martes, 6 de agosto de 2019

La primera batalla de las Dunas (1600)


Para la descripción de los hechos seguiremos la narración de Juan Roco de Campofrío, juez eclesiástico en la corte de Bruselas y Vicario general del Ejército de Flandes. Juan Roco realizó una relación de lo sucedido en los Países Bajos, que abarca de 1595 a 1609. Siendo un testigo de excepción de todos los acontecimientos ocurridos hasta el año 1601, año en el que obtuvo licencia para regresar a España.



LA TOMA DE WACHTENDONCK Y EL DESAFIO DE BREAUTE

Comienza Juan Roco a relatar como al inicio del año 1600 se abren conversaciones de paz con la reina Isabel I de Inglaterra, las cuales fracasan:  

 "En principio del año de 600, se comenzaron a mover pláticas de paz con la corona de Inglaterra, con intervención y sabiduría del Rey de Francia, el cual dio consentimiento para que las personas que hubiesen de tratar dello, se juntasen en su villa de Bolonia [Boulogne], puerto de mar en el Canal de Inglaterra, donde se juntaron por el mes de Mayo siguiente y gastando muchos días en disputas sobre la precedencia, se volvieron a sus casas sin efectuar cosa alguna."

Prosigue después Juan Roco relatando las negociaciones con las guarniciones hispánicas que se hallaban amotinadas, las cuales estaban minando la eficacia del Ejército de Flandes:

 "La necesidad y falta de dineros era grande, y a esta medida crecía el temor de los motines, o por mejor decir el de uno general, movidos con el mal ejemplo de el motín de Amont [Hamont], que había crecido en número de más de 2.000 infantes y 1.000 caballos, con que corrían toda la campaña, haciendo daño a amigos y enemigos. Y aunque corrió la voz, que el Almirante [de Aragón] quería ir con todo el ejército contra ellos, no fue cierto, y tuviérase por gran temeridad el acometerlo, así por hallarse ellos bien prevenidos y fortificados como por el peligro (...) Antes el Almirante con buenas trazas y medios que puso, los redujo a la obediencia y deshizo el motín."

Cita luego como en enero las Provincias Unidas de los Países Bajos toman la plaza de Wachtendonck:

 "Con ocasión de los grandes fríos y estar helados los Ríos, los Rebeldes [holandeses], con inteligencia [espías] que tuvieron así mismo en la villa de Vachtendonch en los últimos de enero la acometieron y ganaron."

Grabado que muestra la conquista de la plaza de Wachtendonck. En el extremo superior derecho se encuentra retratado el conde Luis de Nassau (Ludwig Günther von Nassau), que estaba al mando del cuerpo de ejército neerlandés que tomó fácilmente la plaza. (Grabado, manufactura de la familia Hogenberg)


También al comenzar el año se produce algún pequeño combate o escaramuza entre las guarniciones hispanas y neerlandesas, siendo la más sonada la llamada "Batalla de Lekkerbeetje" o "Desafío de Breauté", en las cercanías de Bois-le-Duc (s'Hertogenbosch): 22 jinetes de la compañía flamenca de caballos corazas del futuro conde de Grobbendonck -que vimos actuar tibiamente en la batalla de Turnhout (1597), y que guarnecía Bois-le-Duc- retó a 22 jinetes de la compañía mercenaria francesa de Pierre de Breauté. La compañía flamenca de coraceros combatió bajo el mando de su teniente, Gerard Abrahams van Houwelingen, apodado "Lekkerbeetje":

"Y por este tiempo hubo también un desafío entre las dos compañías de Grobendoch, gobernador de Bolduc y de Mons de Braut, francés que llevaba sueldo de los rebeldes, saliendo al desafío veinte y dos soldados de cada una de las compañías. Murieron en el combate 14 franceses y poco después tres que salieron muy mal heridos y de los nuestros quedaron muertos en la estacada cuatro y otro que quedó mal herido."

Murió el teniente de la compañía de Grobbendonck, y su hermano Anthoine Abrahams. El capitán Breauté también murió, y tan sólo sobrevivieron 3 franceses. Las fuentes difieren en como fue el combate, y parece ser que algunos franceses fueron ejecutados a sangre fría. Las dos compañías se habían enfrentado anteriormente y se guardaba cierta rivalidad y rencor, además de disputarse el honor.

