viernes, 31 de diciembre de 2021

Diario de Erich Lassota de Steblovo durante la tercera campaña de las islas Azores, en 1583


Reanudamos y finalizamos la relación del diario del mercenario germánico Erich Lassota de Steblovo (von Steblovo o Steblau), que tomó parte en la anexión del reino de Portugal por la Monarquía española en 1580, origen de la futura Guerra de la Restauración portuguesa (1640-1668), ocurrida medio siglo después.
La conquista de Portugal, y los últimos reductos rebeldes en las islas Azores, se llevó a cabo en 4 años (1580-1583), años en los que sirvió en la Península ibérica el soldado Erich Lassota, tomando parte en la mayoría de las operaciones militares, y anotando sus experiencias en un diario. Ver sus anotaciones para las campañas anteriores de 1580, 1581 y 1582.  


A comienzos de febrero de 1583, Felipe II dio instrucciones a Alvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, para preparar una armada que pacificase las islas Azores definitivamente, conquistando la isla Terceira, la más importante de las islas rebeldes: La invasión de la isla sería dirigida por Lope de Figueroa, mientras Santa Cruz quedaría a bordo para impedir cualquier socorro naval por parte de los franceses.

Al tenerse estas noticias, en Francia se hicieron preparativos con premura: se movilizaron 15 navíos, al mando del comendador Aymar de Chaste, provistos de municiones, armas y 100 piezas de artillería; 9 compañías de soldados franceses, al mando del maestre de campo Caravaques y del sargento mayor Battista Servigni; y 4 compañías de soldados ingleses con sus mandos naturales, con la autorización de la reina Isabel Tudor. Sumando el contingente embarcado unos 1.200 hombres.
Mientras en la isla Terceira se hallaban otros 700 soldados franceses y una compañía inglesa, aparte de 3.000 a 4.000 portugueses armados, al mando del gobernador de la isla, Manuel de Silva, conde de Torres Vedras.  
A mediados de junio la armada francesa llega a Angra, capital de la isla Terceira. El comendador de Chaste reorganiza las defensas de la isla: 44 pequeños fuertes, con 300 piezas de artillería. La cadena de fuertes estaba unida por tramos de trincheras. La defensa naval de la isla consistía en 31 barcos, los 15 de la armada francesa de Chaste y 16 portugueses al mando de Manuel Serradas.
 
Erich Lassota señala como en enero de 1583 se reforman varias compañías de su regimiento, debido al desgaste sufrido en las campañas anteriores. También indica como el regimiento de mercenarios alemanes al que pertenecía formó la guardia del rey Felipe II de España y I de Portugal:

 "El 22 de Enero dieron de baja en las diez banderas [compañías] a varios jefes superiores, y los soldados que quedaron en seis banderas (que por este motivo se amotinaron y resistieron guardando su bandera dos días y dos noches), fueron rechazados.
 De los coroneles [no] han sido despedidos:
 1. Señor conde Nicolas de Lodron.
 2. Sr. Carlos Wilhelm de Arzt.
 3. Sr. Engelhart Kurz.
 4. Sr. Antonio de Lodron.
 5. Sr. Priamo.

 El 15 de Febrero llegó el Rey a Setuval; tomó su residencia en el gran palacio de la plaza de la ciudad, confiándonos, a nosotros los alemanes de la bandera blanca, su guardia. (...)" 
 
Izquierda: "Lansquenete" o soldado mercenario alemán, hacia la segunda mitad del siglo XVI, armado con una pica. Lleva "armadura de 3/4", y la característica barba larga con que son representados muchos soldados alemanes de este mismo periodo. (Grabado de Franz Brun)
Derecha: "Lansquenete" o soldado mercenario alemán, hacia la segunda mitad del siglo XVI, armado con un arcabuz. El soldado lleva un morrión, un tipo de casco muy característico de esta época, y viste los llamados "Pluderhosen", un pantalón muy ancho y largo, que llevaban los soldados alemanes y "lansquenetes" del periodo. Un aspecto similar a estos dos militares tendrían Erich Lassota y los soldados alemanes que tomaron parte en la conquista de Portugal y las Azores. (Grabado de Franz Brun)



COMIENZA LA CONQUISTA DE LA ISLA TERCEIRA

El 23 de junio la armada española se hace a la mar: 2 galeazas, 5 galeones -3 del Rey y 2 de Santa Cruz- y 30 navíos que protegían a las embarcaciones auxiliares y de transporte, entre ellas 7 grandes barcas de desembarco, y 12 galeras que se encargarán de batir las defensas exteriores. Junto con las embarcaciones que están en la isla de San Miguel, tomarán parte en la expedición 91 naves tripuladas por 3.823 hombres de mar, 8.841 soldados embarcados y 2.708 remeros para galeras y galeazas. Otros 2.600 soldados del tercio de Agustín Iñiguez de Zárate están en la isla de San Miguel desde 1582. Siendo 15.000 hombres en total. 
 
Erich Lassota indica como la armada hispana, en la cual estaba embarcado junto al regimiento alemán, zarpa en junio. Además anota en su diario la composición de la armada:

 "El 18 de Junio por la tarde salieron para Setuval las cuatro banderas, es decir, la del señor Coronel [Jerónimo Lodrón o Gerolamo Lodron], 2.º del conde Nicolas [Lodron], 3.º de Carlos de Arzt, y 4.º de Engelhart Kurz [ex Freydeneck], mi capitán; de las dos banderas restantes que allí quedaron, se juntaron 100 soldados de cada una a los demás, y todos llegaron a Azeitona [Azenda], una milla y media de camino.
 El 19 del mismo vinimos a Cona, una milla y media distante, donde mandaron bendecir la bandera; por la tarde, embarcados en una galera que estaba cargando madera a una media legua detrás de Cona, nos fuimos hasta Lisboa, (...)
 El 20 de Junio nos embarcamos con nuestra bandera en una nave veneciana, llamada <<Pogga>>, y los 26 soldados además se colocaron en el barco del Sr. Arzt.
 El 22 del mismo mes, el cardenal Alberto de Austria se fue con dos galeras a Belen, luego a la armada que inspeccionó.
 El 23 de Junio salió nuestra armada del puerto de Lisboa, a cosa de las cuatro o cinco por la mañana, con un mal viento.
 Un navío de <<Santa María del Socorro>> llamado, en que se había embarcado la bandera española de D. Miguel de Cardona, encalló en Cachopos, y de allí necesitó volver atrás.
 Sigue la lista de nombres de los primeros personajes que tomaron parte en esta expedición:
 <<1. D. Alvaro de Baçan, Marqués de Santa Cruz, Commendator Maggior de Lion [León], Capitán General dell'Armada e del Ejército.
 2. Don Lope de Figueroa, Maestro de Campo General con su Tercio.
 3. El Conde Hyronimo di Lodron, Coronel de los Alemanes con cuatro compañías.
 4. D. Francisco de Bouadilla con su Tercio.
 5. Don Juan de Sandoval, a cuyo cargo está el Tercio de Portugal.
 6. Agustin Iñiguez con el Tercio que estuvo en S. Miguel.
 7. Dos compañías de Italianos a cargo de los capitanes Lucio Pinatelo y fray Vicenzo del Aflito.
 8. Una compañía de portugueses aventureros a cargo de D. Felix d'Aragon.
 9. Don Pedro de Toledo, Marques de Villafranca, Duque de Fernandina.
 10. Don Pedro de Padilla.
 11. Don Jorge Manrique, Veedor general.
 12. Don Cristoval d'Erasso.
 13. Mosquera de Figueroa, Auditor general del Ejército y Armada.
 Alende d'estos venían muchos otros caballeros principales hijos de Duques, Marqueses y grandes de España.>>

<<Lista de navíos, gente de guerra y marineros que sirvieron en esta Armada>>

 En primer lugar dos galeras napolitanas con 496 esclavos [galeotes], 188 marineros y 315 soldados.
 Luego doce galeras españolas con 2.212 esclavos y 706 soldados. (...)
 Más, tres galeones portugueses: 1.º <<San Martín>>, que sirvió de Capitana; 2.º <<San Felipe>>, en que se sentó Don Lope [de Figueroa]; 3.º <<San Francisco>>. En estos tres galeones hubo 290 marineros y 524 soldados.
 Más, dos galeones del Marqués [de Santa Cruz], con 118 marineros y 486 soldados.
 Más, trece naves de Guipúscoa y Viscaya, con 871 marineros y 2.745 soldados.
 Más, siete barcos de Ragusa con 474 marineros y 2.454 soldados.
 Más, cuatro naves venecianas con 229 marineros y 1.258 soldados.
 Más, una nave napolitana con 47 marineros y 274 soldados.
 Más, dos navíos genoveses con 87 marineros y 374 soldados.
 Más, tres navíos catalanes con 203 marineros y 911 soldados.
 Más, una nave y ocho embarcaciones (pataches) de Viscaya con 237 soldados.
 Más, cuatro embarcaciones (pataches) de Guipúscoa, con 110 marineros.
 Más, quince velugas de Castro, con 311 marineros.
 Más, catorce carabelas portuguesas con 148 marineros.
 Más, siete barcos con 42 marineros para el desembarco de la tropa."


