Una vez comenzada la rebelión de Portugal, en diciembre de 1640, se fue concentrando inicialmente en la población de Mérida, y después en Badajoz, un ejército realista, que quedaría al mando del conde de Monterrey.
La campaña de 1641 comenzó con un pequeño combate o escaramuza en los alrededores de Elvas, entre la caballería española y la portuguesa.
La campaña de 1641 comenzó con un pequeño combate o escaramuza en los alrededores de Elvas, entre la caballería española y la portuguesa.
La población de Mérida, junto al río Guadiana, en un mapa de Joao Teixeira, cartógrafo portugués del siglo XVII. Mérida fue designada, los primeros meses de 1641, cuartel general del Ejército español de Extremadura.
El conde de Monterrey fijó como objetivo la plaza portuguesa de Olivenza, tratando de conquistarla en varias ocasiones durante el verano. Un intento de hacerse con ella mediante una conjura interior fue abortado por el gobernador portugués, como refiere el cronista José Pellicer en sus "Avisos históricos":
"Francisco de Melo, Gobernador de Olivenza, en tanto supo el trato por medio de un criado de los conjurados: y enviado turbado del caso secretamente al Conde de Vinoroso [Vimioso] le remitiese al punto siete compañías, con ella se apoderó de las casas de todos, y los hizo degollar." ("Avisos", 6 de agosto de 1641)
Un último intento en septiembre, de tomar Olivenza al asalto, fracasó también. El conde de Ericeira, militar portugués que combatió en esta guerra y fue cronista de ella, señala como los centinelas de Olivenza descubrieron a los soldados castellanos, al no dar con el "Santo y seña" acordado por la guarnición portuguesa.
"(...) e chegou junto de Olivença tres horas antes de amanhecer: (...) dous lavradores, correraô a dar avizo á Praça, mas naô chegáraô mais depressa que os Castelhanos. Perguntáraô as sentinellas, <<Quem vive?>> E quizeraô elles dissimularse com a cautela de <<Viva El Rey Dom Joaô>>; pedida a contrasenha, e naô respondendo, foraô reconhecidos."
"Francisco de Melo, Gobernador de Olivenza, en tanto supo el trato por medio de un criado de los conjurados: y enviado turbado del caso secretamente al Conde de Vinoroso [Vimioso] le remitiese al punto siete compañías, con ella se apoderó de las casas de todos, y los hizo degollar." ("Avisos", 6 de agosto de 1641)
Un último intento en septiembre, de tomar Olivenza al asalto, fracasó también. El conde de Ericeira, militar portugués que combatió en esta guerra y fue cronista de ella, señala como los centinelas de Olivenza descubrieron a los soldados castellanos, al no dar con el "Santo y seña" acordado por la guarnición portuguesa.
"(...) e chegou junto de Olivença tres horas antes de amanhecer: (...) dous lavradores, correraô a dar avizo á Praça, mas naô chegáraô mais depressa que os Castelhanos. Perguntáraô as sentinellas, <<Quem vive?>> E quizeraô elles dissimularse com a cautela de <<Viva El Rey Dom Joaô>>; pedida a contrasenha, e naô respondendo, foraô reconhecidos."
Al amanecer, las bajas de los combates obligaron a los castellanos a retirarse hacia Badajoz. Prosigue Ericeira:
"Durou o conflicto duas horas que durou a noite; a manháa lhes acabou de introduzir as luzes do esforço, sepultando aos Castelhanos nas trevas do medo: (...) passaraô os mortos, e feridos de 400, entre elles Officiaes de importancia, (...) Recolheraôse a Badajoz, (...)"
"Durou o conflicto duas horas que durou a noite; a manháa lhes acabou de introduzir as luzes do esforço, sepultando aos Castelhanos nas trevas do medo: (...) passaraô os mortos, e feridos de 400, entre elles Officiaes de importancia, (...) Recolheraôse a Badajoz, (...)"
Vista de la plaza fortificada de Olivenza en el plano de Teixeira. Ese mismo año de 1641, comenzaron a toda prisa los trabajos de acondicionamiento de las antiguas murallas medievales, con la construcción del nuevo recinto atrincherado con parapetos, que convertirán más adelante a Olivenza en una fortificación abaluartada.
