viernes, 28 de noviembre de 2014

Uniformes de la Guerra de los treinta años: Los Regimientos de "colores" de Gustavo Adolfo de Suecia


Durante la Guerra de los treinta años no existía una uniformidad en los ejércitos, tal y como hoy la entendemos. Apenas había diferencia, a primera vista, entre los soldados y los civiles; y lo único en que se distinguían era en las particularidades propias del armamento que debían portar los primeros:

  • En la infantería, los piqueros portaban pica, casco y "media armadura"; en el transcurso de la guerra la armadura que llevaban se simplificaría a la coraza y el casco. Si bien, muchos de los piqueros de la formación sólo tendrían un mero casco como protección, o sólo la "media armadura" y un sombrero, o directamente ninguna protección. Los mosqueteros portaban mosquete, horquilla para sujetarlo, bandolera para llevar los frascos con la pólvora y sombrero. En la medida de lo posible se dotaba a piqueros y mosqueteros de espada y daga.

Izquierda: Piquero y mosquetero, comienzos del siglo XVII. (Sebastian Vrancx)  
Derecha: Piquero y mosquetero, hacia la mitad del siglo XVII. (Pieter Snayers)

  • En la caballería, los coraceros usaban "armadura 3/4", dos pistolas y espada; al igual que los piqueros, a lo largo de la guerra la armadura se irá simplificando, y, a finales del siglo XVII, los coraceros tan sólo tendrán coraza y casco. Los arcabuceros montados podrían llevar coraza, casco y arcabuz; pero es normal verlos representados, en las pinturas del siglo XVII, tan sólo con casco, o con coraza y sombrero. Los dragones, literalmente mosqueteros montados, armados con mosquete y espada, vestían y actuaban igual que la infantería. Característica propia de la caballería, en cuanto a su indumentaria, es que todos usaban botas altas de montar.

Izquierda: Piquero descansando y arcabucero a caballo. Derecha: Compañía de dragones. (Sebastian Vrancx)

  • Por lo general, los artilleros llevarían una indumentaria oscura o de color negro, debido a que la pólvora negra (usada hasta el siglo XIX) manchaba y dejaba bastantes residuos en la ropa. Las unidades mercenarias del este de Europa, infantería Haiduk polaca y caballería ligera croata, llevarían sus indumentarias nacionales.


Acabada la guerra de los 30 años, y a lo largo de la década de 1660, los diversos Estados europeos empezaron a mantener ejércitos permanentes en tiempo de paz. Los distintos regimientos que fueron creados (o los que ya existían), y que ahora servirían permanentemente al país, iban a ser convenientemente abastecidos y proveídos de todo lo necesario por el propio Estado y de una manera regular. Es a partir de este momento el que los uniformes nacionales y regimentales comienzan a aparecer, ya que el abastecimiento estatal se irá estandarizando, a lo largo de los años, para todo el ejército.
A finales del siglo XVII, se puede hablar, más o menos, de ejércitos nacionales europeos uniformados de una manera normalizada y reglada. Así, la infantería sueca del regimiento de Uplandia, que participó en la Guerra de Escania (1675-1679), estaba toda ella ataviada con prendas de color rojo. Sin embargo, en 1676, los soldados suecos del regimiento de Skaraborg portaban todos casacas amarillas. Y, hacia 1690, al comienzo de la Guerra de los 9 años (1688-1697), la mayoría de la infantería sueca estaba completamente uniformada con las casacas de color "azul", que será el color característico del ejército sueco hasta los finales del siglo XIX.

Combate entre un arcabucero montado y un coracero, en una representación pictórica de la Guerra de los treinta años o de la Guerra de Flandes. (Jan Martszen de Jonge)



EL UNIFORME EN LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS

El Coronel del regimiento y los capitanes de las distintas compañías que lo componían eran los encargados del abastecimiento de la ropa, calzado y todo lo necesario para sus soldados, y, en la guerra de los treinta años, podían darse por complacidos en que el regimiento tuviera simplemente suministro de armas y comida.