Durante la travesía se produce alguna incidencia:
 
 "El 25 de Junio por la tarde tomó el viento fuerza, y en 27 del mismo mes volvió al puerto un navío genovés, <<Santa María de Costa>> llamado, porque se le salió el timón; la gente que tenía se trasladó en algunas carabelas y embarcaciones."
 
Coronel ("Oberst") de un regimiento de "lansquenetes" o de mercenarios alemanes, hacia la segunda mitad del siglo XVI. Este coronel porta un bastón de mando, larga barba y los característicos pantalones "pluderhosen". Una imagen muy parecida podría haber tenido en este momento el conde Jerónimo Lodrón, coronel del regimiento mercenario alemán, en el que servía Lassota. (Grabado de Franz Brun)
 

En julio llega la armada del marqués de Santa Cruz a la isla de San Miguel, incluidas las galeras que mandaba Diego Medrano. Santa Cruz envía un emisario para intimar a la rendición al gobernador de la isla Terceira, pero es recibido a cañonazos. Lassota relata estos hechos en su diario: 

 "El 6 de Julio, a cosa de las tres por la tarde, llegamos a la isla de San Miguel, dando allí vueltas. Las galeras vinieron allí cuatro días antes que nosotros.
 El 12 de Julio echamos ancla cerca de la ciudad Punta delgada, mas, por causa de una tempestad, no pudimos quedar allí: levamos, pues, el ancla, y nos dirigimos a Villafranca (una grande y hermosa villa, donde se produce mucho azúcar), en que junto con una nave vizcaína, paramos otra vez. Estacionados allí, pedí permiso a mi capitán, y me fuí al instante a la población, en que pasé la noche. (...)
 El 22 de Julio, al anochecer, llegamos a la [isla] Tercera.
 El 23 de Julio dimos vueltas por la costa de la isla, cuyos habitantes desde sus bastiones y fuertes lanzaron algunos cañonazos contra nuestra armada. Por la tarde ancló la Capitana en la dirección de Praya [Praia], y más arriba de la villa de San Sebastián, adonde mandó el marqués [de Santa Cruz] a un soldado con un trompeta, intimando a los habitantes su sumisión, otorgándoles al mismo tiempo, y a nombre del Rey, un indulto general; no aceptaron, (...) y en lugar de dejar bajar a tierra a los diputados, tiraron algunos tiros contra ellos, y los obligaron, sin conseguir nada, a volver a los suyos."
 
Detalle de un fresco del siglo XVI que muestra la armada hispánica del marqués de Santa Cruz frente a la isla Terceira, durante la campaña de 1583. A la izquierda se puede observar una galeaza, es decir, una galera mucho más grande y que estaba más artillada, con un mayor número de cañones que una galera normal. (Fresco de Nicola Granello y Fabrizio Castello, Sala de las batallas, Monasterio del Escorial) 
 
 
La víspera del desembarco, la compañía alemana de Lassota ultima los preparativos: 

"De nuestra nave pasó el furrier con cañones y treinta soldados de doble sueldo [doble-paga o doppelsöldner, infantes alemanes que luchaban en vanguardia], al navío del Teniente Coronel, donde recibieron las consiguientes órdenes, y la bandera con veintiún soldados, y entre ellos mi sección, tomaron plaza en la carabela portuguesa, en que pasaron la noche."
 
 
 
DESEMBARCO Y PRIMEROS COMBATES

Al amanecer del 26 de julio se produce el desembarco en la playa Das Molas: 10 galeras comienzan a batir la playa, para cubrir las lanchas de desembarco. Mientras otras 2 galeras baten la cercana ciudad de Praia. La playa es defendida por 250 hombres al mando del capitán Bourguignon.
En menos de media hora se consolida la "cabeza de playa", huyendo los defensores al morir Bourguignon. Sin embargo acuden a la defensa 1.000 hombres de las compañías francesas de las guarniciones de Praia y Puerto Pescart, que se parapetan en una colina próxima a San Sebastián (o Sâo Sebastiâo), defendida con un fuerte, 2 trincheras y 8 cañones.
La conquista de la primera trinchera se realiza rápido, pero se tardó más de 15 horas en apoderarse de la segunda trinchera, acción que produjo muchas bajas en los atacantes (70 muertos y 300 heridos).
Prosigue Lassota von Steblovo relatando el desembarco y los combates en la playa:
 
 "El 26 de Julio, por la mañana, a cosa de dos o tres horas antes de amanecer, mandó el General [Santa Cruz] dos galeras a la villa de Praia (un terreno bajo y apropósito para el desembarque; y por lo mismo, muy bien guardado), para hacer allí alarma con cañonazos sin cesar, y convencer al enemigo de nuestra intención de entrar a fuerza por aquel punto. (...) el General con otras galeras provistas perfectamente (...) se dirigió por encima de la villa de San Sebastián hacia el puerto de las Muelas (donde el terreno está algo bajo, sin bastiones, y sólo atrincherado), (...) y empezó a bombardear el país desde todas sus galeras con vigor, durante una hora, desembarcando al mismo tiempo en lanchas, de tres a cuatro mil hombres, que tenían que luchar con unos doscientos franceses que allí se encontraron atrincherados. Después de más de una hora de obstinada lucha, los franceses fueron por fin rechazados hacia la montaña, en dirección de la villa San Sebastián, donde en un pequeño fuerte, reforzados de la parte de Praia y otras localidades, quedaron refugiados."
 
Detalle de un fresco del siglo XVI que reproduce el desembarco de las tropas hispanas en la isla Terceira en 1583. En la playa se puede observar las posiciones de los franceses, con una primera trinchera y cañones que abren fuego contra las lanchas de desembarco. (Fresco de Nicola Granello y Fabrizio Castello, Sala de las batallas, Monasterio del Escorial)
 

La operación anfibia de desembarco tiene éxito, y se crea una "cabeza de playa" para desembarcar el resto de las tropas y las provisiones:

 "Los nuestros se apoderaron enseguida de dos montañas (...) entre las cuales estaban las trincheras, y sitio que ocupamos. Entretanto, desembarcó también el resto de tropa, y formó dos campos de tropa en batalla [dos grandes escuadrones]. Los alemanes formamos la derecha, y los españoles la izquierda; delante de estos campos, en los fosos y detrás de las murallas que separan el campo uno de otro, se colocaron unos cuatro mil hombres, que sostenían durante todo el día escaramuzas [pequeños combates] sin cesar con el enemigo."
 
Los portugueses trataron de repetir la victoria obtenida en la isla 2 años antes, al desorganizar las filas de los españoles tras lanzar contra ellos un rebaño de bueyes:

"El enemigo, que formó reductos alrededor de la montaña, y organizó un pequeño fuerte, nos enviaba balas de cuando en cuando, con los quince gruesos cañones que poseía. Por la tarde se puso también en orden de batalla, y bajó algo de la altura de la montaña, llevando delante tres grupos de bueyes (parecían unas 1.000 cabezas). Comprendimos al instante su intención (...) que fue echar contra nosotros los animales, romper nuestras filas, y luego caer sobre nosotros. Previsto el caso, recibimos orden, alemanes y españoles, de abrir las filas, dar libre paso a los bueyes sin molestarlos, herir o asustar, para que corriesen unos tras otros, y luego volver al instante a nuestro orden, para recibir y resistir al enemigo."
 
La caida de la noche propició el cese de las hostilidades, tras estar combatiendo todo el día:

 "Toda la noche hacían los españoles (preocupados de los bueyes echados contra nosotros, o de una sorpresa y ataque por el lado del mar) una alarma interminable, gritándonos: <<Guarden las vacas, pase la palabra>>.
A medianoche, nuestro enemigo tiró tres cañonazos, (...) sin ocasionarnos ningún daño. Sin embargo, otros tiros aumentaron nuestra desconfianza, (...) Supimos luego que la mayor parte de la gente, incluso los campesinos con sus bueyes y su haber, todos se separaron del campo; los franceses con sus dos banderas [compañías] se retiraron también a las montañas; un día antes se componían todavía de unos diez mil hombres." 
 