En octubre, los portugueses pasaron a la ofensiva e intentaron tomar al asalto la población de Valverde. Se luchó en las calles, pero los portugueses fueron rechazados en la plaza. Una carta de Sebastián González al padre Pereyra, de la Compañía de Jesús, fechada en Madrid a 12 de noviembre de 1641, relata el suceso:
"El jueves vino un extraordinario de Badajoz. Con él avisan que de Olivencia [Olivenza], Estremoz y otros cuatro o cinco pueblos se habían juntado 4.000 o más hombres de infantería y 700 caballos; para dar en Valverde, pueblo nuestro, (...) Había dentro 70 caballos y 500 infantes; estos, parte de ellos estaban en las fortificaciones, y parte en el pueblo. (...) dio la carga la caballería nuestra, (...) Acometieron [los portugueses] después de esto a los de las trincheras; cedieron a la multitud (...) Viendo los de la caballería que los de la infantería habían flaqueado, desmontaron de los caballos y tomaron cuáles picas y cuáles mosquetes, y fueron recogiéndose hacia la plaza donde hicieron cuerpo de ejército con la gente que allí se retiraba. (...) entraron en el pueblo los portugueses, llegando hasta la plaza, y allí los nuestros (...) y los cañonearon valientemente y echaron del lugar (...)"
"El jueves vino un extraordinario de Badajoz. Con él avisan que de Olivencia [Olivenza], Estremoz y otros cuatro o cinco pueblos se habían juntado 4.000 o más hombres de infantería y 700 caballos; para dar en Valverde, pueblo nuestro, (...) Había dentro 70 caballos y 500 infantes; estos, parte de ellos estaban en las fortificaciones, y parte en el pueblo. (...) dio la carga la caballería nuestra, (...) Acometieron [los portugueses] después de esto a los de las trincheras; cedieron a la multitud (...) Viendo los de la caballería que los de la infantería habían flaqueado, desmontaron de los caballos y tomaron cuáles picas y cuáles mosquetes, y fueron recogiéndose hacia la plaza donde hicieron cuerpo de ejército con la gente que allí se retiraba. (...) entraron en el pueblo los portugueses, llegando hasta la plaza, y allí los nuestros (...) y los cañonearon valientemente y echaron del lugar (...)"
Las fuentes portuguesas indican como uno de los altos oficiales al mando del asalto murió en el combate urbano, de un balazo en el ojo, y su cuerpo rescatado a duras penas, al ser arrastrado por una cuerda atada al cuello. Así lo relata Ericeira:
"Vendo o Commisario general Francisco Rebello de Almada esta desordem, (...) metendo as Tropas na Villa; (...) e fez maior o estrago, sendo elle o primeiro que o experimentou, cahindo morto de huma bala que lhe deo por hum olho, disgraça geralmente sentida, (...) o seu corpo fez retirar o Capitaô de Infantaria André de Albuquerque por alguns Soldados, que pagaraô com o sangue o dinheiro con que os comprou para este effeito (...) atandolhe huma corda ao pescoço, pela qual lastimosamente o arrastáraô, recolhendoro a huma das casas que haviaõ ganhado."
"Vendo o Commisario general Francisco Rebello de Almada esta desordem, (...) metendo as Tropas na Villa; (...) e fez maior o estrago, sendo elle o primeiro que o experimentou, cahindo morto de huma bala que lhe deo por hum olho, disgraça geralmente sentida, (...) o seu corpo fez retirar o Capitaô de Infantaria André de Albuquerque por alguns Soldados, que pagaraô com o sangue o dinheiro con que os comprou para este effeito (...) atandolhe huma corda ao pescoço, pela qual lastimosamente o arrastáraô, recolhendoro a huma das casas que haviaõ ganhado."
En la carta de los padres de la Compañía de Jesús no figura este oficial superior portugués, al enumerar las bajas que hubo en el asalto, aunque menciona "gente de importancia" entre ellas:
"Fueron de los portugueses muertos más de 100 de los más alentados, y gente de importancia; tomáronles dos banderas; los heridos no se sabe cuántos fueron, solo que huyeron con tanta prisa (...) y para ir más ligeros dejaban por el camino las picas y mosquetes, que de esto se recogió cantidad considerable. Señaláronse algunos de los cabos en esta acción, como fueron D. F. del Pulgar, Tarrazas [J. de Terrazas] y otros; un clérigo mató desde una ventana con una escopeta a nueve, (...) de nuestra parte, entre heridos y muertos, fueron 26. Esto es lo que escribe uno de los nuestros."
