domingo, 30 de julio de 2017

Los mercenarios españoles al servicio de Enrique VIII de Inglaterra


El ejército con el que contaba Enrique VIII de Inglaterra, al comienzo del siglo XVI, tenía un carácter bajo-medieval y todavía no había adquirido las rápidas innovaciones militares que se estaban produciendo en el continente europeo. Esto se debe a que los conflictos a los que había tenido que hacer frente la dinastía Tudor en sus primeros años de reinado habían sido de carácter civil; y ,entrado el siglo XVI, el ejército inglés seguía contando con unidades de infantería armadas con alabarda-bisarma y con unidades de arqueros. Incluso, a lo largo del siglo XVI, Inglaterra siguió contando con esta clase de unidades. También este tipo de consideraciones se podrían aplicar a los ejércitos escoceses e irlandeses.
En la medida que Enrique VIII fue adquiriendo los compromisos militares europeos de su tiempo, le fue forzado a modernizar su ejército, contando para ello con "especialistas" de otras nacionalidades que nutriese las carencias de su ejército; así, en 1544, al menos un cuarto de su ejército de operaciones fueron extranjeros. Para ello contó con unidades de auxiliares irlandeses e imperiales, así como unidades de mercenarios: como los lansquenetes alemanes -piqueros- y los españoles, italianos y flamencos -arcabuceros-; en la caballería contó con unidades de "reitres" alemanes y de "estradiotes" albaneses. En cuanto a la artillería, se contó con "técnicos" extranjeros, como algún ingeniero italiano, incluso algún artillero francés pasado a su servicio.

La anónima "Crónica del rey Enrico Octavo de Ingalaterra" -que pudiera haber sido escrita por uno de los mercenarios españoles o redactada por el propio Julián Romero, uno de los soldados españoles al servicio inglés, o por uno de sus camaradas- aporta bastante información sobre los españoles que entraron al servicio del Monarca inglés. También el cronista fray Prudencio de Sandoval los menciona, aunque brevemente, en su "Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V".



EL CONTINGENTE AUXILIAR DEL DUQUE DE ALBURQUERQUE

En el transcurso de la cuarta guerra del Sacro Imperio Germánico con Francia (1542-1544), Enrique VIII, rey de Inglaterra, se alió con Carlos V, emperador del Sacro Imperio Germánico. Ambos invadirían Francia y realizarían una ofensiva hacia París. Carlos V envió como consejero militar adjunto, a solicitud del rey inglés, a don Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque. El cronista de la vida de Carlos V, fray Prudencio de Sandoval, así lo recoge:

"El [Rey] de Ingalaterra entró por Normandía en fin de mayo, con veinte y cinco mil hombres y cinco mil caballos, los infantes doce mil tudescos [alemanes], los demás ingleses; los caballos, mitad ingleses, mitad alemanes. (...) y el Emperador dio licencia, que el duque de Alburquerque fuese, como fue, por su consejero, y general de su campo, (...)"

Detalle de un grabado que muestra el campamento de Enrique VIII en Francia. Los soldados ingleses portan en pecho y espalda, como símbolo de identificación, una cruz roja o cruz de San Jorge. Esta cruz es la divisa nacional inglesa y también esincluida en sus banderas. Algunos soldados están armados con picas, y dos de ellos llevan la alabarda-bisarma o "bill". Para la campaña de Francia, Enrique VIII uniformó una parte de su infantería de "rojo-amarillo" y otra parte de "azul-rojo". (Grabado inglés del siglo XVIII sobre una pintura mural -desaparecida en un incendio- del siglo XVI)


Con el duque de Alburquerque vinieron, además de su hijo (don Gabriel de la Cueva), una comitiva de servidores, criados y soldados españoles. La "Crónica" de Enrique VIII señala cómo iban vestidos:

"(...) y vinieron muchos gentileshombres españoles a le servir, y bien tenía el Duque de gentileshombres y criados ciento cincuenta personas, muy lucida gente: (...) que a más de cincuenta gentileshombres les dio casacas de grana y manteos [manto o capa] con pasamanos de oro, y toda la otra gente de paño colorado muy fino, con tiras de terciopelo amarillo."