 

CONQUISTA DE LA ISLA TERCEIRA

Al día siguiente Santa Cruz ordena avanzar a sus tropas hacia San Sebastián, que los franceses abandonan para dirigirse a Angra y organizar la defensa. 
Las galeras de Medrano se apoderaron de las naves fondeadas en Angra, abandonadas por sus dotaciones. Los habitantes de Angra y el propio Chaste abandonaron la ciudad, retirándose hacia el interior de la isla, donde organizar la resistencia en la sierra de Guadalupe.
También el gobernador Silva se retira con sus tropas hacia el interior; pero, abandonado por sus seguidores, pronto es detenido por los españoles y ajusticiado con otros 14 portugueses. Los franceses capitulan a condición de salvar sus vidas. Las islas de Faial, Corvo y Graciosa son ocupadas sin apenas resistencia.
 
Erich Lassota indica el "santo y seña" acordado para la jornada, y relata en su diario el avance hacia San Sebastián, que se encuentra abandonada:
 
"Por la mañana se nos dio otra vez por santo <<Santa María>>, porque creíamos cierta una batalla inminente.
 El 27 de Julio al amanecer, los que no se marcharon, quedaron allí completamente quietos, y apostados detrás de la elevación, y no se podían ver; (...) Entretanto, los españoles, que un día antes formaban un sólo cuerpo, se dividieron en tres; una división de ellos ocupó nuestra derecha, y los dos restantes apoyaron nuestra izquierda. (...) el enemigo, ya de antemano preparado y apostado, empezó con valor a disputar el paso a los nuestros, y entonces dimos un movimiento general de avance, con intención de librarle una batalla. Al ver nuestras fuerzas, nos tiró un tremendo cañonazo y mató a un español de Estado [oficial] que se encontraba a la derecha de la bandera, y cumplido esto, con prisa huyó; le seguimos en orden de batalla hasta la villa de San Sebastian, donde (retirado a las montañas) nosotros todos, y los de todas las naciones que estábamos allí, reposamos; (...) mas en la población no hemos encontrado ni una sola alma viviente."
 
Detalle de un fresco del siglo XVI que representa a las tropas hispanas desembarcadas en la isla Terceira, en pleno avance contra las posiciones de los rebeldes portugueses y sus aliados franceses. El detalle parece mostrar los dos grandes escuadrones en que se dividieron los soldados hispánicos, el primer día de la batalla: uno formado por los soldados españoles y el otro formado por los mercenarios alemanes. (Fresco de Nicola Granello y Fabrizio Castello, Sala de las batallas, Monasterio del Escorial)
 
 
Después prosiguen el avance hacia la ciudad de Angra:

"Luego, y en orden de marcha, nos fuimos hasta Angra (capital de la isla), tres millas distante, con todas nuestras fuerzas. (...)"

Los mercenarios alemanes soportaron mal el calor veraniego de la isla, provocando la muerte de uno de los camaradas de Erich Lassota:

"Durante nuestra marcha hacía un calor terrible, que debilitó a mucha gente de los nuestros, sofocó a varios de sus armadores, y entre ellos a un noble suabo, Hans Pirminius Stor, mi íntimo amigo y hermano, que hemos enterrado después en el convento de Franciscanos de Angra."

Según refiere Erich, de nuevo se encuentran otra de sus poblaciones deshabitada:

"Al entrar en la ciudad, no encontramos en las casas a nadie, ni a los naturales ni a los franceses; todos se refugiaron en parte a las montañas, y en parte a las iglesias, llevándose consigo lo mejor que poseían. Una señora de alta clase, doña Violante de Selva [¿Silva?], que prestó mucho auxilio a D. Antonio [Prior de Crato], se refugió en el convento de Santa Clara, en el que D. Pedro de Toledo [marqués de Villafranca] la mandó vigilar.
 El fuerte de San Sebastian, en la proximidad de la ciudad de Angra, hallamos también abierto y sin un solo hombre de sus defensores."

Angra fue saqueada, y los presos liberados:

"La ciudad sufrió inmediatamente nuestro saqueo, y de las prisiones que abrimos consiguieron su libertad muchos presos españoles y portugueses. Nuestra armada se apresuró a entrar también en el puerto, en que catorce carabelas y diez y seis naves algo mayores, y entre ellas un galeón inglés, que se encontraron allí, fueron saqueados; el general nos permitió tres días de saqueo y de botín."

Se dio orden que nadie abandonase el campamento sin autorización, ante la presencia del enemigo en las montañas y en algunos fuertes exteriores. Señala también Lassota como una compañía alemana guardaba el cuartel del marqués de Santa Cruz:

"Guardando, sin embargo, nuestro enemigo, otra vez reunido y reforzado, algunos fuertes en el interior, se ordenó después que a nadie sin autorización de la superioridad se permitiese salir del campo, construido entonces de siete banderas, cinco españolas y dos alemanas, y de las cuales una constantemente tenía la guardia del cuartel general." 
 
Detalle de un grabado que muestra las posiciones de los rebeldes portugueses y sus aliados franceses, en las elevaciones del terreno de la isla Terceira, durante el desembarco de 1583. (Grabado de Comentario en que se escribe la jornada de las islas de las Azores, de Cristóbal Mosquera de Figueroa, hacia 1596)
 
 
Varios religiosos portugueses, que habían tomado las armas, fueron hechos prisioneros:

 "En esta misma fecha cogieron presos a algunos monjes por haber tomado parte en la lucha, unos a pie y otros a caballo, segun un relato de un arcabucero, y los llevaron a las galeras."
 
Y se envió una pequeña escuadra para tomar la isla de Faial:

 "El 29 de Julio por la tarde, Don Pedro de Toledo con 2.000 españoles y el Sr. Carlos de Arzt con su bandera y 200 hombres adjuntos de varias otras, se embarcaron en las galeras.
 El 30 de Julio se dirigieron las galeras a la Isla Faial, donde entre los habitantes rebeldes había aún seis banderas francesas [siendo 3 de ellas compañías gasconas].
 Los nombres de los capitanes franceses que mandaban son:
 1. Capitán Carlo de Burdeos
[Bordeaux] Gascón, cabo de los otros.-2. Capitán Matelin Gascón.-3. Capitán Milet Gascón.-4. Capitán Cognet Francés.-5. Capitán Clos Francés.-6. Capitán Sesefin Francés."

Los franceses de la isla Terceira negocian la rendición ante los españoles:

 "En la misma fecha, viendo los franceses que los portugueses los abandonaban y que no podían contar más con ellos, mandaron al marqués [de Santa Cruz] un diputado, Monsiur de Leon [¿Lyon?], con un trompeta para entrar en negociaciones, y desde entonces en adelante venían y salían diariamente a caballo."

Y se puso precio por la captura del conde de Torres Vedras, gobernador de la isla Terceira:

 "El 31 de Julio se publicó que quienquiera que fuese de los nuestros, si entregase a Emmanuel de Sylva, conde de Torres Vedras, teniente general y gobernador de D. Antonio, se le pagarían 5.000 reales y se le concedería un hábito o encomienda [de una de las Ordenes Militares], sin consideración de su nacionalidad; si fuera un francés u otro extranjero del partido del enemigo, se le olvidaría todo, y además recibiría del Rey mismo una remuneración y gracia especiales."

El marqués de Santa Cruz concede el perdón general en nombre de Felipe II, abarcando también a las tropas extranjeras que apoyaban a los rebeldes portugueses. Con ello, los franceses capitulan:

 "El 1.º de Agosto mandó el marqués publicar un indulto general (...)
 El 2 de Agosto salió toda la tropa del campamento y se puso en orden de batalla. Por la noche vino a nosotros el maestre de campo de los franceses [llamado "Monsiur de Scarabac", "Carabaque" o "Augarnagues", según las fuentes] con algunos otros compañeros suyos; los condujeron luego unos españoles a la ciudad, en que pasaron la noche e hicieron con el marqués la siguiente capitulación:"

A diferencia de la campaña del año anterior, esta vez se da un indulto a todos los combatientes enemigos para favorecer su rendición, viendo las reticencias a ello de portugueses y franceses, temiendo no se les diera cuartel. Y queriendo los españoles no alargar más una campaña que ya era victoriosa.
La rendición de los franceses se produce en presencia del regimiento alemán. Después pasa a enumerar los capitanes de las compañías francesas rendidas, indicando su origen, ya sea italiano -Florencia- o francés (Gascuña, Normandía, Provenza etc.):

 "El 3 de Agosto se fue el maestre de campo [francés] a los suyos. Por la tarde, los franceses, fuertes de diez y ocho banderas, (...) pasaron en orden de marcha entre dos filas que nosotros los alemanes hemos formado, (...) hasta el más próximo fuerte, San Sebastian de Angra, donde depositaron sus banderas, instrumentos de música, todo género de armas, y se entregaron. Los nombres de los jefes franceses, son:
 <<Monsiur de la Chatra [Chaste], Comendador de la orden de San Juan, General de los Franceses.