Se abastecía como buenamente se podía, así un regimiento podía tener compañías uniformadas de un determinado color y otras compañías estarlo de otro (o simplemente no estarlo), dependiendo del proveedor y de la remesa recibida en un determinado momento. Además, al no haber una legislación específica en cuanto a la uniformidad, el soldado buscaba autoabastecerse durante la campaña: ya fuera comprando una determinada prenda en una ciudad en la que estuviera de paso o acantonado, o, ante la necesidad (que era mucha de las veces), saqueando los cadáveres del campo de batalla, robando a los campesinos y en las haciendas por las que pasaban.

Por lo tanto, habría que hablar de una uniformidad regimental (si es que la había) más que de una uniformidad nacional o de la totalidad del ejército. En líneas generales, los ejércitos protestantes tuvieron más propensión a tener unidades uniformadas dentro de sus ejércitos, que la que tuvo el ejército imperial. 
Sin embargo, todos los contendientes usaron, en algún momento de la guerra, algún tipo de uniformidad en sus ejércitos. Dependería del ejército y del año en particular. Incluso también dependería del momento concreto de una campaña anual, en la que el desgaste propio de ella -largas marchas y contramarchas, quizá algún combate y asedio, unido a situaciones adversas del clima- haría que un soldado perfectamente uniformado, al principio de la campaña, fuera su atuendo irreconocible en el transcurso de unos pocos meses.

Se puede decir que el primer período de tiempo de la guerra vio un mayor uso de uniformidad en los regimientos; mientras que, desde la mitad de la década de 1630, la duración de la guerra y el desgaste de los contrincantes hizo que fuera más difícil proveer a los ejércitos, convirtiéndose los regimientos en masas de soldados cansados y andrajosos que algunos cuadros de esa época representan.

A todo esto, se puede añadir que las peculiaridades propias de cada país, en cuanto al uso de determinadas prendas o el modo concreto de vestir, podían conferir una especie de "uniforme nacional", reconocible a primera vista por el contrincante. Así, Estebanillo González, en su obra posiblemente autobiográfica, cuenta la curiosa anécdota de un soldado de caballería de Flandes que conoció en Zaragoza y que, vistiendo atuendo a la "usanza francesa" en la batalla de Rocroi (1643), fue confundido con el enemigo:

"había sido su compañía desbaratada; y, yéndose él retirando para ampararse al calor de nuestra infantería, un teniente de nuestras tropas, pensando que era francés (por ir en tal traje, por ser hábito más desembarazado y libre que los demás para hacer el amor y montar a caballo), le había seguido y dado un pistoletazo y dos cuchilladas; (...)"

Tras pedir licencia en el ejército, al quedar inutilizado del brazo derecho, llegó a Madrid para solicitar alguna pensión o prebenda al Consejo de Guerra, el cual:

"por no haber sido las heridas dadas por el enemigo, en castigo de querer ser arrendajo de francés y vestirse de dominguillo, con porpuén [chaleco francés] estrecho y con greguescos [calzones anchos] con bragueta encintada, no le habían querido hacer merced, antes le habían roto todos los papeles de sus servicios y remitido el memorial al Parlamento de París para que le premiase, cuando no los servicios, por lo menos el afición de quererles imitar en el uso del vestir; (...)"


LOS SIMBOLOS DE IDENTIFICACION EN EL CAMPO DE BATALLA

Como hemos visto anteriormente, al no existir un uniforme propiamente dicho que fuera un factor distintivo de los ejércitos, y ya que, al no haber una normativa específica, cada soldado podía vestir como quería (o como podía), los ejércitos contendientes de la época moderna tenían que tener una manera de distinguirse durante la confusión que se generaba en el campo de batalla.
Para ello se utilizaban los símbolos de distinción clásicos utilizados desde la antiguedad, como pudieran ser las insignias portadas por las distintas unidades, emblemas o adornos distintivos de los soldados, y "consignas" adoptadas para la batalla por todo el ejército.   