En julio de 1544, tras concentrarse en Calais, el ejército inglés pasó a asediar Boulogne, donde prestó sus servicios el duque de Alburquerque. Continúa la "Crónica":

 "Y así, partió el Rey [de Inglaterra] en breve para Boloña [Boulogne], donde ya estaba el duque de Sofoque [Suffolk], que tenía puesto cerco. (...) y fue tanta la batería [de artillería] que le dió, que de día y de noche, jamás paró; (...) es verdad que el Rey mandó que expresamente se hiciese todo lo que el Duque [de Alburquerque] mandase; y aunque él no era General, ni lo quiso ser, tomó muy mucha pena, que cada mañana, él era el primero que estaba a la batería: (...)
 Podían ser los españoles que el Rey tenía, hasta cuatrocientos cincuenta, con los que el Duque tenía; toda muy buena gente: y los capitanes eran, Juan de Haro con una compañía de cien españoles, [Antonio de] Mora con otra de ochenta españoles, Salablanca [o Salabranca] con otra de otros ochenta españoles."

Detalle de un grabado que muestra al rey Enrique VIII de Inglaterra con su alto mando supervisando el asedio de Boulogne. Es muy probable que en el detalle esté representado el duque de Alburquerque, mencionado por un secretario del rey de Inglaterra como "Alberquek". (Grabado inglés del siglo XVIII sobre una pintura mural -desaparecida en un incendio- del siglo XVI)


Finalmente, abierta brecha en sus murallas, Boulogne capituló en septiembre. Enrique VIII y Alburquerque regresaron a Inglaterra, pero ese mismo mes Carlos V firmaba la paz con Francia, dejando sólo a su aliado en la guerra con los franceses. Alburquerque, tras una estancia de varios meses en Londres, regresó al servicio del Emperador.

 Detalle del grabado anterior que muestra las trincheras inglesas aproximándose a la plaza de Boulogne. También se muestra a los piqueros, arqueros y arcabuceros combatiendo las brechas de la muralla. (Grabado inglés del siglo XVIII sobre una pintura mural -desaparecida en un incendio- del siglo XVI)  


Tras la paz de Crepy (septiembre de 1544) entre Francia y Carlos V, las tropas hispánicas fueron licenciadas. Fray Prudencio de Sandoval señala cómo muchos soldados españoles, que quedaron sin empleo en Flandes y fueron enviados a España por mar, fueron reclutados por el rey Enrique VIII de Inglaterra, al hacer éstos escala en la isla británica, en contra de los deseos del Emperador:  

"(...) deshaciendo el Emperador su campo en Bruselas, dejó solo el tercio de don Alvaro de Sandi [Sande], que había de pasar a Hungría, y a los demás españoles mandó pasar en España, dándoles navíos y lo necesario, y orden, con pena de la vida, a cualquiera que quedase sin su licencia, encomendándose esto al capitán Joan de Eneto, para que con rigor lo ejecutase.
Luego que fueron embarcados, el rey de Ingalaterra los procuró haber, para servirse de ellos en la guerra contra el rey de Francia, y los españoles, con la buena gana que tenían de ejercitar las armas y gozar de las libertades de la vida del soldado, a pesar de su capitán y contra la voluntad del Emperador, dieron consigo en Ingalaterra, y sirvieron al rey todo el tiempo que duró la guerra, haciendo en ella el oficio de general el dicho duque de Alburquerque."

