tonos apagados debieron ser muy extendidos en la vestimenta de los soldados de este periodo. Así, en el cuadro "El guardián de la puerta", una de mis pinturas favoritas, realizado en 1654 por el pintor neerlandés Carel Fabritius, se muestra un soldado holandés vestido de gris.



Como vimos en una entrada anterior, los soldados franceses al servicio de Portugal, en la década de 1660, vestían de color "gris". El color "gris-blanco" será adoptado posteriormente por la mayoría de los infantes franceses: hacia 1685, la infantería francesa estaba uniformada de ese color; las Guardias Francesas de azul y las Suizas lo estaban de color rojo. El color "gris-blanco" perdurará en los uniformes de los soldados franceses hasta el comienzo de las Guerras napoleónicas, al inicio del siglo XIX.
 
Detalle de dos batallones franceses en la batalla de Almansa (1707). Los soldados visten los uniformes de color "gris-blanco", que será característico del ejército francés a lo largo del siglo XVIII. Las banderas también son de color blanco. En el detalle se aprecia al oficial al mando -a caballo, con bastón de mando- y los suboficiales, portando armas enastadas. (Buonaventura Liglio y Filippo Pallota)
 

Además los soldados franceses tenían unas características propias en cuanto a su indumentaria, lo cual les otorgaba una especie de apariencia "nacional". Así los militares galos vestían un pantalón tipo "culotte", diferente a los calzones usados por el resto de militares europeos. En muchas ocasiones estos pantalones estaban decorados con lazos, cintas o flecos.
Mosquetero -izquierda- y piquero -derecha- franceses, ambos con sus característicos pantalones. El piquero lleva casco y armadura (coraza y escarcela) como protección defensiva. ("Le Mareschal de Bataille", Colbert de Lostelneau, 1647)

 
Detalle de varios militares franceses durante el asedio de Rosas (1645), en el frente catalán. Varios oficiales están en el centro, flanqueados por un piquero a la izquierda y un mosquetero a la derecha. (Sébastien de Pontault, señor de Beaulieu)
 
 
El calzado también era diferente, siendo más adornado que los sobrios zapatos de los españoles. También se diferencian los sombreros usados por ellos, que son más pequeños que los usados en otros ejércitos.  
 
Mosquetero -izquierda- y piquero -derecha- franceses. Los 2 visten sus característicos sombreros, pantalones y calzado. ("Traité de l'exercice militaire", Jacques Collombon, 1650)
 

En cuanto a la oficialidad francesa, los nobles vestían de manera más pomposa, con más aderezos y adornos, que los oficiales españoles, que en líneas generales vestían de manera más austera. Así se muestra en la pintura que reproduce el encuentro en 1660 entre los Reyes de Francia y España en la isla de los Faisanes, en la frontera franco-española, y que sirvió para ratificar la Paz de los Pirineos (1659).
 

La pintura, atribuida al pintor francés Jacques Laumosnier, representa a la izquierda al rey Luis XIV de Francia, junto al cardenal Mazarino, el duque de Orleans, y demás oficiales y nobles galos, todos vestidos de manera ostentosa, con suntuosos vestidos de colores, adornados con lazos.
A la derecha se encuentra el rey Felipe IV de España, junto a la infanta María Teresa -que iba a ser entregada en matrimonio al Rey francés- y a Luis de Haro, marqués del Carpio, valido o primer ministro del Rey. También le acompañan diversos nobles y oficiales de la Corte, todos vestidos "a la española", de manera más sobria y con colores más apagados. Destaca que varios de los cortesanos españoles portan en sus ropas cruces de las Ordenes militares de Santiago y de Calatrava.
 
 
Como hemos visto anteriormente, las unidades de la guardia francesa o de sus generales estaban uniformadas. Ver El restablecimiento del cuerpo de Mosqueteros de la Guardia.
Lo mismo ocurre con las unidades de la guardia española, las cuales siempre aparecen en las pinturas con túnicas o "capotillos" de color amarillo en este mismo periodo.
 