Escena que representa "el desafío de Breauté". La compañía flamenca de coraceros de Grobbendonck, integrada por naturales del país, se identifica llevando fajas de color rojo, color identificativo del ejército español. Mientras que la compañía francesa de corazas del capitán Breauté, que actuaba al servicio de las Provincias Unidas, porta cintas o lazos anudados en el brazo izquierdo, de color azul o verde. A ambos lados del combate se encuentran los músicos de cada compañía: 2 trompetas hispanos, vestidos con un "capotillo" o "sobrevesta" de color rojo (a la izquierda); y 2 trompetas franceses, vestidos de color azul o verde oscuro y plumas blancas en los sombreros (a la derecha). En el extremo inferior izquierdo yace tendido en el suelo "Lekkerbeetje", con "armadura 3/4", faja colorada y las plumas del yelmo de color rojo. En el centro derecha de la composición parece representarse al capitán Breauté, con adornos de cintas y plumas en el caballo, de color azul y blanco respectivamente; rica armadura plateada, y penacho de plumas blancas y azules. Todos los soldados combaten en un duro "cuerpo a cuerpo" con espadas y pistolas. (Pintura de escuela flamenca del siglo XVII, círculo de Sebastian Vrancx)



MOTINES Y TRAICIONES

También al comienzo del año se produjo un caso escandaloso en las cercanías de Bois-le-Duc: los fuertes hispánicos de San Andrés -construido en honor del cardenal Andrés de Austria, gobernador interino de los Países Bajos- y de Crèvecoeur se amotinaron. Sabedor de ello, Mauricio de Nassau, general de las Provincias Unidas, se puso sobre ellos; los fuertes fueron entregados al enemigo por los soldados valones y alemanes a cambio de una suma de dinero, y además los soldados amotinados se pasaron al servicio de Mauricio. Roco de Campofrío relata el incidente:

 "Por la una y otra parte de los ejércitos se procuraban hacer interpresas [ataques por sorpresa], que no tuvieron efecto, estorbando al Archiduque la suya los valones, que estaban en el fuerte de Sant Andrés y Crevecurt, que se amotinaron. (...)
Y en los últimos deste mes [marzo], los Rebeldes, con la ocasión de los motines de los fuertes de Sant Andrés, y Crevecurt enviaron a Mauricio con su campo sobre ellos y teniendo [las guarniciones amotinadas] municiones y bastimentos [provisiones] bastantes para más de 3 meses, y siendo la plaza de Sant Andrés inexpugnable, los Alemanes y Walones, que estaban en ella de presidio [guarnición], vendieron estas plazas con vivísima traición por 50.000 filipes [125.000 florines] y se pasaron a servir a los Rebeldes."

Detalle de un grabado que muestra el asedio del fuerte de San Andrés por el Ejército de las Provincias Unidas. (Grabado, manufactura de la familia Hogenberg)


Por otra parte estalla también un motín en la guarnición del fuerte de Kerpen:

 "En la villa de Carpen hubo movimientos de motín por principios del mes de abril, el cual se procuró apaciguar, aunque no se pudo conseguir del todo hasta el mes de Agosto adelante."



LA ESCUADRA DE GALERAS DE FLANDES DE FEDERICO ESPINOLA

En 1599 Federico Espínola había traído desde España una pequeña escuadra de galeras para que operase contra los rebeldes neerlandeses (Ver el alto mando de la Armada de Flandes):

 "Por este tiempo había llegado a Flandes con cuatro galeras Federico Espínola, Genovés, haciendo grandes demostraciones (...) Y así, llevado de esta ambición aunque no era soldado, con el consejo de los que tenía cerca de sí emprendía con las galeras algunas facciones de importancia y hacía a los Rebeldes tales daños con las galeras que andaban cuidadosísimos (...)"

Con las galeras se condujo una exitosa expedición contra las pesquerías neerlandesas. Según relata Roco de Campofrío, los marineros capturados fueron ahogados, al ser echados al mar envueltos en sus propias redes:

"(...) habiendo ido [Federico Espínola] con ellas [las galeras] adonde acudían ellos a hacer su pesca, se la había desbaratado y cogido más de cuarenta barcones dellas ["buzas" o "buizen", pequeños barcos arenqueros], y echado al mar los pescadores revueltos en las redes, con que hubo grande sentimiento en la Isla de Zelandia [Zelanda], esperando cada día mayores daños de las galeras que salían de los puertos de la Inclusa [La Esclusa, Sluis o Sluys], Dumquerque [Dunkerque], Neoport [Nieuport o Nieuwpoort]."