Libre de la oposición de las tropas imperiales, el ejército francés, al mando del "Delfín" Enrique de Valois, obligó a los ingleses a levantar el sitio de Montreuil, y a comienzos de octubre realizó un asalto a Boulogne, donde se distinguieron los soldados españoles en la defensa. La "Crónica" describe la "encamisada" que los franceses dieron sobre la ciudad:

"(...) y depresto hicieron una encamisada de al pie de tres mil hombres, y una noche vinieron sobre Boloña, y fue con tal denuedo, que tomaron a los ingleses descuidados y mataron muchos dellos, los cuales estaban en la baja Boloña [la ciudad-baja]. Y antes que se pudiesen revolver ni recoger los ingleses, los franceses se señorearon casi de toda la baja Boloña, en donde estaban dos banderas [compañías] de españoles. Y los capitanes eran el capitán Salablanca, y el otro el capitán Juan de Haro, los cuales recogieron luego toda su gente y se juntaron a la alta Boloña, y muy muchos ingleses con ellos. (...) Y luego salió [Sir Thomas Poynings] con más de quinientos hombres, muy bien en orden, y dan sobre los franceses, de tal suerte, que los pusieron en huida. Y sucedió también a los ingleses que llovía, y los franceses no podían tirar con sus arcabuces; y los ingleses, con sus flechas, mataban muy muchos dellos; y fue tal el alcance (...) que de tres mil dellos no escaparon ciento: (...) y entre los españoles trujeron muchos más presos que los ingleses; y aun de los presos que traían, les mataban los ingleses."


Españoles al servicio de Inglaterrra (1544-1545)
Capitán Soldados
Juan de Haro
100
Alejandre
100
Antonio de Mora
100
Salabranca
100



EL HUNDIMIENTO DEL "MARY ROSE"

En el verano de 1545, el rey francés Francisco I trató de tomar la isla de Wight como preludio a una invasión de Inglaterra. Para tal fin los franceses prepararon una gran armada, que partió de El Havre a mediados de julio. Las tropas inglesas acamparon cerca de Portsmouth para repeler la invasión, allí también se concentró la flota inglesa.
El 18 de julio ambas flotas se enfrentaron en el estrecho de Solent; al día siguiente el buque inglés "Mary Rose", que estaba adelantado, fue atacado por las galeras francesas y, en un oscuro incidente, sufrió una brusca escorada y se hundió con sus cerca de 400 tripulantes.

Detalle que muestra una formación de soldados ingleses, acantonados en Portsmouth en 1545; en él se observa los piqueros en el centro de la formación, además de los arqueros y arcabuceros en los laterales del cuadro de picas. (Acuarela inglesa del siglo XVIII sobre una pintura mural -desaparecida en un incendio- del siglo XVI)


Refiere la "Crónica" los combates que se dieron en el estrecho que separa la isla de Wight y Porstmouth:

 "Pues llegada la armada [francesa] a vista de isla Duyque [Wight], las galeras iban delante y los ingleses se pusieron en orden de guerra: (...) y los franceses de la parte de la isla, echaron gente a tierra. (...) Y las galeras, de rato en rato, tiraban a las inglesas, pero no les hacían mal, que estaban algo apartadas: (...)"

También señala el hundimiento del "Mary Rose":

 "Y, en esclareciendo el alba, los franceses se comenzaron a hacer a la vela y salir del puerto; (...) Entonces, por mala guarda y gran descuido de la gente, se perdió allí la más principal nao [nave] que el Rey tenía, (...) y perecieron en ella muy mucha gente, y el capitán también, que se llamaba Piter Caro [George Carew]; (...)"

Detalle que muestra el hundimiento del "Mary Rose", con los mástiles del barco sobresaliendo del mar. Varias barcas acuden a auxiliar a los supervivientes, mientras las galeras francesas -a la izquierda- y los barcos ingleses -a la derecha- se cañonean. (Acuarela inglesa del siglo XVIII sobre una pintura mural -desaparecida en un incendio- del siglo XVI)


Durante el rescate del fondo del mar del "Mary Rose", ya en el siglo XX, se encontraron los huesos de 179 personas, conservándose 92 esqueletos prácticamente completos. El análisis de los huesos muestra que la mayoría de la tripulación -unos 200 marineros y 200 soldados- eran ingleses, el resto pertenecen al continente europeo. Un análisis de las dentaduras indica que algunos de ellos pertenecen al sur de Europa (Italia y España).
Probablemente Enrique VIII, ante la necesidad de hombres prácticos en la guerra, también haría uso de marineros españoles para completar las dotaciones de los barcos de guerra.