1- BANDERAS Y ESTANDARTES

La bandera, en el caso de la infantería, y el estandarte, en el caso de la caballería, era el mayor factor de cohesión de la unidad en la batalla. Las banderas y estandartes eran únicos para cada regimiento y todos los soldados pertenecientes a la unidad se agrupaban en torno a ella. Es decir, la bandera y el estandarte representaba a cada regimiento y a cada soldado perteneciente al mismo.
Por otra parte, las banderas y los estandartes eran el primer referente visual para el soldado en la confusión y el caos de la batalla. El uso de la pólvora negra en las descargas de los mosquetes y cañones producía una enorme humareda, que, sumada a la polvareda levantada por las cargas de caballería, hacía que al poco de iniciarse el combate se generase una especie de "niebla" en el campo de batalla: El soldado no veía más que humo a su alrededor; y, al producirse una "melé" o desorganizarse su unidad, el soldado podría identificar con la vista las banderas y tenerlas como referente. En caso de quedarse descolgado, no tenía más que localizar su bandera para saber que toda su unidad se aglutinaba en torno a ella.
Así, con las banderas y estandartes, un general, coronel o soldado podría conocer en la confusión y la "niebla" de la batalla la posición de su unidad; la de unidades amigas y enemigas; el haberse perdido su unidad u otras (al desaperecer de su vista la bandera), o los movimientos y evolución de las mismas.
En la Edad Moderna, como en otras épocas, las banderas y estandartes adquieren también un valor simbólico de mucha estimación para el ejército. Las victorias se contaban por banderas y estandartes capturados al enemigo, ya que las banderas capturadas representaban las unidades enemigas que habían sido "rotas" y por lo cual servían para hacer una estimación de las bajas sufridas por el enemigo.  

Por lo general, era tradicional el uso de cruces en las banderas de las Monarquías Reales: el Sacro Imperio Germánico y sus aliados utilizaban la cruz de Borgoña o cruz de San Andrés; Francia e Inglaterra también emplearon cruces en sus banderas. En cuanto a Ducados y Principados protestantes no era extraño ver motivos heráldicos, leones, franjas horizontales con sus colores particulares etc.
A lo largo del siglo XVI, las banderas ("fanor") de Suecia por lo general utilizaron una cruz amarilla, adoptando el campo del fondo todas las variantes posibles en la época. La cruz amarilla fue adoptada, al menos en algún momento entre 1520 y 1523, con el advenimiento de la dinastía Vasa al trono sueco. En 1569, el rey Juan III de Suecia ordena que todas las banderas y estandartes portados por el ejército sueco deben llevar una cruz amarilla.
Sin embargo, esta tendencia parece cambiar durante el siglo XVII, adoptándose otras variantes: como banderas únicamente con franjas horizontales, incluso banderas con un "aspa" o cruz de San Andrés. Otros emblemas como leones o "las tres coronas" también debieron ser comunes en el ejército sueco, tanto en el siglo XVI, como en el XVII.

Durante la guerra de los 30 años, Galeazzo Gualdo Priorato, testigo de los hechos, al describir las banderas de infantería del ejército de Gustavo Adolfo de Suecia, menciona banderas de varios colores con diversos logos y motivos: una gran corona; el escudo del Rey; los "motos" o lemas "GARS" (Gustavus Adolphus Rex Sueciae), "GAKVS" (Gustav Adolf König Von Schweden), o "Gustavus Adolphus Rex Fidei Evangelicae Defensor"; también alude a una bandera con un Sol, nubes, y el lema "Sero sed Serio".

Coraceros suecos con los característicos cascos de tipo "langostera"; detalle de un grabado que retrata a Gustavo Adolfo en la que parece la batalla de Breitenfeld (1631). Los estandartes de los coraceros muestran "las tres coronas", emblema del escudo de Suecia. (Jacob van der Heyden)


En cuanto a los estandartes de caballería, si los imperiales usaban tanto motivos religiosos como el águila imperial, los suecos y los príncipes protestantes usaban motivos más paganos (la diosa Fortuna o la diosa Justicia), escudos heráldicos, leones etc. El icono del "brazo armado con espada" o "brazo armado de Dios" sería muy utilizado tanto por imperiales como por suecos y príncipes protestantes.
Además de estos emblemas, en la caballería sueca se repetían los iconos de las banderas de infantería (corona, escudo real, lema "GARS"...). Los colores de los estandartes en la caballería sueca se reportan prácticamente de todos los colores (blanco, verde, rojo, naranja...).