 <<Compañías Viejas [veteranas] que estaban en la Isla Tercera>>

 1. Maestro de Campo M. de Scarabac, gascón.-2. Sargento Mayor Capitán, Battista Sernicho [Servigni], italiano.-3. Capitán Basset, gascón.-4. Id. [Capitán] Herman, provenzano.-5. Id. Luis florentín.-6. Id Cavallede, gascón.-7. Idem Borguignos [Bourguignon], provenzano, muerto.-8. Id. Caponi, florentín.-9. Id. Signorelle, normando.

 <<Nuevas [compañías] que vinieron de socorro con M. de la Chatre>>

 1. Capitán Brenette, provenzano, herido.-2. Id. Castre, francés, herido.-3. Id. Armisac, francés, muerto.-4. Id. Campagnolle, francés.-5. Id. Campot, francés.-6. Id. Cabarre, francés, herido.-7. Id. Pomiret, francés.-8. Id. Sabino, francés.-9. Id. Sagrada, francés.-Particular [voluntario] Monsiur de Malet, Comendador de la orden de San Juan.>>"

Las rendiciones prosiguen, y el gobernador Silva, conde de Torres Vedras, fue capturado por los españoles:

 "El 4 de Agosto, seis españoles del regimiento [tercio] de D. Francisco de Bovadilla descubrieron al conde Emanuel de Sylva, y le presentaron preso: se le llevó al instante a la capitana galeazza. A los españoles que le cogieron se pagaron los 5.000 reales prometidos, (...)
 El 5 de Agosto se publicó un bando ordenando al pueblo la entrega de su bandera, con todo género de armas, y así se cumplió."
 
La isla de Faial es ocupada por los españoles:

 "El 8 de Agosto, D. Pedro de Toledo, después de haber tomado la isla Taial [Faial, Fayal en castellano], y sometido a la obediencia a sus habitantes, volvió a Angra con las galeras, trayendo consigo las seis banderas francesas, ya más arriba referidas."
 
El conde de Torres Vedras es ajusticiado con otros rebeldes portugueses, entre ellos un espía. Lassota relata el suceso y cómo sus compatriotas tomaron parte en la ejecución:

"Luego, el mismo día, pronunció su sentencia contra algunos portugueses, es decir, en primer lugar contra el conde Emanuel de Sylva (...) y enseguida, en el mencionado cadalso (cuyo cordón de guardia formaron españoles y algunos soldados del conde Nicolas) fue degollado por el verdugo de nuestro regimiento alemán. (...)
 Luego, y en el mismo cadalso, cortaron la cabeza a Emanuel Cerrada (un anciano, de canas, de estado negociante, después capitán en [las islas de] Cabo Verde, en que hizo la sublevación) (...)
 Después sufrió su última pena de degüello Amador Viera, natural de San Arein [Santarém], (...) A éste mandó el rey Felipe un poco antes a la isla Tercera, con orden y calidad de agente [secreto], para trabajar ocultamente entre la gente del país, y atraerla a su parte; mas en lugar de cumplir con su misión, se pasó a Emanuel de Sylva, (...) Las cabezas de los dos últimos quedaron colgadas en un poste de la plaza pública.
 Por último, en una horca cuadrada, que se izó en otra parte de la plaza, colgaron a diez ciudadanos, los más declarados, y hasta en el campo de batalla adversarios del Rey." 

 
 
FIN DE LA CAMPAÑA

Lassota señala como enarbolado el estandarte de Felipe II, y guarnicionada la isla, van retornando las naves hacia Lisboa:

 "El 10 de Agosto se expuso el Real Estandarte en el palacio, y los habitantes juraron su fidelidad.
 El 11 del mismo mes salieron las galeras de aquí, y tomaron su rumbo a Lisboa; mas durante su camino, los vientos las separaron y dispersaron, y sólo cuatro de ellas llegaron a Lisboa; otras vinieron a Cadis en España, con excepción de la <<Fama>>, que cayó en poder de los moros.
 El 12 del mismo ahorcaron también a Gaspar de Samboa, corregidor de la ciudad Angra, (...)
 El 15 de Agosto se hizo la cuenta de la gente de guerra, a los españoles, en la iglesia, y a nosotros alemanes en el fuerte. (...)
 El 17 de Agosto se embarcó el marqués, la armada entera hizo una salva, y la [nave] Capitana tiró al instante la leva [de anclas]."

Una parte de los prisioneros franceses son liberados, y retornan a Francia:

 "El 13 de Agosto, M. de Chatra con una parte de franceses, es decir, con las diez y ocho banderas, entre ellas las seis de Faial, tomó su camino en tres naves vizcaínas para Francia, y M. de Scarabac, con las demás seis banderas, quedó entre nosotros de rehén; repartidos estos franceses en los navíos de nuestra armada, vinieron después con los demás a España."

La nave de Erich finalmente parte, y por fin, tras varias vicisitudes por el mal tiempo, logra llegar a la Península:

 "El 16 de Agosto se embarcó la gente de guerra, y quedó de gobernador de la isla Tercera Juan de Urbina, capitán, al cual se añadieron unos 2.000 de los cuatro regimientos españoles, que dividieron en algunas banderas. (...)
 El 18 de Agosto salió nuestra nave con algunas otras del puerto, (...)
 El 25 del mismo volvió nuestra armada a su primer punto, de donde el viento la echó demasiado lejos por la parte derecha. (...)
 El 15 del mismo mes [Septiembre] dimos fondo en Sisimbra; el capitán se fue enseguida a Lisboa por tierra, para tener algunas noticias sobre la armada, y procurar provisiones. (...)
 El 18 de Setiembre llegamos al puerto de Setuval, y yo me fuí al instante a tierra."
 

 
CUARTELES DE INVIERNO

Las naves que regresan de la expedición se van concentrando en Cádiz, ciudad que describe Lassota con todo detalle:

 "El primero de Octubre entramos en el pueblo de Cadis, donde estaba la demás armada desde el 15 de Setiembre próximo pasado, y adonde unos días antes de nosotros llegaron también dos galeazas con tres banderas italianas.
 Cadis, en latín Gades [Cádiz], es una isla que tiene unas dos leguas y media españolas de largo, y lo más una legua de ancho; (...) La ciudad Cadis es bastante grande, con hermosos edificios de iglesias, conventos, también palacios y casas, casi todas con azoteas; posee grandes fábricas, y es depósito de mercancías y riquezas que vienen de las Indias españolas; (...) Por este mismo motivo, la ciudad está bien guarnecida de bastiones con cañones, dirigidos hacia el puerto. (...)
Una parte de la ciudad, en que se halla la catedral y el palacio episcopal, con un antiquísimo castillo, está circunvalada de murallas con torres. (...)
 El 13 de Octubre partió el conde Nicolas a Madrid con negocios del regimiento.
 El 17 de Octubre se procedió al desembarco de los alemanes, que estaban todavía embarcados, y se les designó por su campamento el lugar fuera de San Francisco, y cerca de un molino de viento.
 El 19 del mismo hicieron los españoles su ejercicio en San Francisco. (...)
 El 26 de Octubre se embarcó Don Lope de Figueroa; se fue primeramente al Porto Santa María, y luego a Lisboa, donde debía tomar el puesto del Duque de Candía.
 El 30 de Octubre se embarcó también el Marqués [de Santa Cruz]; se fue a Sevilla y luego a Madrid. (...)
 El 22 de Noviembre ahorcaron a un renegado, natural de Cadis, que cogieron preso en una galeota.
 El 6 de Diciembre, la bandera de nuestro coronel fue trasladada, en dos galeras, de Cadis al Puerto de Santa María. De aquí teníamos que ir a Xerez [Jerez] para los cuarteles de Invierno;"
 
Vista del puerto fortificado de Cádiz en el siglo XVII. A la derecha se puede ver la población de Puerto de Santa María. (La descripción de España y de las costas y puertos de sus reinos, de Pedro Teixeira, 1634)
 


SALIDA DE ESPAÑA EN 1584

El regimiento de Erich se encuentra acuartelado en Andalucía durante los primeros meses de 1584:

 "El primero de Enero salieron de Xerez las banderas de Arzt y de Priam, capitán, a Medina Sidonia, cinco millas distante. (...)
 El 6 de Febrero, Hans de Loeben y yo nos fuimos a Medina Sidonia, y allí quedamos hasta el 11 del mismo mes. (...)
 El 24 de Marzo el conde Nicolas volvió de Madrid."