LOS MERCENARIOS ESPAÑOLES DE ENRIQUE VIII

Señala la "Crónica" como en 1545 llegaron a Inglaterra muchos soldados españoles, procedentes de los Países Bajos, que quedaron sin empleo tras las paces con Francia, solicitando entrar al servicio del rey de Inglaterra. Regresando a España, hicieron escala en las Dunas de Kent:

"(...) y la ventura quiso que en ciertas naos, que iban a España, iban más de mil españoles; (...) y ellos cansados de la mar, enviaron al Rey [de Inglaterra] a saber si les quería recibir en su servicio.
(...) que llegaron en Plemua [Plymouth], y como el Rey lo supo, tornó a enviar aquel caballero, el cual fue parte para que saliesen más de setecientos dellos en tierra: y luego proveyó el Rey que fuesen a la vuelta de Escocia."

También Enrique VIII nombró Maestre de campo de los españoles al vasco Pedro de Gamboa, quien alegó ante el rey "que once años he servido al Emperador de capitán":

 "Mediante este tiempo, vino a Londres el capitán Gamboa con otros capitanes y muchos soldados; (...)
 Pues hecho Maestre de Campo, luego le mandó el Rey que se aparejase para ir a Escocia (...) y se halló con obra de ochocientos españoles, toda muy buena gente, adonde hubieron muchas escaramuzas entre ellos y los escoceses, de que cuando fueron conocidos los españoles entre los escoceses, les cobraron mucho miedo."

Después de la campaña en Escocia (1545), en el verano de 1546, Enrique VIII envió a Gamboa con los españoles a Calais, en aquel momento en poder de los ingleses.
Las desavenencias de Pedro de Gamboa con los capitanes españoles fueron en aumento, debido a que éstos consideraban que ellos debían haber promocionado al puesto de Maestre de campo y no Gamboa, que acababa de llegar a Inglaterra. Así, el Rey de Inglaterra decidió licenciar sus compañías:

"(...) determinó de les quitar la gente, y el capitán Mora, con despecho, en muy breve tiempo, se pasó en Francia con su gente; y también lo hiciera Juan de Haro, si no le fueran a la mano. El capitán Alejandre estaba en Sanduche [Sandwich] con su gente, y el capitán Salablanca en Bernehud [Breenwood], y allí estuvieron hasta que el Rey les mandó despedir, (...)"

Antonio de Mora se pasó con su compañía a los franceses, y Juan de Haro fue ejecutado, al descubrirse que iba a hacer lo mismo:

"El capitán Juan de Haro también se amotinó (...) que se quería pasar con su gente en Francia, y envió trescientos ingleses por él, que estaba una legua de Cáles [Calais]; y fue de tal suerte, que no queriendo venir al mandado del Debite [Deputy de Calais], los ingleses le mataron, y a más de veinte de los suyos."


1- EL DESAFIO DE FONTAINEBLEAU

En 1546, estando los españoles en Boulogne, el capitán Antonio de Mora, desde el campo francés, desafió en duelo a Gamboa, y Julián Romero se ofreció para luchar por su maestre de campo. Para ello se organizó un campo de torneo en Fontainebleau, al que acudió la comitiva real francesa y delegados ingleses.
Durante el duelo, Mora mató el caballo de Romero, y éste estuvo más de 3 horas protegiéndose tras su caballo muerto. Finalmente, Romero derribó el caballo de Mora y logró apresarlo.
El rey de Francia, Francisco I, que vio el duelo, agasajó a Romero: "le echó una cadena de oro al cuello (...) y el Delfín [heredero al trono francés] le dio un sayo [una túnica] con estampas de oro". El rey Enrique VIII también premió a Julián Romero a su regreso a Inglaterra, dándole el título de "Sir". Cuenta la "Crónica" que Antonio de Mora, tras la derrota, "se salió luego de Francia y se fue, según se cree, a Hungría."


