lunes, 23 de diciembre de 2013

Banderas del ejército palatino-bohemio de Federico V, Conde del Palatinado



Estandarte de caballería del Palatinado




Estandarte de caballería de Bohemia




Estandarte del Regimiento de coraceros de Ernesto de Mansfeld






1, 2 y 3- Banderas de infantería de las milicias del Palatinado y de Bohemia


lunes, 16 de diciembre de 2013

Uniformes de la batalla de la Montaña Blanca


Tradicionalmente se considera que Gustavo Adolfo de Suecia fue el introductor de los uniformes regimentales en la guerra de los 30 años, al ser nombrados algunos de sus regimientos por colores (regimiento "azul", "amarillo", "rojo", "verde"...). Sin embargo, algunos historiadores piensan que el nombre de cada regimiento haría referencia al color de sus banderas (las cuales sí son conocidas), en lugar de referirse al color de la indumentaria de los soldados. También se conocen los casos de regimientos divididos por colores en los ejércitos protestantes de Ernesto de Mansfeld y de Cristián IV de Dinamarca. Pero muy poco es conocido acerca de la uniformidad en el bando imperial y bávaro.

Según era costumbre en la Edad Moderna, y como muestra la obra documental y pictórica de esa época, cada soldado vestía como quería (y como buenamente podía). No había reglamentación específica para la uniformidad de un ejército, limitándose únicamente a los distintos simbolos identificativos que debían portar en campaña (iconografía específica en las banderas; bandas y plumas de un determinado color etc.).

Sin embargo, una serie de 4 pinturas, ubicadas en Santa María della Vittoria (Roma), que recoge diferentes fases de la batalla de la Montaña blanca (1620), muestra una cierta uniformidad en el ejército coaligado imperial de Bucquoy y de la Liga Católica de Tilly. Las pinturas son atribuídas a Snayers, pero su autoría no queda clara, incluso en el número de autores.
La obra no sólo presenta colores regimentales; además, algunos de los regimientos muestran en lo que parece un "capotillo" o una "sobrevesta" (casaca de mosquetero) cruces de Borgoña o de San Andrés. Los imperiales utilizaban en sus banderas la cruz de Borgoña; los bávaros de la Liga Católica acabaron incorporándola en las suyas, y en la batalla participaron unidades auxiliares hispánicas, las cuales también utilizaban la cruz de Borgoña como símbolo.

También ocurre que, en al menos dos de los regimientos representados, parece coincidir el color del "capotillo" o la "sobrevesta" de los soldados con el de las banderas que portan. Las bandas, fajas y plumas de los oficiales son de color rojo (imperiales y auxiliares hispánicos), azul y amarillo (bávaros de la Liga Católica).
En el caso del ejército protestante de Federico V del Palatinado -formado por checos (bohemios, silesios y moravos), alemanes y caballería transilvana- algunos de sus regimientos son mostrados con colores, con las bandas, fajas y plumas de los oficiales de color naranja y verde oscuro (o negro).


Soldados bávaros de la Liga Católica, portan cruces blancas de San Andrés en las "sobrevestas". (1ª Fase)


Regimiento "gris" y regimiento "rojo", ambos de la Liga Católica. (3ª Fase)


Regimiento lorenés de Floreinville con "capotillos" o "sobrevestas" amarillas, al lado del regimiento bávaro de Bauer, de azul. (2ª Fase)


Regimiento "azul" bávaro de la Liga Católica. (1ª Fase)


Regimiento bávaro con la cruz de Borgoña blanca en la "sobrevesta", arriba regimiento "amarillo" de la Liga Católica. (3ª Fase)


Regimientos imperiales, el de la derecha porta cruces de Borgoña negras sobre el "capotillo" o la "sobrevesta". (4ª Fase)



En la obra pictórica de la guerra de los 30 años, no suele aparecer ninguna uniformidad de manera tan clara como en esta serie de pinturas. Quizá pudieron ser realizadas en base a las descripciones de algún "testigo vista" de los acontecimientos. En la batalla participó alguna unidad auxiliar florentina y napolitana; aparte, la iglesia donde está depositada la obra pictórica fue consagrada a la Virgen María después de la batalla de la Montaña Blanca.
En este caso, esto reflejaría una cierta uniformidad, tanto en las tropas imperiales como en la de los rebeldes checos, en los primeros años de la guerra, y que a lo largo de la misma se iría perdiendo, debido a la falta de recursos por la dureza del conflicto.

Pero también, pudiera ser que esta obra refleje unidades vistas por el autor (o autores) en Italia; y que en la acaudalada Italia de la época, lejos de los duros y largos enfrentamientos que se daban en el centro de Europa, hubiese los recursos necesarios para tener a las distintas unidades, que estaban en su suelo, bien abastecidas y proveídas de todo lo necesario. Lejos de los soldados, a veces andrajosos y harapientos, de Vrancx o de Snayers, quizá el autor pintó a los soldados que veía en Roma.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Bosquejo biográfico de Alejandro de Bournonville, Conde de Hennin-Liétard


En los siglos XVI, XVII y XVIII, los puestos de mando militares estaban reservados, en la gran mayoría de los casos, a la nobleza. La promoción nobiliaria en la milicia era meteórica, en comparación con los soldados rasos, salidos de la masa campesina o de la pequeña burguesía de las ciudades.
Mientras los soldados debían de esperar cerca de 10 años para poder promocionar a capitán de una compañía, a la nobleza bastaba con servir 3 años con la pica o el mosquete, ó directamente se le daba la compañía, incluso la podía comprar.

Ser noble facilitaba las cosas, y, ejercer un tiempo en el ejército, le daba la oportunidad a poder ser compensado por el Rey con puestos políticos y señoriales. La larga guerra de los ochenta años, hizo que la nobleza flamenca de los Países Bajos Españoles se implicara activamente en la contienda, creándose auténticos linajes militares nobiliarios.

Un ejemplo típico puede ser la vida de Alejandro de Bournonville: Hijo de Odoardo de Bournonville, Conde de Capres, coronel de un regimiento valón y gobernador de Arras. En su niñez, Alejandro fue "menino" de la Infanta Isabel Clara Eugenia, en la Corte de Bruselas. Tras una estancia, en su juventud, en Florencia y Viena, regresa a los Países Bajos Españoles. Su abolengo hace que sea nombrado Gentilhombre de la Cámara del Archiduque Alberto. Hacia 1607 fue capitán de una compañía valona; y, en 1614, obtuvo una compañía de lanceros a caballo.

Posteriormente participa, al mando de un tercio valón, en las campañas de Bohemia con las fuerzas auxiliares del Imperio, en el inicio de la guerra de los treinta años: Convaleciente de una herida grave, regresó a los Países Bajos. Su tercio combatió en la batalla de la Montaña Blanca (1620), encuadrado con el otro tercio valón de Guillermo Verdugo.
En 1621, recuperado de su herida, "continuó en servir contra los herejes de Holanda, mandando el más antiguo Regimiento Walon, con el cual se señaló en todas las ocasiones que se vino a las manos;". Mandó el tercio durante 10 años, y después es promocionado a gobernador de Lille.