Erich anota como los alemanes parten de España en dirección a Italia:

 "El 21 de Mayo nos llevaron las galeras a las naves, que estaban estacionadas en el puerto de Cadis. Nuestra bandera, el conde Nicolas con su alférez, y ciento veinte soldados, y nuestro capitán general Argera, se embarcaron en una nave, llamada <<Vicenzo de Pola>>, que servía antes de Capitana, y procedía de Ragusa; la bandera del señor coronel, y algunos soldados de la bandera del capitán Priam, tomaron la <<Juliana>>, nave catalana; el señor Carlos de Arzt se colocó en la nave <<Giovan di Sagra>>; los tenientes del conde Nicolas y de Priam, con el resto de la tropa, ocuparon una nave, <<Mesinesa>> llamada, y Antonio de Lodron, capitán, se puso en la nave N."

Las naves llegan a Mahón. Lassota relata la muerte de un camarada suyo:

 "El 11 y 12 de Junio, Hans de Loeben, silesiano, de la bandera del capitán Arzt, falleció, y le enterraron en la iglesia del castillo de San Felipe."

Finalmente la flota se dirigió hacia Génova:

 "El 14 de Junio por la mañana volvimos a dejar el puerto, y con medio viento nos fuimos a Italia, (...)"  
 

Termina así la estancia en la Península ibérica del soldado alemán Erich Lassota de Steblovo, tras haber tomado parte en la conquista de Portugal (1580) y de las islas Azores (1581-1583). El regimiento alemán de Lodrón será disuelto al llegar a Génova. Erich Lassota posteriormente servirá al Emperador alemán Rodolfo II y al archiduque Maximiliano de Austria.

domingo, 19 de diciembre de 2021

Mapas del frente de Extremadura en 1658-1659 y de la batalla de las Líneas de Elvas (1659)


En 1658, los portugueses realizaron una campaña ofensiva, reaccionando así a la pérdida de Olivenza del año anterior: el ejército luso sitió nuevamente Badajoz en junio, demorándose el asedio en los siguientes meses sin que pudieran tomar la plaza. Se organizó un ejército español de socorro con la intención de liberar la plaza. Don Luis de Haro, marqués del Carpio, fue nombrado general de este ejército, con el título de "Lugarteniente del Rey".
 
Vista del baluarte de San Vicente en Badajoz, construido en el último tercio del siglo XVII. En primer plano se puede observar una de las garitas de vigilancia. Durante la Guerra de la Independecia española (1808-1814), el baluarte de San Vicente fue asaltado por los británicos, durante el sitio de Badajoz de 1812, estando la ciudad ocupada por los franceses. (Foto del autor)
 
 
A comienzos de agosto los duques de San Germán y de Osuna rompieron el cerco, con la intención de dirigirse a Mérida y contactar con el ejército de socorro del marqués del Carpio. El marqués de Tenebrón, que sirvió en la caballería española durante el asedio, relata la rotura del cerco, en la que tomó parte, estando todavía convaleciente de una herida que sufrió en el fuerte de San Miguel:

 "Este mismo año de 58, estándose el ejército en Mérida y nosotros en Badajoz sitiados, se resolvió hacer salida con la caballería; y salió el señor Duque de San Germán, Capitán general, y el señor Duque de Osuna, General de la caballería, y nos llevaron a todos los capitanes que estábamos convalecientes de heridas, para formar el ejército, y una noche forzamos la línea del enemigo con mil caballos. Yo iba bien malo y sin poder mover el brazo derecho; hubo muchísimas balas mientras la infantería allanaba la línea [fortificada de asedio] para poder pasar nosotros; y fué bastante tiempo el que se tardó, (...)
 Acabóse la faena y pasamos, y el enemigo nos cargó con tres mil caballos hasta Alburquerque, (...)"

En octubre, don Luis de Haro y el duque de San Germán partieron de Mérida con la intención de liberar Badajoz. En 2 días pasaron por Lobón y llegaron a Talavera, cerca de la ciudad asediada, donde hicieron un consejo para determinar la manera donde romper el asedio portugés. Pero Méndez de Vasconcelos, con el ejército portugués muy mermado por las bajas, decidió levantar el asedio antes de que llegaran los españoles y evitar así la batalla. De esta manera don Luis de Haro entró sin oposición en Badajoz.

El conde de Ericeira, militar portugués en estas campañas y cronista de la guerra, relata como el ejército luso, reducido por las bajas a unos 11.000 soldados, se retiró hacia Elvas, tras incendiar sus cuarteles y el puente de barcas por el que cruzó:  

"(...) e encorporado o exercito, passou Guadiana com nove mil Infantes, e mil e oitocentos cavallos, havendose dado fogo a Atalaya do Cerro do vento, (...) Recolheose a ponte de barcas, por que passou o exercito, (...) se lhe deu fogo por arbitrio de Simaô Correya, que marchava na retaguarda (...)
Porém Joanne Mendes [de Vasconcelos], ou cançado do grande trabalho, e afflicçaô, que tinha padecido, (...) elegeu o partido de retirar o exercito a Elvas, (...)"

El general portugués Méndez de Vasconcelos fue depuesto del cargo, encarcelado y procesado; pero en 1659 fue absuelto de los cargos y liberado: "que Joanne Mendes [de Vasconcelos] procedeo como devia ás obrigaçoens do posto, que occupou no exercito de Alentejo, (...) por cuja razaô o mando soltar, e que se naô proceda contra elle:", según refiere Ericeira.


Seguidamente los españoles se internaron en Portugal y avanzaron hacia Elvas. El ejército real de Luis de Haro tomó las poblaciones de Barbacena, Santa Eulalia, y la villa y castillo de Villa Boim (o Vila Boim), que cambiaron de manos varias veces durante la Guerra de la Restauración:

"(...) se renderaô com pouca resistencia as pequenas Villas de S. Eulaya, e Villa-Boim, tam incapazes de se defenderem, (...)", nos relata Ericeira.

"(...) que habiéndome hallado en todo el sitio de Badajoz y en todas las operaciones de aquella campaña y castillos que ganamos de Santa Olalla, Villabuí y Barbasena, (...)", según refiere Tenebrón.

Los españoles pasaron el mes de diciembre asediando Elvas, lo que produjo que alrededor de 3.000 hombres desertaran, debido a las inclemencias del duro invierno, y a las octavillas lanzadas por los portugueses que prometían buen trato a los desertores y salvoconducto a España.
Se produjeron varias salidas y combates por algunas posiciones. Tenebrón cita uno de estos pequeños combates o escaramuzas, que fue por la captura de las reses del enemigo (noviembre): 

 "El año de 58 sitiamos a Yelves [Elvas], y durante el sitio discurrieron los señores Generales quitarle el ganado que salía a pacer; montamos a caballo toda la caballería una mañana, (...) Yo estaba en la retaguardia, y el Comisario general, Don Pedro de Quintanal, me sacó y puso en la manguardia [o vanguardia], y me dió cuatro partidas de a quince caballos, cada una con su Teniente, (...) y entonces tomé la vuelta con el batallón y los fuí cubriendo; (...) nos dispararon la artillería con balas de mosquete, que sonaban en las hojas de los olivos, como si granizara; y así que nos alargamos más, nos tiraron con las balas gordas muchos balazos, (...) Y hice otro reparo; que los soldados que murieron eran de otras compañías, y de la mía no murió ninguno, (...)"
 