2- LA DESMOVILIZACION

Tras la firma del Tratado de Ardres (junio de 1546), que puso fin a las hostilidades entre Francia e Inglaterra, Enrique VIII desmovilizó a las unidades extranjeras que le servían, sobre todo en el continente. Pedro de Gamboa quedó a cargo de licenciar a los soldados españoles, los cuales fueron dejados en Flandes:

"(...) se fueron, y él [Gamboa] con ellos, hasta que se vio en San Tomé [Saint-Omer, Países Bajos] con ellos. Y como él los tuvo en tierra del Emperador, toma la posta y los capitanes, y vuélvense a Ingalaterra:"

Así el rey Enrique VIII mandó venir a Pedro de Gamboa a Londres y le afianzó en su cargo de general de los españoles, y le ordenó que nombrase a 6 nuevos capitanes, a los cuales mantuvo a su servicio, con unos pocos soldados españoles:

Capitán Soldados
Alonso de Villasirga
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Pedro Negro
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Cristóbal Díez
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Luis de Noguera
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Julián Romero
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¿Alejandre?
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En cuanto al capitán Salabranca (o Salablanca) la "Crónica" señala:

 "Al capitán Salablanca también diera su entretenimiento, sino que sus pecados quisieron que matase un español en aquel instante que el Rey hacía las mercedes, y harto alcanzó con haber el perdón, (...)"


3- LA BATALLA DE PINKIE (1547)

En 1547 fue coronado Eduardo VI como rey de Inglaterra, tras el fallecimiento de Enrique VIII. El nuevo rey trató de iniciar su gobierno invadiendo Escocia y para ello se preparó un gran ejército. De nuevo se trató de movilizar a los españoles, los cuales habían sido licenciados por Enrique VIII; y para ello llamó a Gamboa y a los capitanes españoles para que reclutasen sus compañías entre los soldados hispánicos que estaban en Flandes. Sin embargo, con sólo un mes de plazo, las reclutas no obtuvieron los resultados apetecidos.

 "Y el Gamboa despachó luego a un alférez, que se decía [Juan] Perez, a Flandes; y dentro de treinta y dos días trujo hasta ciento veinte hombres, y los más borgoñones. Y venidos, los mandaron ir luego al Norte; (...)"

Los capitanes españoles servirían tan sólo con sus personas, aunque:

 "Y venida la primavera, al sonido de la guerra habían venido hartos españoles, y todos los recogió el Gamboa, y envió al Norte, (...)"

Uno de estos españoles que vinieron a Inglaterra fue Carlos de Guevara, quien se ofreció a reclutar una compañía de caballería:

"No estuvo el Guevara más que veintitrés días, y volvió con quince caballos muy bien en orden, (...)"

Finalmente los ingleses derrotaron a los escoceses en la batalla de Pinkie, cerca de Edimburgo:

"Todavía el Guevara se parte luego, y fue su ventura que llegó en Escocia el día que los ingleses habían ganado la jornada, (...) y acabada la jornada, el Protetor [Duque de Somerset, Lord Protector de Inglaterra] hizo muchas mercedes, y hizo muchos caballeros, entre los cuales hizo a Gamboa, a Cristóbal Diez, a Julian, a Villa Sirga y a otros, muchos ingleses.
 Y como se acercase el invierno, dejó el Protetor bien proveídas las fortalezas y fronteras, y volvióse a Londres;"

En la batalla se distinguieron los 200 arcabuceros montados españoles e italianos que se pudieron reunir, al mando de Pedro de Gamboa, además de los capitanes españoles, los cuales sólo sirvieron con sus persona.
Gamboa figuró entre los heridos de la batalla. En su "The History of England", David Hume les señala en la batalla de Pinkie:

"(...) [el conde de Warwick] he made Sir Peter Meutas [Mewty] advance, captain of the foot harquebusiers, and Sir Peter Gamboa, captain of some Italian and Spanish harquebusiers on horseback; and ordered them to ply the Scottish infantery with their shot." 