Detalle de un grabado de la batalla de la Montaña Blanca: A la derecha de la composición se encuentra el enorme cuadro o "batallón" de Guillermo Verdugo, compuesto de los tercios valones de Verdugo, y de Bucquoy-Hennin. A la izquierda, el "batallón" con los regimientos alemanes de Breuner y Tieffenbach, mostrado deshaciéndose y con soldados huyendo, ya que tuvo muchas bajas. Detrás de ellos, se vislumbra el cuadro o "batallón" napolitano de Carlo Spinelli. (Theatrum Europaeum, Merian)


Esteban Casellas, que escribió una obra laudatoria de la Casa de Bournonville, bosqueja la vida del Conde de Hennin. El autor da una especial importancia a su participación en la batalla de Fleurus:

 "Alexandro Primero, Señor, y Duque de Bournonville, Conde de Hennin, Caballero del Tuson [Toisón], y Gobernador de la Provincia de Lila [Lille], ó Flandes Walona [Lille, Douay y Orchies], hijo único de Odoardo, nacido tres meses antes de su muerte [nació en Septiembre de 1585, en Bruselas], para continuar sus hazañas, y glorias, se aplicó del todo a la guerra, con notable inclinación a ser soldado, como lo fue bizarro, magnífico, y muy estimado por su valor. Comenzó a servir con cargo de Capitán de Corazas, o Lanzas [caballería], como entonces las llamaban. Fué también Capitán de una de las Compañías de Infantería ordinarias, que instituyó Carlos V en aquellos Países. Desta manera siguió los Reales Ejércitos en Flandes, esmerándose en todas las ocasiones que se ofrecieron, hasta las treguas que se hicieron con Holanda [1609]. Pasó a servir al Emperador en las guerras que tenía contra el Conde Palatin [Palatino], sobre el Reino de Bohemia [1618]; siendo así, que el Palatin era primo segundo del Duque Alexandro: pero pospuso éste las obligaciones del estrecho parentesco, a las innatas de servir a la Iglesia, y a la Augustísima Casa de Austria. Trajo consigo a aquellas guerras un Regimiento de 3.000 walones [valones], la mayor parte a sus costas, y expensas propias: y otro Regimiento del General Conde de Buquoy [Bucquoy], de otros tantos infantes; y uno de Caballería del Coronel Gaucher [Jean Varods de Gauchier], y con estos 6.000 infantes, y 1.000 caballos, llevándolos muy en orden atravesó con magnífico aparato la Alemania [1619], y llegó a Bohemia en ocasión que el de Buquoy estaba muy apretado de los enemigos en Budvitz [Budweis], y con tal socorro, no solo quedó libre; pero aun se amedrentaron tanto los enemigos, que el mismo Palatin desmayó, y desconfió de poderse mantener contra gente tan escogida.
 En el asalto de Pisca [Písek], pretendiendo el Duque Alexandro llevar la delantera con su gente, fue por si mismo a reconocer el foso, y murallas, de una almena de las cuales le hirieron mal de un mosquetazo, atravesándole la bala toda la cara, quitándole algunos dientes, y prinvándole de la facultad visiva del ojo derecho. Vengáronle bien sus soldados, entrando llenos de coraje la Plaza a fuerza de armas, irritados de la desgracia del Duque, a quien amaban como a padre, por su valor, y benéfica leberalidad. Pero a éste, para curar de tan cruel herida, le fue forzoso dar la vuelta a su Casa: y curado al fin, no sin gran dificultad, entró de nuevo en los Ejércitos de Flandes, en los cuales se portó de calidad, que la Infanta Isabela Clara Eugenia le escogió para embiarle a asistir a Don Gozalo de Córdoba General del Ejército opuesto al General Conde de Mansfelt [Mansfeld], bastardo de la Casa de Mansfelt, que había sido paje de la madre de nuestro Duque, el cual fue causa entonces de que Don Gonzalo diese la batalla [Fleurus, 1622] a Masfelt, y al Príncipe de la Casa de Brunsvich [Brunswick] Obispo de Halberstat [Halberstadt], en la cual peleó el Duque Alexadro como voluntario en la Infantería, que la Caballería había ya abandonado el campo; pero volviendo a él, fue por consejo del Duque enviado un número de infantes a una haya, y pasaje, para impedirlo a las tropas de Halberstat, y Masfelt, que recibieron allí el mayor daño, y ruina de los suyos. Quedó el campo por los nuestros, dejando maltratados a los enemigos, los cuales pasaron descalabrados a juntarse con los Holandeses, que era su mayor pretensión. Asisitió después en el celebrado sitio de Bredá [Breda, 1624-25], y fue gran parte en la tentativa del socorro de Boisleduc [s'Hertogenbosch, 1629]. A la entrada de la Veluè [Veluwe], País de los Holandeses, fueron muy señaladas sus acciones: entonces hubo de perder parte de su ropa, y caballos en Wesel, por la sorpresa de aquella Plaza [Agosto, 1629]. Finalmente se puede decir con verdad, que no hubo facción importante en aquellos Ejércitos, en que no se hayase, y fuese gran parte de su buen logro, hasta que le dieron el Gobierno de la Flandes Walona [1631], que su padre Odoardo había conservado al servicio del Rey. Estos son algunos de los testimonios (...) de su prudencia, y Política, en tres embajadas extraordinarias que hizo, una al Emperador [1627], y dos en Francia, a Enrique IV la una [¿1607-10?], y a Luis XIII la otra [1630], dando en todas cabal satisfacción a sus Príncipes. Murió en 1656."


Alejandro casó con Anne de Melun y tuvo 4 hijos soldados: Alejandro, Ambrosio-Francisco, Wolffang-Guillermo y Juan Francisco.

Alejandro Hipólito II de Bournonville (Alexander Hyppolyte II de Bournonville): De igual nombre que su padre, fue el hijo primogénito y, por lo cual, el heredero de sus títulos. Ostentó el cargo de Virrey de Cataluña. (Doze frutos de la muy antigua y ilustre casa de Bournonville, Esteban Casellas)

  • Su primer hijo, Alejandro, heredó el título de Conde de Hennin; y, al igual que su padre, fue Caballero del Toisón. Fue soldado en la compañía de su padre, y en 1638 pasó al servicio del Imperio Germánico, al mando de una compañía de coraceros a caballo. En 1643 fue nombrado coronel de un regimiento de infantería imperial y gobernador de la plaza de Ham. Se distinguió con su regimiento en la batalla de Allerheim o segunda batalla de Nördlinghen (1645). Su promoción en los cargos fue totalmente ascendente, llegando al cargo de "Feldmarschall" del Imperio, es decir Mariscal de Campo General de todo el ejército imperial. Alternó sus servcios entre el Sacro Imperio Germánico y España, para ser nombrado finalmente Virrey de Cataluña (1678).

  • Ambrosio-Francisco, duque de Bournonville, fue coronel de un regimiento valón al servicio de Francia (1645-1651) y llegó a ser mariscal de campo y gobernador de París (1657-1662).

  • Wolffang-Guillermo, vizconde y barón de Barlin, combatió al servicio del Imperio, durante la guerra treinta años, en el regimiento de su hermano Alejandro. Pasado al servicio de España, fue coronel de un regimiento mercenario alemán y ascendió a gobernador de Mons, Valenciennes y, finalmente, Bruselas.

  • Juan-Francisco, barón de Capres y marqués de Risbourg, fue capitán de una compañía de infantería en el regimiento alemán de su hermano Wolfang-Guillermo. Desde 1656, mandó un tercio valón en el frente de Cataluña hasta la firma con Francia de la Paz de los Pirineos (1659). Vuelto a Flandes, sucedió a su hermano, Wolfang-Guillermo, en el cargo de coronel del regimiento alemán que ostentaba.


jueves, 14 de noviembre de 2013

Banderas de las Provincias Unidas de los Países Bajos en el sitio de Breda


El cuadro de "La rendición de Breda", de Velázquez, muestra una bandera de la guarnición holandesa; que desfila, con todos los honores, justo detrás de la escena principal de la obra pictórica. La bandera consta de tres franjas horizontales, con los colores azul, naranja y blanco, colores de la librea del Píncipe de Orange.