2- BANDAS, FAJAS Y PLUMAS

Al no existir ninguna uniformidad, el método de distinción más utilizado en los siglos XVI y XVII era el uso de una banda, que cruzaba el pecho desde el hombro al costado; el uso de una faja en la cintura  y el uso de plumas en los cascos o en los gorros. Todas ellas de un determinado color, que diferenciaría a un ejército del contrario, que usaría un color diferente.

Aunque en algunos cuadros y grabados de mitad del siglo XVI se puede ver a los soldados portando bandas, éstas quedaron relegadas a lo largo del siglo XVI a la oficialidad de más alta categoría. Lo mismo se puede decir de las fajas, que es muy común verla representada en toda la oficialidad de menor graduación.
Así, al adornarse los oficiales con bandas y fajas, éstos eran el primer referente visual en el campo de batalla, ya que se posicionaban en frente y alrededor de los enormes cuadros de infantería, guardando el orden y movimientos de los mismos, e identificando, por tanto, al cuadro de infantería frente al enemigo.

La casa Habsburgo de España, como la de Austria, tradicionalmente se identificaba con el color rojo. Durante la guerra de los 30 años, los suecos usaron más variedad de colores en las bandas y fajas; y, en el transcurso de la guerra, se fue estandarizando el color azul.
En la batalla de Breitenfeld (1631), Gualdo Priorato describe al general sueco Johann Banér portando una banda "azul claro"; al rey Gustavo Adolfo con una pluma verde en el sombrero; y al aliado Elector de Sajonia, con una banda negra. Esta amplia gama de colores en las bandas, fajas y plumas (amarillo, verde, azul...), con que los suecos aparecen representados en las pinturas de mitad del siglo XVII, se explica con que bastaba con no utilizar el rojo, color identificativo del enemigo y sus aliados (los ejércitos del Sacro Imperio Germánico y de España). Sin embargo, las representaciones pictóricas de los generales suecos, en el período final de la guerra de los treinta años, los muestran siempre con una banda azul.

Oficial de una compañía de infantería: un Sargento español o un Teniente o Sargento imperial. Porta una alabarda, arma propia de su rango, con un distintivo de color rojo, además de una faja del mismo color. (Sebastian Vrancx)


Relegadas las bandas, fajas y plumas a los oficiales, justo antes de una batalla se improvisaban símbolos a mayores para los soldados que los distinguiesen del contrincante: Así, se podría acordar que todos llevaran una rama o un manojo de una planta concreta en los sombreros y cascos; cintas o trozos de tela de un color determinado en los sombreros y cascos, o anudado al brazo o a la pierna; portar en la batalla alguna prenda de un color determinado o incluso un trozo de papel en la ropa o en los sombreros y cascos. También, si se tenía conocimiento que el enemigo iba a utilizar un determinado distintivo para la batalla, bastaría sencillamente con no llevarlo. Por ejemplo, durante las guerras guerras civiles británicas (1639-1651), para las batallas de Dunbar (1650) y Worcester (1651), el ejército de Oliver Cromwell adoptó simplemente el no llevar encima nada blanco, ya que el color blanco fue el distintivo de los escoceses y los parlamentarios cuando combatieron juntos anteriormente.

Oficiales españoles: El Capitán o un Maestre de campo, a caballo, lleva faja, cinta en el sombrero y pluma de color rojo; el Sargento lleva la alabarda, arma distintiva del rango. (Pieter Snayers)


A diferencia de la infantería, todos los soldados de caballería estaban identificados con fajas, cintas o plumas del color representativo de su ejército, ya que la caballería entraba en "melé" con la caballería contraria casi constantemente desde el comienzo mismo de la batalla, y combatía "cuerpo a cuerpo" con más frecuencia que la infantería.


3- "SANTO Y SEÑA"

Como el mismo nombre indica, sería adoptar, justo antes de la batalla, una contraseña o palabra que serviría para identificarse en la confusión del combate, así como al realizar una carga al contrario. También en la confusión generada al perseguir al enemigo en retirada del campo de batalla, en la cual los soldados se mezclaban y los soldados derrotados se deshacían de las cintas, plumas o ropas que los pudieran identificar. Por último, también se acordaría para un ataque nocturno a un campamento, reducto etc. o para defenderlo.