Detalle de un grabado de la batalla de Pinkie (1547), donde se muestra el ejército inglés. La precisión que muestra el grabado indica que el autor tuvo acceso directo a la información aportada por los participantes en la batalla, o que él mismo luchó en Pinkie. (Grabado del siglo XVI)


Sin embargo, algunas de las reclutas probaron mal, como los borgoñones, que se pasaron al enemigo:

"Y venido el invierno, se tornaron los capitanes [españoles] a Londres, y quedó el Perez con la gente en guarnición; y según parece, muchos de ellos se amotinaron y se pasaron en Escocia, y también se pasó el alférez Perez, el cual, según se supo después, había recibido cartas de la Reyna de Escocia para que se pasase. Y la Reyna le envió a guardar una villeta con un castillo que se llamaba Hedinton [Haddington], y allí estuvo el Perez con la gente, hasta que los ingleses la ganaron."

El Consejo Privado de Inglaterra llamó a Gamboa y a los capitanes españoles para pedirles explicaciones por este suceso.

También por este tiempo se intentó reclutar más españoles para la siguiente campaña; se trató con un comerciante de lanas español, llamado Pedro de Salcedo, el cual se ofreció para traer soldados a Inglaterra:

"Y luego fue escrito al Salcedo, y dentro de treinta días trujo hasta ciento treinta hombres, muy buena gente; y trujera más de trescientos, sino que el capitán [Carlos de] Guevara estaba en Selanda [Zelanda], y allegó otros ciento veinte hombres. Y venido con ellos a Londres, el Consejo [Privy Council o Consejo Privado] les envió a unos villajes junto de Londres."


4- LOS ASEDIOS DE HADDINGTON (1548-1549)

En 1548 se iniciaron nuevos preparativos para la nueva campaña en Escocia, donde se trataría de capturar Haddington, en manos de los escoceses, y donde se encontraba el contingente de desertores borgoñones al mando del alférez Juan Pérez:

"(...) y después fue llamado el Gamboa, y les mandaron que se fuesen luego, porque dentro de tres semanas habían de poner los ingleses cerco a Hendinton, donde estaba el Perez, que había sido su alférez. Y llegados allá, la combatieron tanto, que al fin la tomaron, y fueron presos los borgoñones y el Perez. Y el Gamboa, porque el Consejo viese que hacía justicia, hizo ahorcar al Perez y a más de treinta más."

Sin embargo, poco después el ejército inglés trató de levantar el sitio que los escoceses y tropas auxiliares francesas habían puesto a Haddington: El capitán Pedro Negro socorrió a los sitiados con 300 jinetes ingleses y españoles, que llevaban sacos de pólvora colgados de los arzones de los caballos.


Castillo de Edimburgo. En 1544, un ejército inglés al mando de Edward Seymour, conde de Hertford, tomó la ciudad y la prendió fuego, sin embargo el castillo resistió el ataque inglés. En 1547, en las cercanías de Musselburgh, entre Edimburgo y Haddington, se dio la batalla de Pinkie. (Foto del autor)


En 1549 Carlos de Guevara acusó a Pedro de Gamboa de falsear las muestras de soldados para quedarse con el dinero, por lo cual Gamboa fue destituido del mando de Maestre de campo de los españoles. Tras este suceso, se hicieron los preparativos para la nueva campaña en Escocia:

"(...) y luego mandaron al capitán Julian, hecho capitán de aquella gente, que recogiese todos los españoles que pudiese, y le dieron la capitanía; y mandaron a Pero Negro que fuese al Norte y tomase toda la gente que tenía el Gamboa allá; (...)
 Y luego mandaron al Guevara, que hiciese los cien caballos, y también a Cristóbal Diez, que hiciese los caballos que pudiese."

Los españoles fueron enviados a Escocia, donde algunas unidades de ellos ya estaban, para levantar el sitio que los escoceses y tropas auxiliares francesas imponían a Haddington:

"(...) y el Julian llevó más de doscientos españoles, que cada día iban a servir al Rey; (...)
 Y así, los enviaron a Escocia; y ya los escoceses y franceses habían puesto cerco en Hendinton, y la combatían muy reciamente."

Finalmente Haddington fue evacuada por las tropas inglesas y mercenarias extranjeras, ante la imposibilidad de sostenerla.