"Fueron de los portugueses muertos más de 100 de los más alentados, y gente de importancia; tomáronles dos banderas; los heridos no se sabe cuántos fueron, solo que huyeron con tanta prisa (...) y para ir más ligeros dejaban por el camino las picas y mosquetes, que de esto se recogió cantidad considerable. Señaláronse algunos de los cabos en esta acción, como fueron D. F. del Pulgar, Tarrazas [J. de Terrazas] y otros; un clérigo mató desde una ventana con una escopeta a nueve, (...) de nuestra parte, entre heridos y muertos, fueron 26. Esto es lo que escribe uno de los nuestros."
La población de Valverde en el mapa de Teixeira. La pequeña población extremeña fue escenario de un nuevo asalto portugués en 1643, siendo esta vez la localidad saqueada.
La actuación del conde de Monterrey ante Olivenza, y algunos escándalos de caracter disciplinario que se dieron durante su mandato, coadyuvaron a que fuera cesado del mando en Extremadura.
En el frente gallego, el marqués de Valparaíso llevó a cabo varias correrías, siendo significativo el saqueo del monasterio benedictino de Fiaes. Y en el frente de Ciudad Rodrigo, el duque de Alba se limitó también a realizar correrías y saqueos.
En el frente gallego, el marqués de Valparaíso llevó a cabo varias correrías, siendo significativo el saqueo del monasterio benedictino de Fiaes. Y en el frente de Ciudad Rodrigo, el duque de Alba se limitó también a realizar correrías y saqueos.
Un mapa, realizado por el cartógrafo francés Nicolas de Fer en 1705, muestra la frontera extremeño-portuguesa, con las principales poblaciones y plazas fuertes. Este mapa servirá para reflejar las operaciones militares en este frente fronterizo, durante la primera campaña de 1641.
_______________________________
NOTA1: El cronista Pellicer, en una obra sobre la Casa y servicios del marqués de Rivas, relata el asalto a la población de Valverde, así como la composición de la guarnición española. También señala entre las bajas portuguesas al oficial superior portugués arriba indicado, Francisco Rebelo de Almada, que era veterano de Flandes:
"Entonces por Ocubre quisieron los Portugueses desde Olivença sorprender a Valverde, donde estaba el Comisario General Don Juan de Terrazas con cuatrocientos caballos, y Don Joseph del Pulgar con su Tercio, y el de D. Francisco Gedler [Geldre o Xelder]; y habiendo acometido el Lugar con suma furia, y entrado hasta el tercero, y último recinto, fueron resistidos con suma valentía, y hecho retirar, quedando en el Campo muertos más de trescientos portugueses, y entre ellos doce Caballeros de Hábito [de una Orden militar], y junto con el Comisario General de su Caballería, llamado Francisco Rabelo, que había sido Capitán de Corazas en Flandres, en el Regimiento del Príncipe de Barbançon; no habiendo de nuestra parce sino cinco muertos, y doce heridos."
NOTA2: Los maestres de campo Martin de Múgica y el marqués de Rivas fueron transferidos al frente catalán, a decir de Pellicer, debido "por las desavenencias que tiene con Don Juan de Garay."
"Entonces por Ocubre quisieron los Portugueses desde Olivença sorprender a Valverde, donde estaba el Comisario General Don Juan de Terrazas con cuatrocientos caballos, y Don Joseph del Pulgar con su Tercio, y el de D. Francisco Gedler [Geldre o Xelder]; y habiendo acometido el Lugar con suma furia, y entrado hasta el tercero, y último recinto, fueron resistidos con suma valentía, y hecho retirar, quedando en el Campo muertos más de trescientos portugueses, y entre ellos doce Caballeros de Hábito [de una Orden militar], y junto con el Comisario General de su Caballería, llamado Francisco Rabelo, que había sido Capitán de Corazas en Flandres, en el Regimiento del Príncipe de Barbançon; no habiendo de nuestra parce sino cinco muertos, y doce heridos."
NOTA2: Los maestres de campo Martin de Múgica y el marqués de Rivas fueron transferidos al frente catalán, a decir de Pellicer, debido "por las desavenencias que tiene con Don Juan de Garay."