Se solían utilizar palabras de caracter religioso en el caso imperial, bávaro y el español. De ahi que nos ha llegado a día de hoy la expresión "Santo y Seña", que podría indicar un nombre religioso y otro nombre común: Por ejemplo "Por Dios y el Rey". Por otro lado, podría indicar un nombre religioso (o el que se acordase) y la señal acordada para el combate en los vestidos del soldado (plumas, cintas etc.).
Por úlitimo, aquí se encuadraría el famoso grito de carga realizado por los tercios españoles, que está recogido en los documentos: "Santiago y cierra España". Aunque al ser éste tan conocido, incluso entre los enemigos, bien pudiera ser que esta expresión quedara relegada a "grito de combate" y se acordara otra como identificación. 

Las confusiones en la batalla eran frecuentes, y, en último recurso, el "Santo y Seña" era la clave secreta conocida por cada uno de los contendientes. Además, esta contraseña era obligada, ya que la ambiguedad de las símbolos identificativos anteriores facilitaba todo tipo de engañizas y estratagemas que podía adoptar el enemigo: Por ejemplo, en 1624, un contingente holandés intentó tomar Amberes por sorpresa; para acercarse a la plaza figuraron ser un convoy de provisiones español, cambiando sus bandas naranjas por otras de color rojo y añadiendo cruces de Borgoña a los carromatos, pero en el último momento los centinelas abortaron la sorpresa.



UNIFORMES REGIMENTALES DE "COLORES" EN EL EJERCITO DE GUSTAVO ADOLFO DE SUECIA

Cuando Gustavo Adolfo de Suecia entra de pleno en la guerra de los treinta años, en 1630, su ejército de campaña estaba formado por unos 30.000 efectivos -reclutas suecos y finlandeses, y mercenarios británicos, bálticos, daneses y holandeses- a los que se unirían posteriormente mercenarios y auxiliares alemanes.
Entre las unidades de este ejército se encontraban los regimientos "amarillo", "azul", "rojo" y "verde". Estos regimientos se formaron antes de la guerra y tenían la consideración de tropas de élite, al igual que los regimientos de mercenarios escoceses al servicio del Rey sueco.

Tradicionalmente se considera a Gustavo Adolfo de Suecia el introductor de las unidades uniformadas dentro del ejército. Sin embargo, esta aseveración no queda del todo clara: Efectivamente, algunas de las unidades del ejército sueco de la guerra de los treinta años -durante la fase de intervención de Gustavo Adolfo (1630-1632), incluso llegando a 1634- son nombradas por "colores", pero no queda especificado si se trata precisamente de sus uniformes. El historiador Geoffrey Parker señala que la denominación de los regimientos suecos por "colores" es debido al color específico de las banderas que portaban, y no a sus uniformes.
Algunas de las banderas de los regimientos suecos son conocidas por el manuscrito de Möhner, el cual pintó las banderas que observó durante la ocupación sueca de Augsburgo; y, en su caso, parece corresponder la denominación del regimiento con el color de sus banderas.
De todos modos, parece que ya existían unidades denominadas por colores en otros ejércitos protestantes anteriores a Gustavo Adolfo: Así, en 1619, dos regimientos levantados por el Ducado de Brunswick-Wolfenbüttel estaban ataviados con prendas de color azul. Y en los ejércitos de Ernesto de Mansfeld y de Cristián IV de Dinamarca había algunos regimientos que eran denominados por "colores".

También pudiera referirse, además de las banderas, al color de los símbolos identificativos del regimiento, como las bandas, fajas y plumas de los oficiales. En una relación de la batalla de Lützen (1632), Diego Duque de Estrada, quien se halló presente en la misma al servicio del Sacro Imperio Germánico, describe el orden de batalla del ejército sueco, enumerando entre los distintos regimientos suecos a los regimientos "amarillo", "azul" y "verde":

"(...) en el cuerpo de los batallones cuatro grandes escuadrones: el primero de suecos, llamado el regimiento de la banda pagiza [amarilla]; el de la Guardia Real fue el segundo; el tercero de la banda azul, del coronel Venchel [Hans Georg aus dem Winckel], y el cuarto de la banda verde, del duque de Vaymar [Weimar]."