Izquierda: Plano de la plaza fortificada de Elvas, realizado por el cartógrafo francés Nicolas de Fer en 1705. Al comienzo de la Guerra de la Restauración portuguesa (1640-1668) se fortificó, construyéndose las murallas y baluartes que rodean la ciudad. Sus fortificaciones restieron a los españoles en 2 ocasiones: un sitio de varios días realizado por el marqués de Torrecuso (1644) y el asedio más serio del marqués del Carpio (1658-1659).
Derecha: Vista por satélite de la actual ciudad portuguesa de Elvas. La ciudad lusa mantiene la misma fisonomía que tenía en el siglo XVII, conservando a día de hoy su recinto fortificado. (Fuente: Google Earth)
 
 
Los portugueses fueron reuniendo un ejército de socorro en Estremoz, al mando de Antonio Luis de Meneses, futuro marqués de Marialva. Se ordenó que las poblaciones de Villa Boim, Santa Eulalia y Barbacena, tomadas por los españoles durante la campaña, fueran abandonadas, ante la proximidad del ejército de socorro luso.
En enero de 1659, el ejército portugués de Meneses, junto con parte de la guarnición de Villaviciosa (o Vila Viçosa) y de otras plazas, se presentó ante Elvas y atacó las trincheras españolas, forzando a los españoles a retirarse a Badajoz con pérdidas elevadas y el propio duque de San Germán herido en la cabeza.  

En el frente gallego se obtuvieron mejores resultados: el marqués de Viana, al mando del Ejército español de Galicia, cruzó el río Miño, venciendo a los portugueses en Villanova de la Cervera (Vila Nova de Cerveira), tomando Lapela (octubre), y asediando después las plazas de Monzón (o Monçao) y Salvatierra, las cuales se rindieron a comienzos de 1659.
 
 
Un mapa, realizado por el cartógrafo francés Nicolas de Fer en 1705, muestra la frontera extremeño-portuguesa, con las principales poblaciones y plazas fuertes. Este mapa servirá para reflejar las operaciones militares en este frente fronterizo, durante la campaña de 1658-1659. 
 
 
 


 
 
MAPA DE LA BATALLA DE LAS LINEAS DE ELVAS 
 
Un grabado comtemporáneo, realizado hacia 1661 por Pierre de Saint-Colombe, ingeniero militar francés al servicio de Portugal, reproduce la batalla de las líneas de Elvas (1659), mostrando las líneas fortificadas de asedio de los españoles: con los pequeños fuertes que rodean la plaza, y con los distintos cuarteles en que se dividen las obras de asedio, estando cada uno de ellos al mando de un Comandante del Ejército de Extremadura. El cuartel de la Corte, donde se hospedaba don Luis de Haro, era el acuartelamiento mayor, y estaba situado lo más próximo a la frontera española y a Badajoz, para desde allí poder evacuar el campamento en caso de huida. 
 
 
 


 

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NOTA1: El ejército portugués habría perdido durante los 4 meses que duró el asedio de Badajoz entre un 36% y un 47% de hombres -muertos por combate o enfermedad, capturados, desertores y desaparecidos- en función del número total de su ejército, citado en las distintas fuentes (Ericeira y Barrionuevo). Sin que pueda determinarse si los heridos y enfermos, que debieron ser muchos, estarían contabilizados en estas bajas, o en los cerca de 11.000 portugueses que se retiraron a Elvas, que cita Ericeira.

NOTA2: El conde de Ericeira señala que una muestra tomada en Badajoz al Ejército de Extremadura, al día siguiente de la batalla de Elvas, cifraba únicamente 6.300 hombres:

"(...) e passandose mostra em Badajoz no dia depois da batalha, se naô acháraô mais que cinco mil Infantes, e mil e trezentos cavallos, e destes perecéraô brevemente muitos de enfermidades adquiridas no rigor do inverno, (...)"

Sin duda muchos soldados españoles, que estarían desperdigados por los campos anexos, irían regresando a Badajoz en los días siguientes, aumentando los efectivos del ejército hispano. Las fuentes españolas cifran sus pérdidas en la batalla a poco más de 1.000 hombres, aunque durante el asedio las bajas hispanas totalizarían muchas más.
En cuanto las pérdidas de los portugueses, éstas también fueron cuantiosas durante el asedio de Elvas, debido a las enfermedades y el rigor del invierno. Así Ericeira menciona que algunos días se alcanzaban los 300 muertos entre los civiles y la guarnición de Elvas:

"porém taô lastimosamente offendidos das enfermidades, que me segura D. Sancho Manoel [de Villena o Vilhena], que ha dias, que morren trezentos homens;" 
 

domingo, 28 de noviembre de 2021

El asedio portugués de Badajoz en 1658

 
La ciudad de Badajoz, principal plaza fuerte militar del Ejército de Extremadura, era un objetivo codiciado para los rebeldes portugueses. Así, éstos la sitiaron infructuosamente por poco tiempo en 1643; y en una entrada anterior hablamos de la campaña de 1657 en el frente extremeño, donde el conde de San Lorenzo, con el ejército rebelde portugués, asaltó sin éxito Badajoz, para finalmente tenerse que retirar, ya que no pudo evitar que el duque de San Germán, general del Ejército español de Extremadura, se apoderara de Olivenza.
En cambio, para la nueva campaña de 1658, los portugueses pensaron en atacar de nuevo Badajoz. Para ello se reunió en Elvas un ejército de 18.000 soldados y 20 cañones. Así, en junio de 1658, el ejército portugués, al mando de Méndez de Vasconcelos, se dirigió a Badajoz y comenzó el sitio de la ciudad. 
 
Jerónimo de Barrionuevo, en sus "Avisos" de junio de 1658, indica el tamaño del ejército portugués:
 
 "Dícese le han venido al ejército del Rebelde ahora para Badajoz 3.000 soldados viejos [veteranos] del Brasil, e infinidad de víveres y municiones, y que tiene hoy 18.000 infantes y 2.600 caballos, y que el General está resuelto a perderlo todo ó señorearse de Badajoz, aunque no le quede hombre;"

El sitio de Badajoz, cuartel general y base de operaciones del Ejército de Extremadura, puso en alerta a la Corte de Madrid, que decidió la formación de un ejército de socorro, que tardó en organizarse 3 meses. Mientras, el asedio continuaba y, primeramente, los portugueses sitiaron el fuerte exterior de San Cristóbal, que protegía el puente sobre el río Guadiana:

 "Vino correo de Badajoz de los 14 de éste, avisando que el enemigo batía el fuerte de San Cristóbal, que tiene de guarnición 400 infantes y 200 caballos, que arrojaba bombas a la ciudad, sin hacer efecto ninguno; (...)
 A 17 de éste estaba el Portugués a tiro de pistola del castillo de San Cristóbal, y le arrojaba a él y a la ciudad bombas y trabucos [especie de morteretes] con que le barría las calles y todas las obras muertas y había ganado las primeras fortificaciones de la puente, (...)" (Avisos, junio de 1658)
 
Fuerte de San Cristóbal, visto desde las murallas de la ciudad de Badajoz, al otro lado del río Guadiana. Durante las operaciones de asedio en 1658, la guarnición de Badajoz divisaría a sus compañeros sitiados en el fuerte. (Foto del autor) 
 

El alto mando del Ejército de Extremadura quedó encerrado en Badajoz, allí estaban el duque de San Germán, Capitán general de Extremadura, y el duque de Osuna, general de la caballería. Y la guarnición, que alcanzó los 6.000 hombres, al ser reforzada con diversas unidades que se trajeron a la ciudad, antes que el cerco portugués se completase. Así Barrionuevo nos dice:
 
"(...) y los tercios del armada aún no habían llegado, y de 29 compañías de las milicias de Sevilla llegaron 180 personas solamente; otros dicen 200, y de las demás de Extremadura sucede lo mismo, que los traen por fuerza, y de la noche a la mañana no queda hombre, (...)" (Avisos, junio de 1658)
 
"Y se dice que en Badajoz hay de 4 a 6.000 hombres, y que de 400 hombres que les enviaron de Ciudad-Rodrigo, llegaron 100, y de 300 caballos del Duque de Medinaceli, 100 y 20 desmontados, (...)" (Avisos, julio de 1658)
 
El duque de San Germán se apresuró a organizar la defensa, enviando a Mérida a los civiles que no podían coger las armas:
 
"(...) y en Badajoz había 4.000 personas, entre hombres y mujeres, y el Duque de San German había enviado la suya a Mérida y toda su casa y 30 acémilas [mulas de transporte] cargadas de riquezas, (...)" (Avisos, junio de 1658)

"De Badajoz han sacado toda la gente inútil, viejos, niños y mujeres y haciendas, y la han llevado a Mérida." (Avisos, julio de 1658)
 
Los portugueses dieron varios asaltos al fuerte exterior de San Cristóbal, sin que pudieran tomarlo:
 