Una segunda bandera se aprecia a la izquierda de la composición, entre las dos alabardas de los guardias holandeses: La bandera consta de tres franjas horizontales, en orden blanco-azul-naranja.
Aunque la bandera más comúnmente representada, tanto en cuadros como en grabados de los siglos XVI y XVII, muestra la división en 15, 11, 9, 7 ó 6 franjas horizontales. Los colores podían variar: desde los colores personales del capitán de la compañía, los colores de una ciudad que represente una milicia, a los colores de las armas del Príncipe de Orange.




Las banderas con los colores del Príncipe de Orange (azul, naranja y blanco) no tenían una secuencia establecida: combinándose aleatoriamente los tres colores y repitiéndose en esa misma serie a través de las franjas horizontales. Incluso algún color podía alterar ese orden.
A lo largo del siglo XVII, poco a poco se irá estandarizando el orden de la bandera en tres franjas horizontales: naranja-blanco-azul. Y hacia 1630, la franja de color naranja comienza a ser sustituída por una franja de color rojo. A partir de ese año, diversas pinturas empiezan a mostrar la bandera tricolor, rojo-blanco-azul, tanto en barcos como en fortificaciones.
Se aduce que la razón era hacer más reconocible, en cuanto a visibilidad, la bandera holandesa: El color apagado del naranja, en las largas distancias marítimas o con el humo del combate, podría dificultar su distinción correctamente. 

Detalle de la batalla naval de Lillo (1574), mostrando una de las banderas utilizadas por los rebeldes neerlandeses: 8 franjas horizontales y los colores del Príncipe de Orange. (Tapiz de Jan de Maecht)





1 y 2- Reverso de banderas de infanetería de las Provincias Unidas, Vista caballera del sitio de Breda (Snayers)

Estas banderas muestran una "banda" que cruza el campo desde el extremo superior, junto al asta, hasta el extremo inferior opuesto. En las pinturas de los siglos XVI y XVII, que muestran banderas holandesas, la "banda" viene representada en color azul oscuro, naranja (claro u oscuro) y blanco.
El campo solía ser blanco, naranja y azul claro, aunque pudiera adoptar otro color. También es común ver alguna bandera con la "banda" y el campo dividido en franjas horizontales, las cuales adoptarían cualquier color (el del capitán, la ciudad o la casa de Orange).

Las banderas con esta "banda" fueron ampliamente utilizadas por el ejército neerlandés durante la guerra de los 80 años, quizá por la afinidad tanto ideológica como de mutuo auxilio que tuvo con los hugonotes franceses. El partido hugonote francés adoptó la "banda" como señal identificativa para sus banderas, en contraposición con las cruces blancas de las banderas del partido católico francés.
La bandera con la "banda" pudo haber sido en sí mismo un símbolo ideológico y político para los partidos protestantes; en su lucha con las monarquías católicas, que generalmente ostentaban cruces en sus banderas.  

miércoles, 30 de octubre de 2013

Banderas de los tercios españoles, hacia 1625


Las banderas del ejército hispánico de los siglos XVI y XVII portaban en la gran mayoría de los casos el "aspa" o cruz de San Andrés. También llamada cruz de Borgoña, aparece ya en los frescos, grabados y tapices de la batalla de Pavía (1525), en su forma más simple.
Si bien, la adopción general del "aspa" en las banderas del ejército español pudo darse unos años antes, tras la coronación del rey Carlos I de España como Emperador del Sacro Imperio Germánico, en 1520: En la batalla de Villalar (1521), ambos bandos usaron como símbolo distintivo cruces (blancas para los imperiales y rojas para los comuneros), sin que se pueda determinar en los documentos si ya se trata de la cruz en forma de "aspa". La consiguiente guerra con Francia, que comenzó ese mismo año, haría que el ejército español adoptase el "aspa" roja en sus banderas; para diferenciarlas de las banderas francesas, las cuales también usaban una cruz blanca como distintivo.

Detalle de las obras de asedio en torno a Breda, mostrando la bandera con la cruz de Borgoña o de San Andrés. (Vista caballera del sitio de Breda, Pieter Snayers)

El "aspa" solía ser en la mayoría de los casos de color rojo, ya que el color rojo fue adoptado como seña de identidad por el ejército español. De todos modos, podían darse casos en que el "aspa" fuera de color blanco, amarillo, azul o verde, y en casos muy casuales adoptar otro color. El fondo podía adoptar cualquier color, siendo usual al principio el color blanco y el amarillo.
El "aspa" roja sobre fondo blanco fue la bandera más genérica en uso, siendo muy usual verla representada en cuadros y tapices de los siglos XVI y XVII. Aunque, a finales del siglo XVI y durante todo el XVII, las banderas de la infantería española van adoptando una mayor complejidad en cuanto a formas y colores.

Una bandera enteramente roja también aparece muy representada en las pinturas de los siglos XVI y XVII, como identificativa del ejército hispánico: portada tanto por la infantería, como en los gallardetes y estandartes de la caballería, así como en las fortificaciones. En algunos casos tiene el aspa o cruz de San Andrés en color blanco.
La Ordenanza de 1632 estableció que la bandera principal del tercio pasara a ser de color rojo, sustituyendo la cruz de Borgoña por la imagen de la Virgen María. Sin embargo, en 1642 se estableció que la bandera principal del tercio volviera a ser blanca con la cruz de Borgoña en rojo.




1- Bandera de fortificación española, Vista caballera del sitio de Breda (Snayers)

2- Bandera de la posición fortificada de Terheyden, Vista caballera del sitio de Breda (Snayers)


Las siguientes banderas corresponden a los cuadros que conmemoran la serie de victorias conseguidas en 1625. Estos cuadros fueron realizados, para el Salón de los Reinos, por pintores de la talla de Velázquez, Pereda y Zurbarán; siendo finalizados, en su gran mayoría, hacia 1635.
Por lo tanto, estas banderas se corresponderían a las descritas, por testigos de los hechos, a los autores de las pinturas; o bien, las banderas se corresponderían a las observadas, por los propios autores de los cuadros, en alguna unidad hipánica, en el intervalo de tiempo que va de 1625 a 1635.


Bandera de infantería española, La rendición de Breda (Velázquez)




Bandera de fortificación española, La recuperación de San Juan de Puerto Rico (Cajés)






3- Bandera de infantería española, presente en los cuadros El socorro de  Génova (Pereda) y Defensa de Cádiz         contra los ingleses (Zurbarán)

4- Bandera de infantería española, El socorro de Génova (Pereda)

5- Bandera de infantería española, La rendición de Breda (Velázquez): El "aspa" está representada con las listas         lisas, pero es muy probable que el "aspa" fuera como las anteriores, con las listas en forma ramificada.


martes, 15 de octubre de 2013

Orden de Batalla (ORBAT) del sitio de Breda




EJERCITO HISPANICO

General: Ambrosio Espínola

Efectivos: (18.000 soldados al comienzo del asedio, ascendiendo en marzo de 1625 a 23.000 soldados)


   Tercio español de Francisco de Medina
   Tercio español de Don Juan Niño de Tavora
   Tercio español de Don Juan Claros de Guzmán
   Tercio español de Diego Luis de Oliveira

   Tercio valón de Albert de Ligne, Príncipe de Barbançon
   Tercio valón de Alexander de Bournonville, Conde de Henin

   Tercio borgoñón de Claude de Rye, Barón de Balançon
   Tercio borgoñón del Barón de Beauvois

   Tercio italiano del Conde Francesco de Adda
   Tercio italiano de Paolo Baglioni
   Tercio italiano de Giambatista de Capua, Marqués de Campolataro
   Tercio italiano de Marcelo Judice

   Regimiento alemán del Conde Ernesto de Isenburg
   Regimiento alemán del Conde Juan de Nassau
   Regimiento alemán de Otto Fugger
   Regimiento alemán del Marqués de Brandenburgo