LA INVASION DE LOS PAISES BAJOS ESPAÑOLES

Las Provincias Unidas de los Países Bajos deciden acabar con los daños e incursiones que la pequeña Armada de Flandes, los corsarios flamencos y las galeras de Federico Espínola ejercían sobre su comercio marítimo. Para ello se determinó hacer una ofensiva por tierra contra los puertos flamencos de Dunkerque y Nieuport:

"Y para asegurarlos de estos temores, el Senado o junta de su gobierno [Estados Generales] se resolvió que con su ejército de 18.000 infantes y dos mil y quinientos caballos se embarcase luego y diese con él en Flandes. (...) El intento de los Rebeldes era ganar este fuerte [Sas van Gent] si le hallasen desapercivido, y en caso que no le sucediese, otro algún puesto en el Condado de Flandes, de donde poder correr la tierra y buscar algún medio con que librar sus navíos y tractantes de las molestias que recibían de las galeras del Espínola." 

En junio de 1600, Mauricio de Nassau, Capitán General del ejército de las Provincias Unidas y futuro Príncipe de Orange, concentra su flota y su ejército embarcado cerca de Flesinga, para luego tomar tierra en el puerto de Filipina. La invasión de los Países Bajos españoles había comenzado. Relata Roco de Campofrío como reaccionó el archiduque Alberto:

"(...) Avisado su Alteza [Archiduque Alberto de Austria] de esta determinación envió orden al Almirante [de Aragón], que con toda prisa marchase con él la vuelta de Gante para hacer rostro al ejército Rebelde, con el cual Mauricio saltó en tierra en 22 de Junio junto al fuerte llamado de Saxo, de Gante [Sas van Gent], plaza importantísima, (...) Luego que los Rebeldes saltaron en tierra, ganaron dos fuertes pequeños, que estaban cerca del Saxo, llamados el uno Filipinas [Philippine] y el otro de Bucoite [¿Boekhoute?]. Pero en siendo avisado el castellano [gobernador del castillo] de Gante, Agustín de Herrera, que el ejército Rebelde había desembarcado, al punto acudió a socorrerle con soldados de su presidio, y muchas compañías de los naturales de la villa de Gante, (...)"

El vallisoletano Agustín de Herrera, al que hemos visto sirviendo como capitán en la campaña de las Azores de 1582, impidió que Mauricio de Nassau avanzase por ese sector:

"En que hizo el castellano Agustín de Herrera y los naturales de Gante gran servicio a su Rey, porque con esta prevención reconoció luego el Rebelde Mauricio la imposibilidad de la empresa intentada, y con el aviso que tuvo de que nuestro ejército iba marchando (...) se resolvió de levantarse apriesa y marchar por tierra la vuelta de Neoport con esperanza de ganarle (...)" 



LA MARCHA HACIA NIEUPORT

Mauricio de Nassau se dirigió hacia el puerto de Nieuport, pasando alrededor de Brujas -que le tiró varios cañonazos- y llegando cerca de Ostende (puerto y base de las Provincias Unidas en la costa flamenca), despejando sus alrededores de fuertecillos españoles:

"(...) ordenó [Mauricio de Nassau] que los navíos en que había venido se volviesen a formar a Ostende, y él marchó por tierra, haciendo grandes daños (...) y apoderándose de los fuertes de Oudemborgo [Oudenburg], Sant Alberto y Nascherch [Snaeskerke], poco distantes de Ostende, puso presidio en ellos."

Después dejó en un dique cercano a Leffinghe un pequeño cuerpo de ejército -compuesto de escoceses y zelandeses- en la retaguardia, al mando de Ernesto Casimiro de Nassau, para entorpecer el avance del Archiduque:

"Y en un puesto acomodado junto a ellos, de diques y cortaduras, puso 2.000 escoceses y un regimiento de zelandeses, a fin de impedir el paso a nuestro ejército, si le siguiese, o por lo menos entretenerle hasta que él hubiese tomado a Neoport."