5- EL ASESINATO DE GAMBOA Y EL FINAL DE LOS MERCENARIOS ESPAÑOLES

Cuenta la "Crónica" como, en 1549, Pedro de Gamboa decidió vengarse contratando a dos mercenarios españoles, que estaban en Londres, para que fuesen a Escocia y asesinaran a Carlos de Guevara:

"Y un día llamó a dos soldados que andaban en Londres, a los cuales el Gamboa hacía cada día mil bienes: llamábase el uno [Francisco de] Velasco, y el otro Salmeron [Nicolás de Salmerón]; (...) se ofrecieron de ir a Escocia a le matar."

Sin embargo, los asesinos se convirtieron en "agentes dobles" y, tras entablar amistad con Guevara, con una correspondiente recompensa, se ofrecieron para matar a Gamboa:

"Y el Guevara, porque le avisaron, les dio a cada uno treinta ducados; (...)
 Y el capitán Guevara determinó luego de partir por la posta [a Londres], y llevó consigo al pariente [Baltasar de Guevara, su primo] y a los dos soldados Salmeron y Velasco."

En enero de 1550 perpetraron el asesinato de Gamboa, de noche, y antes de que éste llegase a su casa:

"(...) y detrás del Gamboa iba el capitán Villa Sirga y un gentilhombre español que se llamaba Antonio Vaca, y otros cinco mozos. (...) y el Guevara con los compañeros, las espadas sacadas, arremeten al Gamboa; (...) Y, según pareció, creo que cada uno le daría tres o cuatro estocadas, porque tenía el malogrado trece muy malas, (...) Y como el malogrado de Villa Sirga iba tras él, echó mano a la espada; y también le dieron a él una mortal estocada, y luego echaron a huir el Guevara y los otros."

Guevara y los demás cómplices fueron arrestados, y finalmente ejecutados:

"(...) mandó luego el Consejo [Privado de Inglaterra] que se hiciese justicia; y así, fueron llevados con cadenas de hierro atados de dos en dos, (...) fueron los jerifes de Londres con muchos alabarderos a la cárcel, y hicieron venir un carro; (...)
 Y luego les hizo entrar en el carro, y allí se hallaron Lope de Carrion y Antonio de Guaras, dos mercaderes españoles, los cuales iban en el carro animando al Guevara y a los otros, (...) Y muy cerca de allí era el lugar donde estaba la horca; y por dar fin, a todos cuatro fueron puestas sogas a los pescuezos y luego el gurrea [verdugo] dió del azote al caballo y quedaron colgados."


Pintura que representa a los "Yeomen of the Guard" o los Alabarderos de la Guardia, en el "Campo del Paño de Oro", en 1520, lugar donde se celebró una alianza  entre Enrique VIII de Inglaterra y Francisco I de Francia para contener el poder de Carlos I de España y futuro Emperador de Alemania. En el cuadro aparecen con sus característicos uniformes de color rojo, los cuales perdurarán en la unidad hasta la actualidad. La "Crónica" de Enrique VIII refiere de ellos: "Y subido a la primera cámara, estaban todos los alabarderos del Rey; y en la otra cámara estaban infinitos alabarderos muy ataviados y con tantas cadenas de oro, (...)". (Pintura anónima del siglo XVI)


El Tratado de Boulogne (1550) puso fin a la guerra entre Inglaterra y Francia, y también a la ocupación inglesa de Boulogne, cuya guarnición abandonó la ciudad. Por el Tratado de Norham (1551) entre Inglaterra y Escocia, se puso fin a las hostilidades entre ambos países, y las tropas inglesas abandonaron sus posiciones en Escocia.
Entre ambos tratados, y hasta 1553, se produjo de nuevo la desmovilización de las unidades mercenarias extranjeras. Los españoles también fueron desmovilizados y regresaron a los Países Bajos, donde había posibilidades de empleo ante la nueva amenaza de Francia al Emperador Carlos V. Esta vez los españoles ya no volverían a Inglaterra, finalizando así los servicios a la Casa Tudor.