   Tercio irlandés de John O'Neill, Conde de Tyrone

   Tercio escocés de Archibald Campbell, Conde de Argyll

   Regimiento inglés de Edward Parham


Caballería al mando de don Luis de Velasco, Conde de Salazar


Auxiliares del Sacro Imperio Germánico (3.000 infantes y 1.000 jinetes)

General:  Johann Jakob, Conde de Anholt

   Regimiento imperial de Ramboldo Collalto
   Regimiento imperial de Juan de Nassau

Caballería formada por los regimientos de arcabuceros a caballo de Strozzi, Merode, y Coronini; y el regimiento de coraceros de Holstein-Gottorp


Detalle de un grabado del sitio de Breda, mostrando las posiciones hispánicas. En concreto la fortificación de Terhagen, al mando del Conde de Insenburg y sus alemanes. Con el número 8 se señala los cuarteles de los "Hiberni" e "Irlandois", al mando del Conde de Argyll y el Conde de Tyrone respectivamente. (Grabado de Abraham Hogenberg) 


Bajas: Sin determinar. Pero aparte de las bajas por enfermedad y por deserción, las bajas por combate debieron ser ínfimas, ya que apenas se dieron enfrentamientos de entidad. Espínola tendría las bajas de desgaste normales para un ejército en campaña de aquella época: es decir, un 20% del total del ejército, unos 4.600 hombres.

En la batalla de Terheyden, Herman Hugo señala una decena de muertos (quizá enumere sólo a los mandos). En consonancia con Hugo, la relación del capitán italiano Pier Francesco Pieri indica una veintena de muertos y heridos. Sin embargo, Gonzalo de Céspedes da la cifra de 300 muertos en el campo hispánico.



GUARNICION DE BREDA 

Gobernador: Justino de Nassau

Efectivos: (6.800 soldados, divididos en unas 40 compañías de infantería)

 
   Compañías francesas y valonas del regimiento de François de Laubespine, señor de Hauterive
   Compañías inglesas del regimiento de sir Charles Morgan
   Compañías neerlandesas del regimiento de Adolf Philips van Horne, señor de Lokeren

   La Milicia de la ciudad, al mando del Coronel Juan van Aertssens, señor de Vermont


Detalle del cuadro de "Las Lanzas" de Velázquez, mostrando la guarnición holandesa. Portan alabardas, picas cortas y mosquetes, y probablemente se trate de la guardia de Justino de Nassau. Las plumas de los sombreros y los gallardetes de las picas son naranjas, color identificativo del ejército holandés. Al fondo se aprecia un incendio en unas obras de asedio, seguramente refleja el reducto de Terheyden, atacado 10 días antes de la rendición de la ciudad. (La rendición de Breda, Museo del Prado)


Bajas: El 5 de junio de 1625 salieron de la ciudad, con todos los honores, 3.000 soldados de la guarnición, además de 800 soldados enfermos.

En cuanto a la batalla de Terheyden, Herman Hugo da la cifra de entre 200 y 500 muertos en el ejército de socorro de las Provincias Unidas. Mientras que Céspedes señala que los holandeses dejaron en el campo "ochenta hombres, que no los pudo retirar, y mas llevó no pocos carros, que había traído municiones, llenos de muertos y heridos." 
Pier Francesco Pieri, capitán en el tercio de Baglioni y testigo vista de los acontecimientos, indica que fueron enterrados 96 enemigos, y 16 heridos quedaron prisioneros. Pero en la retirada del ejército de socorro, Pieri dice que "differo hauer visto ritirare 70 carri fra morti, e feriti;". Finalmente Isaac Beausobre, en las "Memorias" de Federico-Enrique, sitúa entre 300 y 400 hombres las pérdidas de los neerlandeses.

Durante el sitio de Breda, la enfermedad se cebó en el campamento del ejército de operaciones holandés, muriendo el propio Mauricio de Nassau, Príncipe de Orange. Y un ejército reclutado en Inglaterra, que operó para liberar Breda y que estaba al mando del mercenario alemán Ernesto de Mansfeld, quedó prácticamente destruído por la enfermedad y la deserción.

domingo, 29 de septiembre de 2013

El ataque al reducto de Terheyden, durante el sitio de Breda


Tras la dura campaña de 1622, durante el siguiente año, no se realizaría ninguna acción de enververgadura en el frente de los Países Bajos. El genovés al servicio de España, Ambrosio Espínola, Capitán General del Ejército de Flandes, pasó todo ese año recomponiendo el desgastado ejército de campaña.

Ambrosio Espínola (Ambrogio Spinola): Pertenecía a una acaudalada familia genovesa. Prototipo de empresario militar de la época, en 1602 ofreció al rey de España reclutar a sus expensas 2 tercios italianos para el frente de Flandes, a cambio de obtener el mando de uno de ellos. A partir de ahí, su carrera militar fue fulgurante. (Grabado de Crispijn van de Passe)


Sin embargo, para la campaña de 1624 se fijó como objetivo la ciudad de Breda, ciudad que había cambiado hasta 4 veces de mano en lo que iba de guerra, que era residencia de la casa de Orange y que estaba fuertemente fortificada. Espínola la asedió en agosto de ese año, con un ejército de 18.000 soldados de todas las naciones (españoles, italianos, valones, borgoñones y mercenarios alemanes, irlandeses y escoceses).
Esta vez Espínola no cometería los errores del sitio de Bergen-op-Zoom; esta vez rendiría la ciudad por hambre, sin realizar asalto alguno, y cercándola totalmente, sin dejar ningún espacio abierto por el cual pudieran recibir socorro.
Para ello realizó un auténtico tren de trincheras, fortificaciones y reductos que rodearon la ciudad en su totalidad. Apenas se dieron combates para reducirla, por lo que el asedio se demoró durante 9 penosos meses, en los que el ejército sitiador comenzó a tener todo tipo de privaciones.

El ejército de las Provincias Unidas realizó varias maniobras de diversión, tomando Goch y realizando un amago contra Amberes, pero no consiguió que los hispánicos levantaran el sitio. En mayo de 1625, Federico-Enrique, Príncipe de Orange, realizó un intento por socorrer Breda y atacó por la noche el reducto de Terheyden. Tras ser rechazado con más de 200 bajas, incendió su campamento y se retiró. Justino de Nassau, hermanastro de Federico-Enrique y gobernador de Breda, rindió la plaza a principios de junio.


El ataque al reducto de Terheyden fue el único combate de entidad que se produjo durante el asedio, lo demás fueron escaramuzas; si bien las enfermedades y las privaciones provocaron muchas bajas en ambos campos. El propio Mauricio de Nassau, Príncipe de Orange, murió en abril de enfermedad contraída en la campaña por liberar Breda, siendo sustituído en el Gobierno de las Provincias Unidas por su hermanastro Federico-Enrique de Nassau.