Vista de Leffinghe en un grabado de Hogenberg. En algún lugar cercano a la costa, entre el puente de Leffinghe y el fuerte de San Alberto, se produjo el combate en el que las fuerzas de Ernesto Casimiro de Nassau quedaron deshechas. (Grabado, manufactura de la familia Hogenberg)


Mientras, los Archiduques salieron de Bruselas para unirse en Gante al reducido ejército de operaciones hispánico (cerca de 9.000 hombres). Después de pasar revista a las tropas, y de una pomposa arenga -en que la Infanta Isabel Clara Eugenia, archiduquesa de Austria, toma parte-, se inició la marcha:

"El Archiduque, luego que tuvo aviso de lo dicho, salió de Bruxellas a toda prisa, llevando consigo a la infanta, y en un día llegó a Gante, adonde el siguiente se hallaba nuestro ejército, si bien tan deshecho, que no llevaba más que 9.000 infantes y 600 caballos. Y lo que más cuidado daba era la poca voluntad, que mostraban los soldados de querer pelear (...) Pero esto se remedió con mandar su Alteza [el archiduque Alberto de Austria] poner el campo en orden y hablarles (...) Y para más animarlos, salió la señora infanta a Caballo por todo el campo por medio de los escuadrones, exhortándolos (...) Con lo cual todos los soldados se alegraron y animaron, (...)"

Se contó con algunas de las guarniciones amotinadas, las cuales formarían en la vanguardia del ejército hispano:

"El Archiduque mandó al Almirante que fuese a hablar con los amotinados de Diest, que estaban allí cerca, y les pidiese de su parte saliesen a servirle en aquella ocasión. Hiciéronlo así y vinieron 800 infantes y 600 caballos, a los cuales se dio la vanguardia, (...)"

Durante la marcha forzada se fueron recuperando las posiciones perdidas ante los holandeses:

"Y reforzada nuestra vanguardia con 5.000 infantes, se comenzó a marchar con tanta prisa, por poder alcanzar la retaguardia de los Rebeldes, que el primer día de Julio con gran parte de la noche caminaron doce leguas, y los amotinados, que iban delante con tan grande braveza y osadía, que queriendo asaltar el fuerte de Oudemborg con escala sin batería [de artillería], se le rindieron los Rebeldes, (...)"

Se produjeron desmanes y actos de venganza sobre la guarnición de Oudenburg, que fue pasada por las armas. Juan Roco de Campofrío lo achaca a los amotinados, deseosos de recuperar botín:

"porque [los amotinados] deseaban mucho degollarlos y coger el pillaje, (...) que, después de haberse rendido les quebrantaron la palabra y los degollaron. Y pasando con la misma osadía y toda presteza sobre los fuertes de Nascherch y Sanct Alberto, y los ganaron."



EL COMBATE DEL DIQUE DE LEFFINGHE

Siguiendo el dique de Leffinghe, el ejército del Archiduque se topa con el pequeño cuerpo de ejército de Ernesto Casimiro de Nassau, el cual quedó arrasado ante el ímpetu de avance del Ejército hispánico de Flandes:

"Y a este tiempo llegó nuestra vanguardia y todos juntos arremetieron con 2.000 escoceses y el regimiento de zelandeses, que serían 3.000 hombres, los que el Mauricio había dejado junto a los fuertes y cortaduras. (...) era el ánimo de los nuestros tal, que con grande presteza las pasaron. Y el primero, que se arrojó entre los enemigos fue el capitán don Luis Faxardo [Fajardo], (...) y con él Francisco Morgado Osorio, Alférez reformado [es decir, sin cargo y sirviendo como simple soldado], natural de la villa de Alcántara, mi patria, a cuyo ejemplo y imitación pasaron todos los nuestros, que iban en la vanguardia y los amotinados, (...)"

De nuevo no se dio cuartel al enemigo:

"(...) y degollaron todos los 3.000 hombres, que el Mauricio había dejado en aquel puesto, con tanta presteza y brevedad, (...) Y llegado el Archiduque al mismo punto que se andaba en la matanza, que debía de ser entre las siete y nueve de la mañana, a 2 de Julio, habiendo dejado la señora Infanta en Gante (...)"

El combate del dique de Leffinghe. Las tropas hispanas -centro y derecha- avanzan contra las posiciones de Ernesto Casimiro de Nassau, situadas a la izquierda. En el extremo superior derecho se encuentra la plaza de Ostende y el fuerte de San Alberto. (Grabado de Lambert Cornelisz)


El combate del dique de Leffinghe se produjo al amanecer del 2 de julio de 1600, el mismo día en que se daría la famosa batalla de las Dunas, unas horas más tarde.