Con la siguiente descripción de Duque de Estrada del ejército sueco, se puede dilucidar que los distintos regimientos suecos estaban divididos por los colores de las bandas y plumas:

"(...) formando un teatro que después fue túmulo del Rey [Gustavo Adolfo], cuyas lucidísimas armas, bizarros caballos, trajes diversos, plumas de colores, bandas diferentes, formaban un amenísimo prado de diversas flores, tan agradable a la vista cuanto después infausto."

La consideración de tropas "escogidas" o de élite, para los regimientos de "colores", viene determinada en la relación de la batalla de Lützen de Duque de Estrada:

"(...) y embistiéndonos los de la banda amarilla y en su socorro la azul, desordenaron tres escuadrones de los nuestros; pero fueron del cuarto escuadrón nuestro hechas pedazos estas dos insignias famosas amarilla y azul, y queriendo el Rey vengar tanto a éstos cuanto a los del cuerno [ala] izquierdo desbaratados de nuestra caballería, (...)"

A tenor de lo dicho por Duque de Estrada, otras fuentes señalan que en los regimientos "amarillo" y "azul" causaron baja más del 50% de sus efectivos en la batalla de Lützen.


Por otro lado, por la crónica del italiano Galeazzo Gualdo Priorato (prototipo de mercenario, ya que luchó en ambos bandos durante la guerra de los treinta años), se puede entrever que los colores regimentales en el ejército sueco se debería no sólo a las banderas, o las bandas y plumas, sino al propio atuendo de los soldados. Así, al describir el orden del ejército sueco en la batalla de Breitenfeld (1631), Galeazzo señala de la vanguardia:

"I battaglioni della fanteria, che stavano nella vanguarda, erano guidati dal Banner [Johann Banér] Maresciallo di campo, di natione Suezzese, (...)
Era la maggior parte de' soldati vestiti di casacche azzurre, e gialle."

Tal como dice Galeazzo, en la vanguardia de Breitenfeld estuvieron los regimientos "amarillo" y "azul". En la batalla de Lützen, Galeazzo también menciona los colores de la indumentaria de los infantes suecos de la primera línea del centro, lugar donde estaba el regimiento "amarillo":

"(...) i battaglioni di ritegno erano disposti, parte di nere, e parte di gialle casacche adobbati,"

En cambio, al narrar el orden sueco en la batalla de Hessisch-Oldendorf (1633), Gualdo Priorato alude sólo los colores de las banderas al referirse a los regimientos, y no al color de sus uniformes:

"(...) quattro milla fanti in tre battaglioni divisi de' reggimenti di Luneburg, e di Chinipausem [Dodo von Knyphausen] sotto ventiotto bandiere azzure, e gialle, (...) d' altri quattro milla fanti divisi in tre battaglioni composti de' reggimenti de' Colonnelli Lanstels [¿James Lumsden?], Conte d' Erbesteim [Eberstein], e del Landgravio [Landgrave de Hesse-Kassel] soggetti a 36. bandiere Aranzate, e verdi, a' quali comandava il Duca di Luneburg (...)"


En las memorias de Robert Monro, que se alistó en un regimiento de mercenarios escoceses al servicio de Dinamarca y de Suecia, durante la Guerra de los treinta años, vienen nombrados los regimientos de "colores" del rey Gustavo Adolfo de Suecia. Cuando narra los momentos finales de la batalla de Breitenfeld, Monro menciona al regimiento "azul", el cual aperece como "Brigada":

"The enemy thus fled, our horsemen were pursuing hard, till it was darke, and the blew [blue, azul en inglés antiguo] Briggad, and the commanded musketiers were sent by his Majesty to helpe us, (...)"

Monro también describe la batalla de Lützen, citando a los regimientos "amarillo" y "azul", y confirma su buen comportamiento en la batalla y las fuertes bajas sufridas:

"After this, the other Swedens Briggad, or yellow Regiment of the Guard is come after, (...) or of the three squadrons, or Battailes of the enemies foote, being foure times stronger than they, which they manfully did beate, making them to give ground, till they were ruin'd, (...) at last, with the blew Regiments comming up to relieve them, driven backe, and almost so scattered, that they were ruined, (...)"