Grabado de un soldado montado francés del siglo XVII, posiblemente perteneciente a una unidad de la guardia. (Stefano della Bella)
 
 
Detalle que muestra al archiduque Leopoldo-Guillermo de Austria en Bruselas, en 1652. La guardia del Archiduque, Gobernador de los Países Bajos españoles, viste "capotillos" y túnicas de color amarillo. (David Teniers "el Joven")
 

En este periodo de tiempo, los soldados ingleses del Protectorado de Oliver Cromwell, aliado de Francia, en la campaña de Flandes de 1657-1658 usan "chaquetas rojas".   
Así Sir Thomas Morgan, que comandaba un regimiento inglés de Cromwell en la batalla de las Dunas, describe a sus soldados en la campaña de Flandes como casacas rojas o "redcoats":
 
"(...) then the English fell on upon the half-Moons, and immediately the Redcoats were on the top of them, (...)"

El duque de York, que servía en el Ejército hispánico de Flandes, escribió en sus memorias que, durante la batalla de las Dunas, él reconoció en el campo el despliegue de los soldados ingleses del Protectorado de Cromwell por el color rojo de sus casacas:

"(...) the English were drawing out, whom I easily knew by their redcoats:"
 
El rey de Inglaterra Jacobo II, de la casa Estuardo (o Stuart), hacia 1685. Se trata del mismo duque de York que combate en el bando español en la batalla de las Dunas, exiliado primero en Francia y luego en Flandes. El tiempo le llevará a ser coronado Rey de Inglaterra 27 años después.
Porta el bastón de mando como símbolo de General del ejército inglés, y una casaca roja con vueltas en color azul. Viste a la moda francesa, introducida a lo largo del último tercio del siglo XVII: casaca larga que llegaba hasta las rodillas, pañuelo anudado al cuello o "corbata", y peluca. (Pintura atribuida a Benedetto Gennari II)
 

Como vimos anteriormente, la llamada "Brigada inglesa" al servicio de Portugal, en la década de 1660, vestía de color rojo. Las "casacas rojas" serán adoptadas en mayor medida por los regimientos ingleses a partir de este momento, y hacia 1686 la mayor parte de la infantería inglesa llevaba "casacas rojas", con las vueltas de la casaca en diferentes colores para diferenciar los regimientos. Los uniformes de color rojo serán característicos del ejército británico hasta los finales del siglo XIX.

Detalle de dos batallones ingleses en la batalla de Almansa, con sus soldados vestidos con las famosas "casacas rojas", que serán características del ejército inglés hasta finales del siglo XIX, y que aún hoy lleva la Guardia real británica. Frente a ellos están las Guardias Españolas y Valonas, con uniforme azul y las banderas con el aspa roja de Borgoña. (Buonaventura Liglio y Filippo Pallota)



SIMBOLOS DE INDENTIFICACION EN LA BATALLA DE LAS DUNAS (1658)

Al no existir una uniformidad determinada para cada ejército, era necesario aplicar una serie de símbolos de identificación para evitar confundirse con el enemigo durante la batalla o que se produjeran incidentes relacionados con el "fuego amigo". Estos símbolos tradicionales serían las banderas, adornos determinados para los soldados, y códigos y "contraseñas" adoptados por los ejércitos. 


1-BANDERAS Y ESTANDARTES

Como hemos visto anteriormente, durante los siglos XVI y XVII, los regimientos franceses de infantería y de caballería llevaban en sus banderas y estandartes la mayoría de las veces una cruz blanca o las flores de lis como distintivo. Ver Banderas del ejército francés en la batalla de Thionville (1639) y Estandartes de la caballería francesa en la Guerra franco-española.
El duque de York indica en sus memorias como distingue a los regimientos franceses por las banderas que llevaba cada uno, mientras que a los regimientos ingleses los reconoce por sus casacas o chaquetas rojas:

"(...) a body of foot, as I had seen, compos'd of the French and Suisse Guards, the Regiments of Picardy and Turenne, all wich I knew by their coulours [banderas], as well as the English by their redcoats, (...)"
 