De los capitanes sobrevivientes la mayoría tuvo un destino poco halagüeño:

Pedro Negro murió en 1551 de fiebres en Londres; Cristóbal Díez regresó al servicio del Emperador, y le encontramos en Italia al mando de la guarnición de Moncalvo, en 1555, cuando fue sitiada por los franceses, en el transcurso de la quinta guerra del Emperador con Francia (1551-1556). La plaza fue rendida casi sin lucha y Cristóbal fue condenado a muerte. El cronista fray Prudencio de Sandoval narra el suceso:

 "Estaba en Moncalvo una compañía de españoles con el capitán que se llamaba Cristóbal Díaz, puesto de mano de don García de Toledo, y antes que los franceses viniesen a Puente Astura [Pontestura] llamó don Alvaro [de Sande] a este capitán y le dijo (...) que si tenía ánimo para defender el castillo que se lo dijese; si no, que él metería otro en su lugar, y si había menester más gente y municiones, vituallas y otras cosas semejantes, que se las daría. Respondióle Cristóbal Díaz que él no había menester nada, que defendería su castillo.
Llegados, pues, sobre él los franceses, comenzaron a batirle de manera que al segundo día el capitán se rindió con tal partido, que la bandera, armas y ropa fuesen salvos; y así, acompañados de franceses, vinieron a Puente Astura. Don Alvaro, que tuvo aviso cómo le habían rendido tan vilmente y que venían donde él estaba, salió al camino, y en unas praderías esperó con alguna cantidad de soldados, (...)
 Mandó poner en prisión al capitán y alférez, y otros oficiales, y dio aviso al duque de Alba, que estaba en Milán. Y el duque mandó cortar la cabeza al Cristóbal Díaz, y a un cabo de escuadra que le arrastrasen por un pie, y desterraron del ejército al alférez y soldados."

Finalmente Julián Romero también regresó al servicio de Carlos V, y en 1554 le encontramos en los Países Bajos defendiendo Dinant frente a los franceses, acabando prisionero tras el asalto y saqueo de la plaza. De nuevo Sandoval refiere el suceso:

"Caminó el rey [Enrique II de Francia] al río Mosa, y púsose sobre Dinan, villa del condado de Namur; combatióla y entróla. Defendíase la fortaleza valientemente, mas era grande el poder del rey, y se hubieron de rendir. Fue preso allí el capitán Julián Romero, que había poco antes entrado con algunos españoles, saliendo a tratar de rendirse, que fue su culpa y poco saber, porque raras veces moran en uno valentía y prudencia, si bien adelante mostró este capitán tenerlo todo, pues fue uno de los nombrados de nuestro tiempo. Saqueóse el lugar."

Sandoval tacha a Romero de imprudente al tratar la rendición de la plaza, ya que fue hecho prisionero y se asaltó Dinant. Después le elogia como uno de los soldados más reputados de su tiempo, puesto que llegó a mandar el tercio de Sicilia en la Guerra de los ochenta años (1568-1648), destacándose en todas las acciones en las que participó. 

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NOTA1: El análisis de los restos óseos del "Mary Rose" demuestra que una gran proporción de los soldados embarcados debían de ser arqueros, debido a las características observadas en los huesos de omóplatos y brazos de algunos de los esqueletos.

NOTA2: Entre los soldados que quedaron en Inglaterra tras la desmovilización de 1546, además de los 6 capitanes nombrados por Gamboa, figuran: Luis Melgarejo, Francisco Medellín, Fernando de Montoya, un tal "capitán don Alonso", Pedro de la Vega y un tal "Padilla". Algunos de ellos son señalados como capitanes; otros indistintamente son denominados como capitán unas veces y otras como alférez; de otros no se señala el rango. 
En cuanto al capitán Alejandre es muy probable que fuera licenciado, a raiz de las acusaciones ante el rey Enrique de "que era muy soberbio" y que mató a dos de sus soldados "por despecho". Alejandre desparece de la "Crónica", pudiendo ser el sexto capitán elegido por Gamboa alguno de los citados anteriormente.

NOTA3: Aunque la "Crónica" señala que tras la batalla de Pinkie fueron nombrados "Sir", entre otros capitanes españoles, Pedro de Gamboa y Julián Romero, ambos ya poseían el título desde el año anterior. 
 

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