LA BATALLA DE LAS DUNAS

Tras celebrar consejo con sus generales, el Archiduque decide avanzar contra las tropas de Mauricio, que ya estaban posicionadas alrededor de Nieuport, bloqueando y sitiando la ciudad costera flamenca. Prosigue el relato de Roco de Campofrío, quien culpa a los soldados de la decisión de avanzar contra los holandeses, en lugar de descansar y esperar a los refuerzos. Menciona que los soldados y los amotinados llegan a acusar al Archiduque por su tibia actuación en el socorro de Amiens (1597), dándose incluso algún incidente violento por detener la marcha entre oficiales y soldados:

 "Acabada esta facción [combate de Leffinghe] el Archiduque pidió a los soldados que descansasen del trabajo, que habían pasado aquella noche y el día antes sin haber comido ni dormido, sino caminado, como está dicho más de doce leguas. (...) y mandando juntar a consejo se resolvió, que convenía descansasen allí los soldados por lo menos aquél día, hasta que llegase nuestra batalla [centro] y retaguardia, que venía atrasada. (...) Pero la braveza osadía y altivez de nuestros soldados era tal, que olvidados de la obediencia que debían a su general y príncipe, daban voces diciendo mil libertades de que les quería [el Archiduque] quitar la victoria de las manos como les había quitado la de Amiens, (...) prosiguiendo su camino sin bastar el Archiduque y los del consejo de guerra, con las espadas en la mano, dándoles cuchilladas y espaldarazos para que se detuviesen, (...) Y vista tan temeraria resolución por algunos consejeros de guerra, dijeron a su Alteza, que pues los soldados eran los que habían de hacer aquella facción, los dejase, (...)"

Mauricio de Nassau esperaba al ejército hispano colocado en una posición ventajosa, las alturas que le proporcionaban las dunas de la playa, cerca de Nieuport. Por la tarde, el Ejército hispano de Flandes se lanza al ataque contra las dunas, rompiendo la primera línea neerlandesa. Roco de Campofrío relata la batalla:

"Los Rebeldes comenzaron a cañonear a nuestro escuadrón antes de llegar con su Artillería, aunque con poco daño, porque el orgullo y prisa de los nuestros era tanta, que dentro de poco tiempo llegaron a las dunas en medio del día, (...) muertos de sed y tan fatigados, que parecía casi imposible poder dar paso. Pero, no obstante eso, acometieron el uno de los escuadrones [holandeses], que estaba en la vanguardia, con tanta ferocidad, que aunque se les resistió buen rato, le rompieron y llegaron a ganar la Artillería."

Detalle de un cuadro que muestra a Mauricio de Nassau, General del ejército de las Provincias Unidas y futuro Príncipe de Orange, junto con el alto mando de su ejército, en la batalla de las Dunas o de Nieuport. Mauricio lleva banda de general de color naranja, bastón de mando, y una pluma en el sombrero de color verde. Uno de sus pajes sujeta su yelmo, que tiene un penacho de plumas naranjas. Su oficialidad porta mayormente bandas de color naranja, además de plumas naranjas y blancas en los sombreros. Al menos uno de ellos tiene la banda de oficial de color blanco, y uno de ellos la tiene de color azul o verde oscuro. (Pintura de Hendrick Ambrosius Packx)


Pero el empuje hispano pierde fuerza: agotados por la marcha forzada y el combate de la mañana; y obligados a combatir con el sol de frente, que los deslumbraba, y con el viento en contra, que echaba arena en sus ojos. Finalmente Mauricio de Nassau reorganiza las líneas, y un contraataque neerlandés obliga a retirarse al Ejército de Flandes, el cual se pudo retirar en orden, debido a las fuertes bajas en ambos bandos. Prosigue Roco de Campofrío:

"Y a este tiempo el Mauriçio socorrió de refresco con otro escuadrón que dió con los nuestros, y al mismo tiempo ordenó que su caballería chocase con la nuestra, y, si pudiese pasar, procurase romper nuestro escuadrón por un costado, y habiéndole sucedido como lo ordenó, siendo nuestra caballería tanto inferior y estando tan fatigada, no les fue muy dificultoso el romperlo, ni el pasar luego a descomponer nuestro escuadrón, en medio del cual andaba el Archiduque, animado y acudiendo a los trances más trabajosos, hasta llegarse a apear y tomar una pica y ponerse delante de los suyos exhortándolos (...) A este tiempo ya nuestro escuadrón estaba roto, desbaratado y puesto en toda confusión, y los pocos que habían quedado con la vida fueron puestos en huida, casi todos heridos y muy mal tratados."