Detalle de un cuadro del flamenco Pieter Snayers, sobre el asedio de Breda, que muestra el ataque al reducto de Terheyden. El ejército neerlandés, a la izquierda, realiza el ataque por el dique y es reconocible por las banderas naranjas, blancas y azules; en contraste con las banderas rojas de las posiciones hispánicas. Se aprecia al general asaltante, en medio de la formación de piqueros, con un caballo blanco, faja y plumas naranjas. (Vista caballera del sitio de Breda, Museo del Prado)


Herman Hugo, capellán militar de Ambrosio Espínola, al que acompañó en sus campañas y fue testigo vista del sito de Breda, relató el ataque al reducto de Terheyden en su obra "Obsidio Bredana":

"A quince de Mayo, después de la media noche, quiso Henrique de Nassau [Frederik Hendrik, Príncipe de Orange] probar la fortuna, pues aunque se había recibido algún daño, no tocó éste en la parte principal del ejército: mandó acometer el último cuartel de Terheyden, en lugar bien dificultoso para los que habían de pelear y pasar; pues no se podía llegar a él, sino por los dos diques de Sevenberghe y Gertrudenbergh [Zevenbergen y Geertruidenberg] (...) envió por el dique de Gertrudenbergh la mosquetería Inglesa, era gente escogida; y los doscientos coseletes [piqueros con coraza]; todos con armas fuertes: guiábalos el Coronel Ver Inglés [Sir Horace Vere], acompañado por los demás de su nación; y para sustentarla seguían los Franceses y Alemanes: serían todos al pié de seis mil. Venía con la retaguardia el artillería gruesa y carruaje; al lado la caballería: y en medio de sus tropas aguardaba Henrique de Nassau el suceso. Mas el Marqués [Spínola], advertido del intento, avisó en toda diligencia a Paulo Baglion [Paolo Baglioni] y Carlos Roma (tenían a cargo aquellos cuarteles) que estuviésen apercebidos (...)
Así como rompió el alba, mandó el Príncipe de Oranges que por diferente parte hacia el cuartel de Balançon [Claude de Rye, barón de Balançon] tocasen las caxas [tambores], para divertirnos, y como si por aquél lado hubiera de acometer: mas llegó por esotro el enemigo, y tan presto oprimió a la centinela perdida, que no tuvo lugar de avisar a sus compañeros: inconveniente que se evitára, a haber estado de posta en el dique sólo un caballo ligero (...)
Los Ingleses dando con grande ánimo sobre el reducto, en que había un Alférez con pocos Italianos, los echaron del con las granadas que arrojaron; y subiendo en la muralla, degollaron a algunos: y luego poniendo la arcabuzería detrás del reducto, y en las cortaduras del dique, para defender a los que pasaban más adelante, ganaron con la misma felicidad y osadía la media luna, que cubría la puerta del fuerte: procuraban por aquel lado plantar en él la bandera, trepando con las manos y piés por el muro; ya que los tímidos carreteros, no osando pasar más adelante con los carros, se huyeron por miedo de la artillería, dejándo en la retaguardia las escalas, y garfios de hierro: que así suele muchas veces por mínima cosa interrumpirse el suceso de las mayores empresas. (...)
Los Italianos que defendían la trinchera del dique de Sevenberghe, viendo el enemigo tan adelante, la desampararon; pues estando descubiertos por aquella parte, ya no la podían defender. Peleaban los Ingleses con tanto esfuerzo, como si sólo en éste tiempo le hubieran de emplear todo, y no faltó cosa a su valor. Envió Carlos Roma Sargento mayor del tercio del Marqués de Campolataro el Capitán Camillo Fenice con su compañía, para que defendiendo el reducto socorriése a los suyos apretados; pero no pudo con su presencia detener a los que huían, (...)
Viendo Carlos Roma que se retiraba con los demás echados del reduto, tomó la rodela [escudo redondo pequeño] del que se volvía, porque él había venido sin ella; y poniéndose delante de todos, la espada en la mano, restauró la pelea: y con la osadía, que en otro tiempo el César, acometió a los Ingleses que apretaban bravamente; y rompiendo su furia, los hizo volver aun mas presto por do habían venido, arrojándose por tropas del reducto abajo los que habían echado del a los nuestros: otros se iban retirando poco a poco, muchos caían muertos y heridos, y no pocos hallaron la muerte o vida por los pantanos. El que procuraba poner la bandera en el fuerte, cayó atravesado de una pica: tres, que por la media luna se habían arrimado más al fuerte, murieron en las puertas del. Los otros que peleaban más cerca, acabaron casi todos (pasada la cabeza o la garganta) con heridas honradas; alcanzaron del valor con que pelearon este fin honroso dignos de la Vitoria, si no hubieran peleado los nuestros más valerosamente y por mejor causa. Los que tiraban de lejos, fueron despedazados miserablemente de la artillería que jugó contínuamente, llevando manos, cabezas, pies, sin que diese golpe en vano entre los que estaban apiñados; llevando juntamente a muchos por las muchas vueltas que daba el dique: y por ser éste tan angosto, no podían los Ingleses y Franceses que venían de retaguardia entrar en el lugar de los primeros que se retiraban; tanto se habían apretado.
Y reconociéndolo así, y que les daban los nuestros la carga, comenzaron éstos a recogerse poco a poco. Importó grandemente la presencia de Henrique de Nassau, paraque no se turbasen con el temor y peligro; pues hicieron con tan buen orden la retirada, como habían hecho el acometimiento, guardando todos sus puestos y hileras. Conocióse principalmente en esta facción el grandísimo valor del Coronel Ver que los conducía; porque hallándose en la vanguardia, entre las balas que llovían, siempre con la misma constancia de ánimo, ponía en lugar de los que se retiraban a otros nuevos, socorriendo con gente fresca la cansada, y con los más promptos a los heridos, (...)
La mañana descubrió la miserable forma del destrozo: el dique lleno de muertos, la tierra y arenas mezcladas en sangre: las piernas, cabezas, manos y pies despedazados, y destrozados los cuerpos, que hazían por todas partes el espectáculo horrible. Algunos se habían arrojado a los pantanos, otros medio vivos lamentando gravemente fueron traídos a nuestro campo, en que murieron. Súpose por las cartas que el Príncipe Henrique escribió a Justino [Justino de Nassau], que habían perecido más de doscientos; bien que otros que venían a rendirse, afirmaban que eran quinientos los muertos; y entre ellos ocho o diez Capitanes y Cabos, y otros ilustres por su nobleza. No murieron de los nuestros más de doce o quince; y entre ellos el Capitán de infantería Camillo Fenice, mientras defendía la puerta del fuerte: estropearon de la mano derecha a Juan Bautista Ursino otro Capitán de infantes que peleó valerosísimamente: (...)"


Es conmovedora la carta que Sir Henry Vere, Conde de Oxford, mandó a su mujer desde Gertruidenberg, donde estaba convaleciente de las heridas recibidas. El Conde de Oxford, que lideraba un cuerpo de 300 piqueros, dentro del contingente atacante, relata que está bien a pesar de estar herido por un balazo en el brazo, también relata las bajas sufridas por los mandos de su unidad en el ataque.

"This letter is to show I am well lest reports might err. The vanguard attacked Terheyde under the Lord General Vere [Sir Horace Vere] and myself. Our nation lost no honour, but many brave gentlemen their lives. My ensign T. Stanhope was killed upon the place. Captain J. Cromwell is dangerously hurt. We fought as long as our ammunition lasted, and I was shot in my left arm."

El Conde de Oxford murió poco después en La Haya, por la fiebre causada al empeorar la herida. 

jueves, 12 de septiembre de 2013

Los Regimientos Escoceses en la Guerra de Flandes


Durante la Guerra de Flandes o Guerra de los 80 años (1568-1648), ambos contendientes, españoles y holandeses, llegaron a encuadrar en sus ejércitos unidades procedentes de las islas británicas.
No fueron pocos los enfrentamientos entre los ejércitos españoles y holandeses en los que distintas unidades británicas se tenían que enfrentar. Aun así, a veces los mercenarios de una misma nación eran reticentes a enfrentarse entre ellos.
Durante el asedio a Bergen-op-Zoom en 1622, el coronel Edward Cecil, que mandaba un regimiento inglés al servicio de los holandeses, exclamó que era triste para él ver enfrentarse a los ingleses entre sí:

‘it grieved me to see English colours against English colours and that his Majesty should lose his subjects’ blood both ways’

Refiriéndose a un encuentro que tuvo con el regimiento inglés de Lord Vaux, al servicio de los españoles. Por su parte los españoles engañaron a Lord Vaux señalándole que se enfrentaría a los holandeses y no a las unidades inglesas. Algunos soldados de Lord Vaux prefirieron desertar antes que enfrentarse a sus compatriotas.