 "Domingo 23 de éste llegó correo de Badajoz, avisando que el Portugués había dado 18 asaltos generales al fuerte de San Cristóbal (...) y cogido un fuerte que llaman el Bonete, que le desampararon los de Andalucía que le guardaban, y que de ambas a dos partes ha habido muchas muertes (...)" (Avisos, junio de 1658)

Detalle de un mural de azulejos pintados del siglo XVII, que muestra el asedio portugués al fuerte de San Cristóbal, que protegía el puente sobre el río Guadiana. Dos banderas con la cruz roja de San Andrés señorean las fortificaciones españolas. Mientras que varias banderas con la cruz de Cristo ondean en las tiendas y en los fortines de asedio de los portugueses. (Anónimo, Palacio del Marqués da Fronteira, Lisboa)

 
El mismo duque de Osuna estuvo a punto de morir ahogado en una escaramuza, al vadear el Guadiana, atacando un convoy de provisiones de los portugueses:
 
"(...) y que a los 19, viniéndole un convoy de Yelbes [Elvas], salió a él el Duque de Osuna con su caballería, y que le cortaron [mataron], y apresaron 200 caballos [jinetes] nuestros, y que al retirarse, (...) llegando el Duque a punto de ahogarse, que lo hiciera, si no le sacara a nado un caballo valiente que llevaba, muriendo a su lado Don Fernando de Carvajal, su teniente, y apresando a D. Lope Beltran, capitán de su guarda, y a D. García Sarmiento, de corazas, y a otros muchos; y que a los 20, día del Corpus, picado el Duque de Osuna de la pérdida del día pasado, había embestido a dos tercios suyos [terços rebeldes portugueses] a las diez de la noche, matándole y apresándole mucha gente de ellos, (...)" (Avisos, junio de 1658)
  
Desde Badajoz se envió un contingente de socorro al fuerte de San Cristóbal, con el que rechazaron a los portugueses, después de un duro combate que produjo muchas bajas en ambos bandos:
 
"(...) a las nueve de la noche, llegaron a aquella plaza los dos tercios de la armada, uno del Marqués de Lanzarote y otro de D. Gualtero Bergan [Dungan], irlandés, y que de allí a tres horas en punto de media noche embistió el enemigo el fuerte, y ganó la línea, bonetes [obras exteriores del fuerte] y estacada, y puso 60 escalas, peleando hasta las cuatro de la mañana, retirándose a aquella hora con pérdida de más de 2.000 hombres, muriendo de los nuestros, entre otros muchos, el Marqués Lanzarote, que acababa de llegar, y cuatro capitanes de caballo del tercio de D. Jerónimo de Quiñones, y su Sargento mayor, y D. Lorenzo Serrano, también Capitán, valentísimo hombre, y que nos apresaron muchos cabos, y a D. Juan Enríquez, sobrino de la mujer de Totavila, y que D. Ventura de Tarragona desde el fuerte les arrojaba barriles de pólvora con cañutos de balas de mosquete, que iban rodando, llevándose de calle 50 y 60 hombres, ingenio grande como granadas, que retiraron 70 carretas de muertos, fuera de los que quedaron en el foso y fortines, que eran a montones, y de los prisioneros que cogimos se sabe habrá perdido desde que llegó de 4 a 5.000 hombres, (...)" (Avisos, junio de 1658)
 
El tercio del marqués de Lanzarote era el segundo tercio de la Armada, en el frente de Extremadura, formado por soldados españoles. Antonio Paniagua se hizo cargo del tercio tras la muerte de su padre en el asedio:
 
 "Dió Su Majestad el tercio del Marqués de Lanzarote a un hijo suyo que se halla sirviendo la de Capitán de caballos en Badajoz, dentro de la plaza." (Avisos, julio de 1658)

Izquierda: Detalle de un mapa del asedio portugués a Badajoz en 1658, donde se muestra con el número "1" el fuerte exterior de San Cristóbal y la línea atrincherada que unía el fuerte con el puente de Palmas. La letra "B" indica las líneas atrincheradas de ataque de los portugueses -o aproches- dirigidos contra el fuerte. (Mapa anónimo español del siglo XVII)
Derecha: Vista por satélite del antiguo fuerte de San Cristóbal, en el cerro que da su nombre, sobre el río Guadiana. (Fuente: Google Earth)


Ante la imposibilidad de tomar por asalto el fuerte de San Cristóbal, los portugueses pasaron a cercar Badajoz por completo, con la intención de rendirla por hambre. Para ello se rodeó la ciudad con una línea atrincherada de circunvalación, unida con pequeños fuertes y cuarteles:
 
 "El Portugués tiene hecha legua y media de cordón [fortificado] y 15 fortines en el Veales [¿?]. Lo más cierto es que son 18 fortines." (Avisos, junio de 1658)

Los portugueses acabaron agotados por la resistencia de la plaza, y además se produjo una epidemia en el campamento que diezmó al ejército. Por otra parte los rigores del verano extremeño obligaba a los portugueses a ocultarse bajo tierra:

 "Dícese van echando el cordón [de asedio] a Badajoz, y que se cubren con toldos de lienzo y hacen cuevas para las inclemencias del sol, y que les han venido dos tercios [portugueses], uno de mulatos y otro de estudiantes, (...)" (Avisos, julio de 1658)
 
El sitio de Badajoz fue duro, y la guarnición fue disminuyendo por las deserciones:
 
"(...) y que nos hacen en la ciudad mucho daño, donde sólo tenemos 3.500 infantes y 1.600 caballos, (...)
 Esperaban los de Badajoz el tercio de la armada de D. Melchor de la Cueva y algunas otras compañías que envía el Duque de Medinaceli, y avisan que si llegan 20 de socorro, se vuelven 30." (Avisos, julio de 1658)
 
Detalle de un mural de azulejos pintados del siglo XVII, que muestra la plaza de Badajoz asediada por los portugueses. El detalle muestra el puente de Palmas sobre el Guadiana, que conectaba la ciudad con el fuerte de San Cristóbal. Arriba a la derecha se reproduce el cerro del Viento ("OUTEIRO.DOVENTO"), donde los portugueses plantaron una batería de artillería que hacía daño a las defensas españolas. (Anónimo, Palacio del Marqués da Fronteira, Lisboa)
 
 
Los lusos fueron tomando los fuertes exteriores de las afueras de Badajoz; combatiéndose duramente en el fuerte de San Miguel, posición que tomaron los portugueses tras rechazar un socorro enviado desde Badajoz, liderado por los propios duques de San Germán y de Osuna. Barrionuevo, en sus "Avisos" de julio de 1658, enumera la toma de algunas de estas posiciones:
 
 "Ayer vino correo de Badajoz avisando haber pasado el enemigo [el río] Guadiana con 10.000 infantes más de los que tenía destotra parte, y habernos ganado un fuerte que habíamos hecho en el Convento de San Gabriel, de frailes franciscos descalzos, y más la ermita de San Francisco y cerro del Viento, donde plantó luego artillería para batir la ciudad, y que tenía ya casi circunvalada, y que le habían llegado 5.000 hombres de refuerzo, (...)"
 
El marqués de Tenebrón, que sirvió en la caballería española en la Guerra con Portugal, nos relata en sus memorias el asedio portugués al fuerte exterior de San Miguel, donde fue herido: 
 
"(...) y así que anocheció me llevó el Comisario general D. José de Larreátigui, y me puso de guardia en el fuerte de San Miguel, que aun no estaba acabado, y creo estaría largo cuarto de legua de la plaza [Badajoz]. (...) 
  Pasamos toda la noche con hartas balas, y antes de amanecer dió el enemigo el avance y arrimó las escalas; lance digno de ver (...) Yo me puse en una media luna [obra defensiva exterior del foso], que estaba empezada (...) con que ellos a arcabuzazos, con granadas y otros instrumentos de fuego nos maltrataban, y nosotros con las pistolas y las carabinas les dábamos la carga. 
(...) quedé manco del brazo derecho, sin poder moverle ni alzarle por más de dos meses, y con el ejercicio y algunas unturas quedé del todo bueno."

El marqués refiere cual era el "grito de ataque", en un pequeño combate o escaramuza con los portugueses cerca de Ciudad Rodrigo, el año anterior, en 1657:  

"(...) y dando una gran grita tomaron el cerro, a tiempo que yo dije <<retaguardia, manguardia y Santiago.>> Y cerrando [cargando] con ellos nos dieron los del camino la carga, (...)"
 