Juan Roco refiere que el archiduque Alberto combatió como un soldado más, resultando casi prisionero y siendo herido levemente en la refriega:

"(...) con que se entró en lo más agrio de la batalla, donde le cercaron [al Archiduque] algunos soldados rebeldes, diciéndole que se rindiese, y el uno dellos le tiró un golpe con una partesana [especie de lanza], con que le hirió entre las sienes y la cabeza, pero él le mató con la espada de una cuchillada, con que le abrió la cara, y luego acertaron a llegar Don Diego de Chaves, paje de su guión [tipo de bandera o estandarte] y Don Diego de Guzmán, así mismo paje suyo, y Don Diego Mexía [Mejía de Guzmán, futuro Marqués de Leganés], menino de la señora infanta [Isabel Clara-Eugenia], mozos de tan poca edad, que el que más tenía no llegaba a 20 años. (...) Y a este tiempo llegaron otros, con que hicieron retirar al Archiduque muy contra su voluntad, y porque el caballo, que traía, estaba rendido y malherido por diversas partes, se apeó del suyo Don Juan de Bracamonte, hermano del Conde de Peñaranda, y se le dió." 

Desbaratada la caballería hispánica, el Almirante de Aragón trató de rehacerla, quedando finalmente prisionero de los holandeses:

"El Almirante de Aragón, que gobernaba la caballería, hacía todo su esfuerzo por volverla a poner en orden, y con algunas tropas hacía cuanto podía (...) A lo cual dijo que si el Archiduque era muerto o se había perdido, que él no había de quedar vivo, y con solos 30 caballos rompió por uno de los escuadrones de los rebeldes, y habiéndole atravesado todo, al salir dél le dieron un mosquetazo al caballo, con que se enarboló y cayó de espaldas, cogiéndole debajo. A donde llegaron los soldados rebeldes y le prendieron."

Esta vez son los soldados de las Provincias Unidas, y en especial los mercenarios escoceses, los que se ensañaron con los prisioneros hispánicos, en venganza por los desmanes cometidos por éstos en su avance y en el combate de Leffinghe:

"Después de acabada [la batalla], salieron los escoceses, que estaban de presidio [guarnición] en Ostende, y a sangre fría arcabucearon y mataron más de 100 soldados nuestros, y entre ellos al capitán Rengifo, natural de Avila, valiente soldado. Dieron por razón desta inhumanidad contra toda disciplina militar la que los amotinados [hispanos] habían usado con sus escoceses, que habían rendido el fuerte el día antes."



FIN DE LA CAMPAÑA

El Archiduque se retiró a curarse su herida, y después dio órdenes para reorganizar el ejército. Sigue la relación de Juan Roco:

"El Archiduque que se retiró a Bruxas [Brujas] y, en curándose de su herida, pasó a toda prisa a Gante, a donde estaba la infanta (...) Dejó el Archiduque dada orden que a toda diligencia entrasen en Neoport 600 hombres de los que no se habían hallado en la batalla, y dejó dispuestas las demás cosas como convenía."

Por su parte, aunque había logrado la victoria sobre el Ejército de Flandes del archiduque Alberto, Mauricio de Nassau levantó el sitio a Nieuport y se retiró a Ostende, donde embarcó su ejército y abandonó los Países Bajos españoles. Refiere Juan Roco cómo la presión y las fuertes bajas que estaba soportando el Ejército de las Provincias Unidas fuerzan a Mauricio a tomar esa decisión:

"Y así por el daño que recibía de los soldados de la guarnición de Neoport, como de las galeras de Federico Spinola que a deshoras y muy continuamente asaltaba los navíos de su armada, barcones y fragatas, que traían bastimentos [provisiones] a su campo, se resolvió [Mauricio de Nassau] a retirarse hacia Ostende, atrincherándose entre las Dunas del canal de aquella plaza, estando nuestro ejército a la mira (...) Pero al fin se determinó a volverse a Olanda con el ejército, y para ello se embarcó en 18 de Julio en el canal de Ostende, dejando en aquella villa 3.000 infantes de presidio y dos compañías de Caballos."

Detalle de un grabado de la batalla de las Dunas, donde se representa la ciudad de Nieuport ("Nieuporten") sitiada por las tropas de Mauricio de Nassau. (Grabado, manufactura de la familia Hogenberg)


Antes de partir, Mauricio de Nassau trató de tomar el fuerte de Santa Isabel, cercano a Ostende, y guarnecido por el regimiento valón de Claude de La Barlotte, quien pierde la vida en la defensa:

"Cuando el Mauricio envió a reconocer el fuerte de Sancta Isabel, en que había entrado el coronel La Barlota para defenderle con su regimiento, fue herido de un mosquetazo en la cabeza, de que murió, con sentimiento del Archiduque y de todos los del campo [español], (...)"