Grabado del sitio de Bergen-op-Zoom, en 1622. Fue un asedio muy duro; el ejército hispánico sitiador de Ambrosio Spinola perdió casi la mitad de sus efectivos, entre muertos, heridos, enfermos, prisioneros y desertores. En el asedio participaron el tercio escocés del Conde de Argyll, encuadrado en el bando sitiador, y el regimiento escocés de Henderson, encuadrado en el bando defensor. (Grabado anónimo neerlandés)



REGIMIENTOS ESCOCESES AL SERVICIO DE LAS PROVINCIAS UNIDAS

En el caso holandés estas unidades británicas conformaban una auténtica élite: Los Príncipes de Orange siempre adjudicaban a los regimientos ingleses y escoceses los puestos más comprometidos en los asedios y las batallas. Prácticamente participaron en todos los enfrentamientos en los que se vieron envueltas las Provincias Unidas, el número de bajas en sus filas y en sus propios coroneles denota el carácter de tropas de élite que tenían.

Estas tropas británicas tenían el carácter de tropas mercenarias. Pero en el período de 1586-1604, en que la reina Isabel I de Inglaterra entró en guerra con España, unos 8.000 soldados auxiliares ingleses e irlandeses se unieron al ejército holandés.
Así mismo, en el período de 1625-1630, en que el rey Carlos I de Inglaterra y de Escocia estuvo nuevamente en guerra con España, nuevos contingentes auxiliares ingleses y escoceses acudieron en ayuda de los holandeses. De todos modos, durante la guerra de los 80 años con España, Holanda siempre mantuvo encuadrado en sus ejércitos mercenarios ingleses y escoceses.

Los 4 regimientos ingleses y los 3 regimientos escoceses que Holanda tenía siempre encuadrados llegarían a convertirse en regimientos permanentes en el ejército holandés; y se integrarían en las llamadas "Brigada Inglesa" y "Brigada Escocesa" respectivamente. La "Brigada Escocesa" estaría al servicio de Holanda hasta el año 1783, ya en el siglo XVIII, en el que fue nacionalizada.


Coroneles del primer Regimiento escocés

   1573 Andrew Ormiston (muerto en un duelo)
   1574 Sir Henry Balfour (muerto en 1580 en una escaramuza cerca de Wassenaar)
   1580 ------
   1585 John Cunningham
   1586 Barthold Balfour
   1595 Alexander Murray (muerto en el sitio de Bommel)
   1599 William Edmond (muerto en el sitio de Rheinberg)
   1606 William Brog
   1636 James Sandilands
   1639 James Erskine
   1655 Walter Scott de Balwaery


Coronel William Brog: Con una dilatada carrera en el "viejo" regimiento escocés, fue Capitán en 1590; Sargento-Mayor en 1598; Teniente-coronel en 1600 y finalmente ascendió a Coronel del regimiento en 1606. Comandó el regimiento hasta su muerte en el cargo, en 1636. (Retrato realizado por Jan Antonisz van Ravesteyn)


Coroneles del segundo Regimiento escocés

   1603 Sir Walter Scott, Lord Buccleuch
   1612 Sir Robert Henderson (muerto en el asedio de Bergen-op-Zoom)
   1622 Sir Francis Henderson
   1628 John Halkett (muerto en el sitio de Bois-le-Duc)
   1629 David Balfour
   1639 Archibald Douglas
   1639 John Kirckpatrick
   1684 Barthold Balfour (muerto en 1689 en la batalla de Killiecrankie)


Coronel Sir Robert Henderson: También veterano del "viejo" o primer regimiento escocés, fue Capitán del mismo en 1599. Después fue transferido como Teniente-coronel al regimiento de Lord Buccleuch, al que sucedió en el mando. En 1610 comandó un regimiento escocés en la crisis de Cleves-Juliers, formado para tal efecto en Holanda, participando en el asedio de Juliers. Murió de las heridas sufridas en Bergen-op-Zoom. Fue sucedido por su hermano en el mando del regimiento. (Retrato realizado por Jan Antonisz van Ravesteyn)


Coronel John Halkett: En 1604 fue nombrado Capitán en el regimiento de Lord Buccleuch, promocionando por todos los puestos de mando del regimiento, hasta llegar a Coronel del mismo. Muere en acción durante el sitio de Bois-le-Duc. El retrato casi con toda seguridad pertenezca a Van Ravesteyn.


Coroneles del tercer Regimiento escocés

   1629 Sir Walter Scott, Conde de Buccleuch
   1633 Sir James Livingstone, Lord Almond
   1640 Sir Philip Balfour
   1646 William Drummond de Roxburgh


Aparte de los 3 regimientos permanentes escoceses, durante la guerra de los 80 años hubo otros regimientos escoceses que participaron en ella temporalmente:


   1578 El Regimiento de William Stuart de Houston, que había regresado de Danzig; ciudad que estaba asediada            por el rey de Polonia y que había alquilado los servicios de un regimiento escocés, que se formó en 1577              en la propia Holanda para tal propósito.

   1586 El Regimiento de Aristotle Patton, que al año siguiente se pasó al servicio de los españoles, entregando              la ciudad de Gueldres que estaba bajo su custodia.

   1629 El Regimiento del Conde de Morton, al mando de Lord Hay de Kinfauns, que sirvió en el asedio de               Bois-le-Duc.


COMPAÑIAS DE CABALLERIA ESCOCESA AL SERVICIO DE LAS PROVINCIAS UNIDAS

A diferencia de sus contrarios españoles, el ejército holandés tenía unidades de caballería inglesa y escocesa. Vamos a enumerar las principales compañías de caballería escocesa y sus capitanes:


   1586 Compañía de arcabuceros a caballo de Alexander Wishart, a quien sucedió en el mando en 1616 el capitán             Sir William Balfour, quien la comandó hasta 1628.

   1588 Compañía de lanceros a caballo de William Edmond, que la mandó hasta 1599, año en que  promocionó al             mando del primer o el "viejo" Regimiento de infantería escocesa.

   1593 Compañía de lanceros a caballo de Patrick Bruce.

   1599 Compañías de caballería de Thomas Erskine, Henry Bruce, y John Hamilton (muerto en 1600 en la batalla             de las Dunas o Nieupoort)

   1604 Compañía de coraceros de Archibald Erskine, quien la mandó hasta 1608.

   1620 Compañía de Robert Irving.

   1625 Compañía de Thomas Edmond, hijo de William Edmond.

Al final de la guerra se crearon las compañías de William Hay y Sir Robert Hume.



REGIMIENTOS ESCOCESES AL SERVICIO DE LOS ESPAÑOLES

A diferencia de los holandeses, en un principio el Ejército español de Flandes no tenía unidades británicas. Las primeras unidades que se incorporaron pertenecían a desertores ingleses, irlandeses y escoceses del ejército holandés.
Pero a partir de 1605, tras la firma de la paz con Inglaterra, el rey Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia permitió la recluta de hombres para el Ejército español de Flandes. Al comenzar la guerra de los 30 años en 1618, España perdió el tradicional campo de reclutamiento de mercenarios que era el Sacro Imperio Germánico, y se vió obligada a aumentar la recluta en las Islas Británicas.