Detalle del socorro de la plaza de Arras por el ejército francés (1654). A la izquierda se ve una bandera de infantería francesa, con la cruz blanca, y el "moto" o lema "VIVE FRANCE"; y, a la derecha, un estandarte de caballería francesa, también con la cruz. (Grabado de Philippe Bertrand)
 
 
Y como era costumbre, los españoles llevaban en sus banderas y estandartes la cruz roja de San Andrés o de Borgoña, que también podría adoptar otro color. Siendo muy común algún otro motivo religioso en sus insignias.   

Detalle de una pintura del asedio de la ciudad de Barcelona por el ejército realista hispánico (1651-1652). Junto al alto mando español se encuentran varias banderas, que llevan la cruz o "aspa" roja de San Andrés. (Pintura de escuela española del siglo XVII)


Las banderas de los auxiliares ingleses llevarían por lo general la cruz roja de San Jorge. Las banderas del "New Model Army" de Oliver Cromwell seguirían con el mismo diseño de las banderas parlamentarias. Así cada regimiento llevaría un color que le distinguiría de los demás regimientos. De este modo, un regimiento que porta banderas azules sería referido por los autores contemporáneos como un "regimiento azul".
Sir Thomas Morgan, que refiere a sus hombres llevando "chaquetas rojas", indica la presencia en el contingente inglés de Cromwell en Flandes de un regimiento blanco y otro azul, refiriéndose muy probablemente al color de las banderas portadas por dos de los regimientos ingleses.   
 
"<<Major-General Morgan>> gave Orders, that the other five Regiments, should not move from their Ground, except they saw the Blew [blue, azul en inglés antiguo] Regiment, the White [Regiment], and the four Hundred Fire-locks, (...)"


2-BANDAS, FAJAS Y PLUMAS

Por lo general los oficiales franceses usaron bandas, fajas y plumas de color blanco.
 
Izquierda: François de Blanchefort de Créqui (o Créquy): Teniente-general del Ejército francés, comandó la derecha del despliegue galo en la batalla de las Dunas (1658). (Pintura atribuida a Pierre Parrocel)
Derecha: Retrato de un general, al que asignan ser el Marqués Jacques de Castelnau, quien tuvo el mando del ala izquierda francesa en la batalla de las Dunas. (Escuela francesa del siglo XVII)
 

Aunque, en algunas pinturas del siglo XVII, los militares franceses también son mostrados con bandas y plumas de color azul. Así viene representado en un cuadro de Snayers, que reproduce a los franceses realizando un ataque nocturno a la plaza de Lille (1645).
 
 
Y en la pintura que hemos visto del sitio de Landrecies, los oficiales franceses portan bandas, fajas y plumas indistintamente de color blanco y de color azul. 
 
 
  
En cuanto al pequeño contingente del duque de Lorena, que luchó en la batalla al lado de los franceses, pero hasta 3 años antes servía a la Monarquía española en Flandes, pudiera haber llevado bandas, fajas y plumas de color amarillo, si bien también las pudiera haber llevado de color blanco. Así, el duque de Lorena es representado en los cuadros de la época con una banda de color amarillo.
 
Izquierda: Duque Carlos IV de Lorena (Charles IV de Lorraine, Duque de Lorena y de Bar). (Anónimo del siglo XVII, Museo del Castillo de Blois)
Derecha: Duque Carlos IV de Lorena. (Anónimo del siglo XVII, Galería de Uffizi, Florencia)


Durante el turbulento año de 1652 en París, el cardenal de Retz indica en sus "Mémoires" como las banderas y estandartes españoles se enseñorearon en el Puente Nuevo, y las bandas amarillas de Lorena aparecían en la ciudad con la misma libertad que las bandas grises y azules:

"Nous vîmes les drapeaux et les étendards d’Espagne voltigeant sur le Pont-Neuf; les écharpes jaunes de Lorraine parurent dans Paris avec la même liberté que les isabelles et les bleues."
 
 
Como hemos visto en numerosas ocasiones, los oficiales españoles siempre aparecen en las pinturas de la época con bandas, fajas y plumas coloradas, siendo distintivo del ejército hispánico el color rojo.
 
Detalle de una pintura de la batalla de Valenciennes (1656), atribuida a David Teniers "el Joven", que muestra a don Juan José de Austria con faja y plumas de color rojo.
 