En la crónica de Diego de Aedo y Gallart de la batalla de Nördlingen (1634), en la que prácticamente gran parte del anterior ejército del difunto Gustavo Adolfo de Suecia quedó deshecho ante el ejército combinado de España y del Sacro Imperio Germánico, también aparecen mencionados los regimientos "amarillo", "azul" y "negro":

 "A esta misma sazón se arrojó el enemigo sobre los Napolitanos de Toralto con un grueso escuadrón de Caballos, a quien siguió otro de Infantería Escocesa, que era el nombrado Amarillo. (...)
 Acometía también en este mismo tiempo el enemigo con sus famosos y nombrados Regimientos azul y negro y mucha Caballería al puesto de Don Martin de Idiaques [Martín de Idiáquez], con gran tesón y obstinación; (...)"


A todo lo anterior, cabe decir que en un cuadro de Pieter Snayers, sobre la batalla de Kircholm (1605), vienen representados claramente en el ejército sueco varios regimientos de "colores". La pintura fue realizada hacia 1619-1630 como encargo del rey de Polonia, Segismundo III. 
Snayers, para pintar el cuadro, aun siendo de un hecho acontecido muchos años atrás, se basaría, como acostumbraba, además de las crónicas y documentación acerca de la batalla a pintar, en descripciones directas de los militares que estaban en los Países Bajos.
Tanto Bruselas como Amberes se llenaban de avisos y de noticias, dados por soldados y funcionarios venidos de Alemania, contando los sucesos acaecidos en esas tierras. Snayers tendría un acceso de primera mano a toda esa información. Habría conversado con militares veteranos de alguna campaña de la guerra de los 30 años o de las guerras del báltico, y le habrían relatado con todo lujo de detalles la apariencia de los soldados suecos y polacos, ya sea por testigos directos o por lo que hubieran oído contar en las tierras del Imperio Germánico.


Regimiento "rojo" sueco.


Regimiento "azul" sueco. El oficial al frente de la formación también lleva faja y penacho de color azul.


Un segundo regimiento "rojo" sueco. Los tenientes y sargentos lucen también la misma uniformidad que los mosqueteros.


La pintura muestra, en al menos tres de los regimientos de infantería sueca, una cierta uniformidad en los colores de los "capotillos" de los mosqueteros; y, en dos de los regimientos representados, parece coincidir el color de los "capotillos" con el de las banderas que portan. Las bandas, fajas, plumas y cintas de los oficiales suecos son de color amarillo y azul.

Como curiosidad, indicar que, en el cuadro de la batalla, Snayers muestra a la infantería Haiduk polaca toda ella uniformada con prendas de color azul oscuro, y a los húsares polacos ataviados con sus característicos atuendos nacionales.

_______________________________
NOTA1: La Brigada era el equivalente sueco al escuadrón o batallón, es decir, era una agrupación provisional de varios regimientos para una determinada batalla o acción bélica. En algunas ocasiones, un único regimiento podía conformar una Brigada, siempre que el regimiento fuera lo sufientemente numeroso.
La Brigada era dirigida por el mando del regimiento más antiguo o prestigioso de los que lo conformaban; por tanto, si uno de los regimientos de "colores" era amalgamado a otros para formar una Brigada, ésta sería comandada por el coronel del regimiento "de color".
La Brigada adoptaba el nombre del coronel que la mandaba o, en su caso, el del regimiento "de color"; habida cuenta que en el campo de batalla sería fácil distinguir a la Brigada de otras por los colores de banderas y otros símbolos de identificación del regimiento "de color" integrado en ella.

NOTA2: Aunque Aedo haga alusión al regimiento "azul" en la batalla de Nördlingen (1634), no queda clara su presencia en la misma, pudiéndose tratar de otro regimiento sueco que tuviera un identificativo azul. También confunde la Brigada escocesa con la "amarilla", las cuales sí que estuvieron presentes en la batalla.
Aunque Gualdo Priorato menciona varios colores en las banderas suecas de la batalla de Hessisch-Oldendorf (1633), en dicha batalla sólo participaron, de los regimientos de élite suecos, el regimiento "amarillo", algunas compañías del "azul" y posiblemente el regimiento "blanco".