Detalle de un grabado del sitio de Ostende (1601-1604), donde se puede ver el fuerte de Santa Isabel ("Isabella"). En el fuerte ondea la bandera con la cruz de San Andrés o "aspa" de Borgoña. (Grabado anónimo, escuela flamenca)


Cuando Mauricio de Nassau embarcó hacia las Provincias Unidas de los Países Bajos, algunas de sus embarcaciones despistadas fueron atacadas por las galeras de Flandes de Federico Espínola:

"Cuando el Mauricio se embarcó para Olanda con su ejército, fue notable el daño que Spínola le hizo en su vanguardia con las galeras. Y si no le hubiera sobrevenido un viento contrario [a Federico Espínola], que le forzó a entrarse en la Inclusa [La Esclusa, Sluis o Sluys], fuera mucho mayor."

El Archiduque, tras reorganizar el ejército, hizo las prevenciones necesarias para evitar posibles movimientos del ejército neerlandés. Así dejó un pequeño cuerpo de ejército, al mando del general flamenco Federico van den Bergh, frente a Ostende -la cual se sitiaría al año siguiente-; enviando al Brabante otro cuerpo del Ejército de Flandes, al mando del general vallisoletano Luis de Velasco:

 "Avisado el Archiduque de como el ejército Rebelde, se había retirado a las Islas, mandó luego que la mayor parte del suyo fuese la vuelta de Brabante entre Malinas y Liexa [Lieja], llevándole a su cargo Don Luis de Velasco, general del artillería, con que dejase en Flandes tres regimientos, uno de Alemanes, otro de Borgoñones y otro de Walones [valones], a cargo del Conde Federico de Bergh, con orden de reparar los fuertes que estaban en oposición de Ostende. Y en este tiempo envió también el Archiduque 600 infantes para reforzar la villa de Rimberg [Rehinberg], (...)"

De España vino una delegación con ayuda económica para el Ejército de Flandes:

 "Por el mes de septiembre llegó a Flandes con Embajada del Rey nuestro señor Don Enrique de Guzmán [Enrique Dávila Guzmán, futuro marqués de Povar], gentilhombre de su Cámara, Clavero de la Orden de Alcántara, y hermano del Marqués de las Navas, que de su parte iba a visitar a sus Altezas [los Archiduques Alberto e Isabel] y a darles el pésame del suceso de la batalla y para aliviarlos de las penalidades en que se hallaban, y temores de motines, le enviaron con él cédulas de cambio de cantidad de 800.000 ducados, con que su Alteza dió satisfacción a sus soldados hasta donde alcanzó. Que, como se les debía tanto y se habían de hacer nuevas levas [reclutas] de Alemanes, todo era poco."

Esto fue a requerimiento del Archiduque, que pedía insistentemente hombres y dinero a la Monarquía española, que por aquél entonces visitaba Valladolid, y pretendía el traslado de la Corte a esa ciudad. Para ello envió allí a don Luis de Velasco, general de la artillería de Flandes, y a Agustín de Herrera, gobernador de Gante, ambos naturales de la ciudad. Pero Roco de Campofrío señala que la comitiva no tuvo todo el éxito esperado:

 "Reconociendo el Archiduque, el aprieto en que los Rebeldes se hallaban, y que si de España se hacía algún buen esfuerzo de socorrerle con dinero y gente, podría apretar los Rebeldes de manera que los obligase a una buena composición, y para ello envió a España, a la solicitud a Agustín Herrera poco después de la batalla de las Dunas, (...) volvió a enviar por el mes de septiembre a Don Luis de Velasco, para que juntamente con Agustín de Herrera, informasen a su Magestad, (...) Pero nada desto bastó para que de España se acudiese con la presteza y esfuerzo que el caso pedía (...)"

Roco de Campofrío relata después la promoción de Nicolás Basta (o Basti) en la Tenencia general de la caballería de Flandes:

 "En fin de noviembre murió de enfermedad en Bruxellas [Bruselas] Don Ambrosio Landriano, caballero de nación italiano, lugarteniente del capitán general de la Caballería, soldado viejo [veterano] de valor y experiencia, cuya falta sintió el Archiduque, si bien la suplió con dar el oficio a Nicolao Basti, caballero de Nación Albanés, soldado viejo de la disciplina y tiempo del Duque de Alva, (...)"