Alejandro Farnesio (Alessandro Farnese): Italiano de origen, fue Duque de Parma y Gobernador de los Países Bajos españoles. Hábil diplomático y militar, no desaprovechó el desencanto con sus mandos de las tropas británicas al servicio de los Estados Generales. Así negoció con algunas de estas tropas, medio amotinadas por la falta de pagas, la entrega de las ciudades que custodiaban y pasarse al bando hispánico por un módico precio. De esta manera, Farnesio se hizo con las plazas de Deventer, Zutphen, Gueldres, Lier, Brujas, Alost y Gertruidenberg.  En la imagen, Farnesio porta la banda roja de Capitán General del Ejército. (Cuadro de Otto van Veen)


A partir de 1620, hubo todos los años una media de 2.000 soldados procedentes de las Islas Británicas, formando parte del Ejército español de Flandes. Exceptuando el período de 1625-1630, en que España estuvo de nuevo en guerra con Inglaterra, y por lo tanto la recluta para España se prohibió. Desde 1623, España siempre mantuvo en Flandes al menos un tercio inglés y otro irlandés.

De todas las naciones británicas España tuvo una especial predilección por la recluta de mercenarios irlandeses: tanto porque eran católicos como por su fama de guerreros, así como por el apoyo moral, y en ocasiones tangible, que recibían de España en la pugna casi constante que mantenían los irlandeses con Inglaterra.
En el servicio a España los irlandeses se ganaron la reputación de buenos y fiables soldados. Por su parte, las levas en Irlanda para ir a luchar en Flandes eran muy populares, ya que los irlandeses preferían luchar por España más que por otra nación, por su afinidad religiosa y la oportunidad de luchar en los Países Bajos contra los ingleses.

Todos estos factores no se daban con los escoceses y su recluta fue, con diferencia, mucho menor: En 1645 la Junta encargada de las levas (reclutas) en Irlanda rechazó el ofrecimiento de 6.000 escoceses para servir en el frente peninsular. Alegaban que “quando huviese catholicos seran muy pocos y no conbiene traerlos a España siendo herejes”, además de ser tradicionalmente reclutados por Francia, y por tanto cabía la posibilidad de pasarse al enemigo.



Las unidades escocesas al servicio del Ejército español de Flandes fueron:


  1582 Regimiento de William Semple. Fue formado cuando el capitán William Semple (que pertenecía al            regimiento de William Stuart) entregó la plaza de Lier a Alejandro Farnesio, pasándose con sus hombres          al servicio de los españoles. El regimiento fue disuelto en 1584. Desde entonces Semple trabajaría en              diversas misiones de espionaje para la Corte española.

   1587 Regimiento de Aristotle Patton. Formado cuando el regimiento de Patton entregó la plaza de Gueldres al             señor de Haultepenne, pasándose con dos compañías suyas al servicio de los españoles. El regimiento fue          disuelto en 1589, posiblemente a consecuencia de las bajas sufridas en la derrota que Patton tuvo ese              mismo año, y que casi le cuesta la vida, cuando dirigía un convoy de provisiones.

Entrada por sorpresa de las tropas hispánicas del señor de Haultepenne en la plaza de Gueldres, en 1587. El coronel Patton pactó abrir por la noche la puerta principal de la ciudad, que se rindió tras una breve resistencia de un grupo de soldados ingleses. Por esta acción, Patton acordó un estipendio de 36.000 florines. (Grabado de Simon Frisius)


   1622 Tercio de Archibald Campbell, Conde de Argyll. Participó activamente en el sitio de Bergen-op-Zoom.               Disuelto en 1626, Argyll regresa a Inglaterra al año siguiente.


Al principio las unidades de infantería británicas recibieron la denominación de "regimientos", pero al poco tiempo cambian a ser denominados como "tercios", obteniendo el mismo establecimiento estructural que los tercios españoles. También, a diferencia de los holandeses, el Ejército español de Flandes no tenía caballería británica de ningún tipo.


domingo, 25 de agosto de 2013

Bandera de los mercenarios escoceses en la batalla de Rymenant


En el grabado de Baur se muestra la bandera que porta el regimiento de los escoceses. La bandera muestra un León con una espada y con haces de flechas. Esta iconografía fue muy usada por los holandeses; de hecho, en el mismo grabado, la portan más regimientos de infantería de los Países Bajos. 

Los colores son especulativos, pero el León solía ser rojo, naranja o de color oro. El color del fondo solía variar.







martes, 6 de agosto de 2013

Una carga Highlander en la Guerra de Flandes


En los siglos XVI, XVII y en parte XVIII, un Estado por sí mismo no podía movilizar grandes contingentes humanos para sus ejércitos: aparte del contingente nacional que con grandes esfuerzos podía reunir, solía recurrir a la ayuda auxiliar de los Estados aliados (si es que tenía aliados) y directamente a la compra de unidades o regimientos mercenarios en Estados que tradicionalmente eran muy proclives a la práctica de venderlos, como Alemania, Suiza, y Escocia e Irlanda.

Durante estos siglos, muchos regimientos se reclutaron en Escocia para servir en prácticamente todos los Estados europeos que estaban en conflicto: los mercenarios escoceses combatieron en los ejércitos de Suecia, Dinamarca, Polonia, Rusia, Francia, las Provincias Unidas de los Países Bajos, España y el Sacro Imperio Germánico.
  

Al comienzo de la Guerra de Flandes o Guerra de los 80 años (oficialmente en 1568, aunque en 1567 ya se dieron los primeros combates), muchos voluntarios protestantes europeos acudieron a alistarse en el ejército del príncipe de Orange, en su lucha contra el dominio español de los Países Bajos. Su ejército comenzó siendo un conglomerado de compañías sueltas de frisones, holandeses y hugonotes, unido al grueso de regimientos mercenarios alemanes.

Los primeros voluntarios ingleses y escoceses llegarían en 1572. El Consejo Privado de Escocia permitió oficialmente las levas o reclutas de mercenarios para el servicio en los Países Bajos a partir de ese año. Así un decreto suyo urgía a todos los desempleados y vagabundos de Edimburgo a dejar la escasez y hambruna de la ciudad y servir al Reino o pasar a combatir a las guerras de Flandes. Ese año, Escocia, que tenía una guerra civil de sucesión, obtuvo una tregua y Edimburgo se llenó de soldados sin empleo, a esto se unía el hambre y la enfermedad que había en la ciudad por el asedio al castillo.
En 1573, tras terminar la guerra civil en Escocia, los soldados que quedaron sin empleo acudieron en masa a las levas de hombres que hacía el Consejo Privado para ir a servir en la guerra de los Países Bajos.

Edimburgo, que estaba defendida por William Kirkcaldy, partidario de María Estuardo,  fue sitiada por tropas anglo-escocesas, partidarias del rey Jacobo VI. (Grabado del asedio del castillo de Edimburgo, Holinshed's Chronicles, 1577)


Según el conflicto de los Países Bajos fue languideciendo, las compañías sueltas escocesas fueron agrupadas en un regimiento, al mando del coronel Andrew Ormiston en 1573. Ormiston murió en un duelo con el capitán Henry Balfour, quien ocupó el cargo de coronel en 1574. Durante esta larga guerra, las Provincias Unidas acabarían teniendo en su ejército 3 regimientos permanentes escoceses, que conformarían la llamada "brigada escocesa".
Si bien, las levas (reclutas) fueron realizadas en las "Lowlands" o Tierras bajas de Escocia, donde estaban las ciudades y núcleos más poblados, y que eran las tierras más prósperas de Escocia; ciertos factores indican que algunas reclutas debieron de hacerse en las "Higlands" (Tierras altas de Escocia) en el intervalo de tiempo entre 1572 y 1577. En 1576 fue necesario poner un intérprete de la lengua gaélica para ciertas compañías, ya que no entendían el inglés; y las relaciones de la batalla de Rymenant (1578) denotan la presencia de los highlanders o montañeses escoceses, en cuanto a la descripción de su particular vestuario.