Detalle de un mural de azulejos pintados del siglo XVII, que muestra el asalto portugués al fuerte exterior de San Miguel y el socorro español enviado desde Badajoz. En la parte superior del detalle se muestra al general del ejército portugués, Juan Méndez de Vasconcelos; y a la izquierda se reproduce al general portugués Andrés de Albuquerque, ambos con bandas y plumas de color verde. En la parte inferior se muestra a los generales españoles: el duque de San Germán y Buenaventura Tarragona ("D. VITOR TARAGONA"). (Anónimo, Palacio del Marqués da Fronteira, Lisboa)
 
  
En agosto los duques de San Germán y de Osuna rompieron el cerco, con un fuerte contingente de caballería, y abandonaron Badajoz para dirigirse a Mérida, dejando a Rodrigo de Múgica, Maestre de campo general, a cargo de la defensa de la plaza. Prosigue Barrionuevo, indicando las deserciones de la guarnición, debido a su difícil situación:
 
"(...) y que los Duques de Osuna y San German trataban de salirse de la plaza y dejar en ella a D. Rodrigo Mojica, que su gente era mucha, y su caballería más que la nuestra y mejor; que los nuestros eran pocos, rotos, hambrientos y mal pagados, y que todos huían (...)" (Avisos, julio de 1658)

Finalmente la Corte de Madrid reunió unos 15.000 hombres para el socorro, que quedaron a cargo de don Luis de Haro, marqués del Carpio, valido o primer ministro del Rey de España. El marqués del Carpio se acercó hasta Mérida, y los portugueses levantaron el asedio y se retiraron hacia Elvas, tras haber perdido muchos hombres durante el asedio (octubre).

 
De este modo, animado Luis de Haro por la victoria obtenida, penetró en Portugal y sitió la plaza fuerte de Elvas, base de operaciones de los portugueses, que estaba defendida por Sancho Manuel de Villena (octubre).
El invierno fue duro y se produjeron muchas deserciones en el ejército español, se calcula que cerca de 3.000 hombres huyeron. Los portugueses enviaron un ejército de socorro al mando de Antonio Luis de Meneses, y en enero de 1659 el ejército lusitano forzó las líneas atrincheradas de los españoles, obligándoles a levantar el asedio, dejando tras de sí muertos, prisioneros, y la artillería, en la llamada batalla de las Líneas de Elvas. Así lo refería un ministro del rey Felipe IV:

"[Portugal] nos destruyó en Yelbes [Elvas], Luis Méndez de Haro huyó dejando caballos, artillería, infantes y bagajes [equipajes]."    
 
El marqués de Tenebrón indica en sus memorias como no pudo estar en la batalla de Elvas, al ser enviado con una misión a Ciudad Rodrigo, donde recibió la noticia de la derrota:

"(...) llegó orden para que no fuese, porque habíamos tenido el mal suceso de socorrer la plaza los enemigos y roto nuestro ejército: yo perdí mi tienda y mis armas y todos mis aparatos de campaña, porque todo lo dejé en el mismo cuartel que tenía en campaña, pero parece que por el medio referido quiso la Virgen Santísima que no me hallase en la rota [derrota] que nos dieron."
 

Arriba: Vista de la ciudad de Badajoz en el siglo XVII, a la izquierda se puede ver la "alcazaba" o castillo medieval de origen musulmán, dentro de la ciudad. En el centro se muestra la torre de la catedral. A la derecha, la puerta de la muralla, llamada puerta de Palmas, que daba acceso a la ciudad por el puente del mismo nombre. En el otro extremo del puente, que cruza el Guadiana, está el "hornabeque" u obra fortificada en forma de cuerno, que protegía la entrada del puente. (Grabado francés de Israel Silvestre)
Abajo: Vista actual del "hornabeque" de Badajoz, que protege, al otro lado del río, la entrada al puente de Palmas, el cual se aprecia en la foto. Al fondo se divisa la ciudad, con la torre de la catedral, y la "alcazaba" medieval a la izquierda. (Foto del autor)


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NOTA1: En 1643 el propio rey Juan IV de Portugal se acercó a la frontera extremeña, encargando momentáneamente el ejército portugués a Vasco de Mascareñas, quien tomó y saqueó la población de Valverde, para luego cercar durante pocos días Badajoz. El segundo en el mando era Méndez de Vasconcelos, quien hemos visto arriba sitiando Badajoz en 1658.
El Rey culpó a Mascareñas, por levantar el cerco, y entregó el mando del ejército de nuevo a Matías de Albuquerque, quien tomó varias poblaciones. Para una relación del ejército español durante esta campaña, ver la entrada El Ejército real de Extremadura en 1643.
 
NOTA2: A continuación paso a enumerar las distintas unidades hispanas que se encontraban defendiendo Badajoz, en base a las relaciones de la campaña de 1658: 
 
El duque de San Germán dirigió como General la defensa de Badajoz, asediada por los portugueses en 1658, actuando como segundos en el mando Rodrigo de Múgica Butrón y el duque de Osuna. La guarnición contaba con unos 6.000 soldados, de los que cerca de 2.000 eran caballería. 
En la defensa de Badajoz tomaron parte unidades de Infantería como el tercio español de la Armada (marqués de Lanzarote, muerto en combate) y los 2 tercios irlandeses (Walter Dungan y Patrick Colan). También tomaron parte unidades de las milicias como los tercios españoles de Francisco de Guzmán, de Simón de Castañiza (o Castañizas), de Juan de Zúñiga, de Alvaro de Luna y de Nicolás Fernández de Córdoba. Además lucharon los tercios españoles de Jerónimo de Quiñones y de Pedro Macedo. Posiblemente el otro tercio español de la Armada (Melchor de la Cueva) también se halló en la defensa de Badajoz. Algunos de estos tercios de infantería los vimos combatir el año anterior en el sitio de Olivenza (1657), al igual que el alto mando del ejército.
La Caballería quedaba al mando del duque de Osuna; y la Artillería al mando de Gaspar de la Cueva Enríquez y Buenaventura Tarragona. 
 
NOTA3: A continuación paso a enumerar las distintas unidades hispanas que invadieron Portugal y que fueron derrotadas en la batalla de las líneas de Elvas (1659), en base a las relaciones de la campaña: 
 
El marqués del Carpio era el General del ejército español, actuando como segundo el duque de San Germán, que resultó herido en combate. Los efectivos del ejército son unos 17.500 soldados, de los que 14.000 eran infantería y 3.500 eran caballería.
En la batalla tomaron parte los tercios españoles de Infantería de Rodrigo de Múgica, de Alonso Feijoo, de Antonio Paniagua (herido y capturado en combate), de Francisco Tello, de Francisco de Araujo, de Juan de Zúñiga (capturado en combate), de Alvaro de Luna, de Martín Sánchez Pardo, de Jerónimo de Quiñones, del conde de Arenales, de Nicolás Fernández de Córdoba (capturado en combate), de Pedro Fernández de Céspedes, de Agustín de Bustos (muerto en combate), de Antonio de Silva (muerto en combate), de Pedro Macedo, del conde de Puertollano y de Antonio Varillas (muerto en combate). También tomaron parte el Tercio español "viejo" de la Armada (Melchor de la Cueva) y los 2 tercios irlandeses (Dungan y Colan).
La Caballería queda al mando del duque de Osuna; y la Artillería al mando de Gaspar de la Cueva Enríquez y Buenaventura Tarragona.
 
Las bajas fueron cuantiosas en el ejército español. Muchos de los españoles capturados en la batalla obtuvieron su libertad en 1660, debido a los canjes de prisioneros con los portugueses. Por parte de los rebeldes portugueses murió en la batalla Andrés de Albuquerque, general de la caballería enemiga. 
La mayoría de los tercios españoles e irlandeses que tomaron parte en la batalla se encontraban muy mermados al año siguiente, así viene reflejado en la muestra del año 1660, que se tomó al Ejército de Extremadura, que se encontraba en las plazas de Badajoz y Olivenza. Alguna de estas unidades combatirá en las campañas siguientes de 1662 y 1663. Lo mismo ocurre con el alto mando del ejército.

Durante las operaciones de Elvas, el tercio de Simón de Castañiza (o Castañizas) habría quedado de guarnición en Badajoz. Y durante toda la campaña de 1658, el tercio de Pedro de Biedma habría quedado de guarnición en Olivenza.
El tercio de Paniagua se formó a comienzos de 1658, con varias compañías del Tercio "viejo" español de la Armada, que mandaba Melchor de la Cueva. Antonio se hizo cargo del tercio tras la muerte de su padre, Pedro Paniagua, marqués de Lanzarote. Tras la puesta en libertad de Antonio Paniagua en 1660, el tercio fue reorganizado, para tomar parte en las campañas posteriores.