Detalle de otro cuadro sobre la batalla de Valenciennes, también de Teniers "el Joven", que muestra a don Juan José de Austria, varios oficiales, y soldados de caballería, con distintivos de color rojo.
 
 
En una pintura de Teniers, de la serie de cuadros sobre la batalla de Valenciennes, vemos retratados a los generales hispánicos llevando una banda colorada: don Juan José de Austria, el marqués de Caracena, el príncipe de Ligne, el duque de Württemberg y el conde de Marchin.   





Y en cuanto a los exiliados frondistas ("frondeurs") franceses, que estaban acogidos en los Países Bajos españoles y combatían al servicio de España, su general el príncipe de Condé fue retratado en la misma pintura portando una banda azul.
 

 
El príncipe de Condé también fue retratado con una banda azul por el pintor flamenco Justus van Egmont, atribuyéndose la realización de la pintura a los años de 1653-1659, durante la estancia del Príncipe en Bruselas. Si bien, otra versión del cuadro muestra a Condé con una banda blanca, representándose al fondo del cuadro la batalla de Rocroi (o Rocroy). 



Además, tradicionalmente los monárquicos ingleses también se identificaban con el color rojo, por tanto es muy probable que el día de la batalla los exiliados realistas británicos llevaran bandas, fajas y plumas coloradas, al igual que sus aliados españoles, y quizá lo mismo harían los frondistas.
 

El rey Carlos II de Escocia, pretendiente al trono de Inglaterra, en su exilio en Francia hacia 1653. En 1656, Carlos II se refugió en los Países Bajos españoles, acordando con España levantar tropas entre los realistas británicos para luchar a su servicio. En el retrato, Carlos II lleva una faja colorada, armadura y bastón de mando. El yelmo tiene un penacho de plumas blancas y rojas. (Philippe de Champaigne) 


También se podían adoptar otros identificativos para un día de batalla en concreto; por ejemplo, durante la campaña de 1656, los soldados del Ejército de Flandes y los frondistas de Condé se pusieron en los sombreros una rama de paja o de vegetación. Así lo recoge un manuscrito sobre la batalla de Valenciennes (1656), realizado por el preboste Simon Le Boucq:

"Les soldats pour se recognoistre avoient mis à leur chapeaux une trousse de paille ou de la verdure."


3-"SANTO Y SEÑA"

Para los franceses sería popular el grito de guerra "Vive la France", además de apelar al nombre de sus generales. Así, cuando los franceses intentaron tomar por sorpresa el puerto de Ostende, al inicio de 1658, fueron engañados por los hispánicos, que fingieron entregar la ciudad pronunciando sus nombres de guerra:

"(...) fingieron que se rendían: y todos comenzaron a decir, <<Viva el Rey de Francia. Viva el Mariscal Doumont [D'Aumont]."

En 1654, para el socorro de Arras, los franceses del vizconde de Turena emplearon el grito de "Vive Turenne!".

Los españoles emplearían el tradicional "Santiago y cierra España", aunque también podrían utilizar algún otro apelativo religioso. Así, el manuscrito de Simon Le Boucq indica como el Ejército de Flandes y los frondistas adoptaron como identificación en las guardias la palabra "JESUS-MARIA".


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NOTA1: El valido vallisoletano Luis de Haro venía de levantar el asedio portugués a Badajoz (1658), pero fue derrotado en la batalla de las Líneas de Elvas (enero de 1659). Después negoció y rubricó el Tratado de los Pirineos (noviembre de 1659), que puso fin a la Guerra franco-española.   
 
NOTA2: En las Guerras civiles británicas (1639-1651), la caballería y los oficiales parlamentarios ingleses usaron bandas, fajas y plumas de color naranja o de "pardo-amarillo", si bien en algunas pinturas contemporáneas se les muestra utilizando otros colores, como el azul, verde oscuro o negro... También sus soldados adoptaron pañuelos blancos anudados, o un trozo de papel blanco en sus sombreros, como divisa para algunas batallas. Aunque probablemente, en la batalla de las Dunas, el contingente auxiliar inglés de Cromwell llevara bandas y cintas de color blanco, al igual que sus aliados franceses.