LOS HIGHLANDERS ESCOCESES

Las Highlands o Tierras altas de Escocia eran un núcleo montañoso donde se habían conservado las costumbres y el idióma gaélico de sus antepasados. Habitada por diversos clanes ancestrales, aún mantenían una costumbre guerrera y de obediencia total al jefe del clan.
Reconocida su ferocidad en combate, aparte de sus guerras de clanes, los reyes escoceses siempre intentaron ganarse el favor de los clanes highlander para que un contingente de ellos participara en las campañas de sus ejércitos.

En el siglo XVI, los clanes montañeses escoceses se vestían con el "leine croich", una camisa que les llegaba a las rodillas, de color gris y algunas veces coloreadas de amarillocon azafrán. Un cinto, y, sobre la camisa, el "plaid" o mantón, que anudaban con un broche. Esta indumentaria se fusionó en el siglo XVII con la indumentaria más moderna de las Tierras bajas. (El "salvaje de Escocia", grabado francés de 1562)

Sus armas seguían siendo medievales: aparte de espadas y pequeños escudos, todavía usaban arcos y flechas; y en fecha tan tardía como 1644, en plena guerra civil inglesa, había un contingente de arqueros highlanders en los ejércitos escoceses. Si bien, en el siglo XVII comenzaron a usar las armas de fuego. En cuanto a su indumentaria en el siglo XVI, seguía siendo medieval.

Entre sus armas estaban el "claymore", una enorme espada a dos manos o mandoble; el "targe", un pequeño escudo redondo; espadas, armas enastadas, arcos, flechas y ya en el siglo XVII empezaron a usar armas de fuego. (Grabado de 1577 realizado por Lucas de Heere).

En 1607 William Camden escribió de los montañeses escoceses que hablaban gaélico y que vestían igual que los irlandeses, con mantas a cuadros, y con el pelo largo y grueso:

"These parts are inhabited by a people, uncivilized, warlike, and very mischievous, commonly called Highland-men; who being the true race of the ancient Scots, speak Irish, and call themselves Albin-nich (...) They wear, after the manner of the Irish, strip’d Mantles of divers colours, with their hair thick and long; living by hunting, fishing, and stealing. In war, their armour is an iron head-piece, and a coat of Mail; and their arms, a bow, barbed arrows, and a broad back-sword. And, being divided into Families, which they call Clanns, what with plundering and murdering, they commit such barbarous outrages, that their savage cruelty hath made this Law necessary"

Montañeses escoceses cazando con arcos y flechas, ataviados con las camisas o "leine" y el pelo largo. (Grabado, Holinshed's Chronicles, 1577)

Las cargas de los Highlander se hicieron famosas durante los siglos XVII y XVIII, sobre todo durante las campañas del Marqués de Montrose en el norte de Escocia, durante las guerras civiles británicas (1639-1651); considerándose la última carga la realizada por los clanes jacobitas escoceses en la batalla de Culloden (1746), ya en el siglo XVIII.
En pleno siglo XVII, en que la táctica de las formaciones cerradas de mosqueteros y piqueros priorizaban para el combate de la infantería, los montañeses escoceses seguían luchando a la manera de sus antepasados: Todos los clanes formados en una especie de batallón, agrupado cada uno en su clan de pertenencia, y formando cada clan las diferentes unidades del batallón. Armados con armas de mano y de fuego, se lanzaban gritando contra sus enemigos, buscando el choque directo.

Las victorias del Marqués de Montrose hizo, de alguna manera, famoso y temido el método de lucha de los antiguos clanes escoceses del Norte. Un modo de lucha utilizado durante siglos por los antiguos celtas, pero que chocaba con el modo de hacer la guerra en plena época de la revolución militar de la Edad Moderna.

James Graham, Marqués de Montrose. Con un ejército formado principalmente de highlanders y la "brigada irlandesa" de Alasdair MacColla, realizó dos magistrales campañas en Escocia, en las que obtuvo una serie de 6 victorias: Tippermuir, Aberdeen, Inverlochy, Auldearn, Alford y Kilsyth; que hicieron temibles las cargas de los "Highlanders". (Cuadro de William Dobson)


LA BATALLA DE RYMENANT (1578)

En algunos casos, los montañeses escoceses se desnudaban antes de la batalla, se quitaban la camisa o "leine" y la anudaban al cinto a modo de taparrabos. En la antiguedad los romanos recogieron testimonios de algunas tribus celtas que se desnudaban para el combate. Algunas representaciones de los "caledonios" en las tumbas de los legionarios romanos también los muestran luchando desnudos.
Esta éra una costumbre que se pierde en la antiguedad de los tiempos, éra una manera de mostrar valor al enemigo al luchar sin ninguna protección corporal. En la batalla de Rymenant (1578), en los Países Bajos, se describe esta práctica y denota por tanto la presencia de Highlanders en las filas de los Estados Generales de los Países Bajos.

Momento de la batalla de Rymenant, mostrando la carga desde el campamento rebelde y la huída de las tropas hispánicas de Juan de Austria. Algunas de las tropas rebeldes muestran las cruces de Borgoña en sus banderas, debido a que las tras la Pacificación de Gante (1576) muchos regimientos valones se pusieron al servicio de los Estados Generales. (Grabado de Franz Hogenberg)

Tras la ruptura de la tregua de 1577 en los Países Bajos, comenzaron de nuevo las hostilidades: El primer choque se dio en Gembloux (31 de enero de 1578) donde el ejército rebelde de los Estados Generales quedo prácticamente aniquilado. El príncipe de Orange tuvo que realizar nuevas reclutas para reforzar los restos del ejército derrotado y, además, con subsidios de la reina de Inglaterra se reclutó un ejército de 12.000 mercenarios alemanes, al mando del Duque Juan Casimiro de Renania-Palatinado.

Mientras tanto, Don Juan de Austria, el Gobernador español de los Países Bajos, y Alejandro Farnesio, general del ejército, se hacían con el control de muchas plazas del sur de los Países Bajos casi sin lucha: Lovaina, Jodoigne, Tirlemont, Aerschot, Bouvines, Diest, Nivelle, Binche, Chimay, Philippeville... se entregaron o se rindieron tras un corto asedio. Sichem, que se negó a entregarse y opuso resistencia, fue tomada al asalto, la población fue saqueada y toda la guarnición degollada.

Finalmente, Don Juan de Austria decidió atacar el campamento del ejército rebelde, que estaba al mando del Conde de Bossu, antes de que éste conectara con el ejército mercenario de Juan Casimiro. Tras unas escaramuzas iniciales con los mercenarios ingleses y escoceses de John Norris, los hispánicos fueron atraídos hacia las trincheras enemigas. Tras 8 horas de combate indeciso, los hispánicos se retiraron, dejando 1.000 bajas en el campo.

Detalle de un grabado de la batalla de Rymenant, mostrando claramente a la izquierda, en primer plano, montañeses de las "Highlands": desnudos, con las camisas anudadas a la cintura, el pelo largo y las espadas en la mano. (Grabado de Johann Wilhelm Baur)

El historiador italiano Famiano Strada describe el momento de la contracarga de los escoceses, durante la batalla de Rymenant (1 de agosto de 1578):

"Eran de ver las Escuadras de los Escoceses; los cuales, o por ostentar la audacia, o por no poder tolerar el calor, que el afan del curso con los ardentísimos rayos del Cielo hacían más intenso, arrojados los vestidos, con sóla la camisa, y aun desnudándose algunos de ella, y retorciéndola de la cintura a bajo, andaban poco menos, que en carnes, entre los armados. Ni por eso peligraban más ellos, que los que se cubrían con las armas: porque a éstos su misma defensa los ofendía: porque, haciéndolos el grave peso menos promptos para hurtar el cuerpo a los tiros, más tardos para levantarse si caían, siendo los postreros en las retiradas, o les alcanzaba muchas veces el golpe, o los pisaban los caballos, o les echava la mano el enemigo."