Juan Roco relata un pequeño y curioso incidente, en el que de alguna manera los holandeses se vengaron de la actuación de las galeras de Flandes de Federico Espínola, mediante un ataque sorpresa a una de sus galeras, cerca de Amberes:

"los de la Junta del gobierno de los Rebeldes (...) habían mandado hacer una galera en competencia de las nuestras [llamada Zwarte Galei o Galera Negra] (...) para librarse de las molestias que recibían de las que gobernaba Espinola y al fin del mes de noviembre, la echaron [los holandeses] al agua, y llevaron con gran secreto a Lilo [fuerte de Lillo] por la Schelda [río Escalda], acompañada con otros barcones o fragatas en que iban 800 soldados y saliendo de noche con la marea alta, llegaron antes de el amanecer junto a las murallas de Ambers, donde estaba descuidada nuestra galera almiranta, sin gente, desapercibida, que la acometieron y dieron dos asaltos en que fueron rebatidos de los pocos que había en ella, y al fin le dieron tercero asalto, tan esforzadamente que la entraron, y degollaron los que hallaron dentro y se llevaron la galera, cosa de que hicieron grandes fiestas y algazaras [los holandeses] (...)" 

Detalle de un grabado que muestra el combate en las cercanías de Amberes entre la "Galera negra" holandesa y un barco de guerra español, el cual enarbola la bandera con la cruz de Borgoña o de San Andrés. El grabado omite que la embarcación española fue una de las galeras de Federico Espínola. También se muestra el fuerte de Liefkenshoeck, o de Kallo ("fort de Callo"), el cual estaba frente al fuerte de Lillo, al otro lado del río Escalda. (Grabado de Bartholomeus Willemsz Dolendo)


No hubo más acciones de entidad. Juan Roco recalca que el ejército hispánico no se movió al quedar desgastado tras la derrota:

"En este año, de 1600, no hubo otra cosa digna de memoria, porque el ejército estaba reducido a poco número, particularmente, los tercios de la nación Española porque del suceso de las dunas, habían quedado menguadísimos y por conveniencia de estado, importaba el conservarlos hasta que se rehiciesen, y así el Archiduque, trató de que se estuviesen en sus alojamientos, no solo los tercios Españoles, pero los de la nación italiana, walones y tudescos [alemanes]."

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NOTA1: Al archiduque Alberto de Austria le hemos visto liderando la expedición militar a los Países Bajos en 1595, para tomar posesión del cargo de Gobernador general de los Países Bajos españoles.
Por otro lado, a don Juan de Bracamonte le hemos visto anteriormente ya al mando de un tercio español en el sitio de Ostende (1601-1604), donde perderá la vida combatiendo. Y a don Diego Mejía de Guzmán, futuro marqués de Leganés, ya le hemos visto 20 años después estando al mando de un tercio español en el sitio de Bergen-op-Zoom (1622).

NOTA2: Fueron soldados renegados españoles que combatían en el ejército holandés quienes reconocieron y apresaron al Almirante de Aragón en la batalla de Nieuport. Pudiera tratarse de los valones y alemanes pasados al Ejército de las Provincias Unidas al comenzar el año.

NOTA3: A Nicolás Basta (o Basti) le hemos visto, al mando de una compañía de caballería albanesa o italo-alabanesa, acompañando al duque de Alba en la expedición militar a los Países Bajos de 1567; y también le hemos visto al mando de la caballería hispana en la batalla de Turnhout (1597). Su hermano Jorge (o Giorgio) fue Comisario general de la caballería de Flandes, y le hemos visto al mando de la caballería ligera en el socorro de París (1590).
Mientras que a don Luis de Velasco le hemos visto tomando parte junto con el archiduque Alberto en el sitio de Calais (1596) y en el socorro de Amiens (1597), al mando siempre de un tercio español. Promocionó al año siguiente a General de la artillería de Flandes, y posteriormente a General de la caballería de Flandes. Ejerciendo este último cargo le hemos visto en los sitios de Bergen-op-Zoom (1622) y de Breda (1624-1625)

NOTA4: La galera holandesa llamada "Zwarte Galei" o "Galera Negra" la hemos visto combatiendo con suerte desigual en la llamada batalla de La Esclusa (1603), donde fue capturada por las galeras españolas, y recapturada, según las fuentes, por los neerlandeses durante el combate.

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