domingo, 2 de octubre de 2016

Las banderas expuestas en la Catedral de Sigüenza


Una exposición en la catedral de Sigüenza, centrada en el centenario de Cervantes y Shakespeare, muestra, entre otros objetos como alabardas, rodelas, arcabuces y mosquetes, tres banderas del siglo XVI:

Dos de ellas, pertenecientes a la expedición de sir Francis Drake contra Lisboa en 1589, se encontraban guardadas en la misma catedral de Sigüenza, y acaban de ser restauradas. La tercera, uno de los estandartes reales de la batalla de Lepanto, ubicado en el Museo de Santa Cruz de Toledo, fue restaurada en 2001-2002 y ha sido entregada para la exposición.


LAS DOS BANDERAS CAPTURADAS A DRAKE EN 1589

De las dos banderas capturadas a Francis Drake en la expedición contra Lisboa de 1589, una de ellas correspondería a una bandera de compañía de infantería inglesa, para ser utilizada en los navíos o en las tropas desembarcadas. El historiador Geoffrey Parker considera esta bandera la única de nacionalidad inglesa que se conserva del siglo XVI.

Bandera inglesa del siglo XVI, expuesta en la catedral de Sigüenza. (Foto del autor)

La otra bandera se corresponde con una enseña portuguesa, que hubiera sido capturada por los ingleses y recapturada posteriormente por los españoles. La enseña reproduce el blasón de la casa de Ataide y condes de Atouguia, cuyos dominios incluían la villa de Peniche, lugar donde desembarcaron los ingleses.

Pudiera ser que los pocos portugueses que se unieron al pretendiente don Antonio de Crato, quien acudía con los ingleses para sublevar Portugal, enarbolaran esta enseña que habría sido capturada en el castillo de Peniche; y sería posteriormente capturada por los españoles como trofeo de guerra. O que la bandera, una vez recapturada por los españoles, no sería devuelta a los portugueses por considerar que el castillo de Peniche se entregó sin apenas resistencia.

 Bandera portuguesa del siglo XVI, expuesta en la catedral de Sigüenza. (Foto del autor)

Ambas banderas fueron depositadas en la catedral de Sigüenza por Sancho Bravo de Laguna, capitán de una compañía de caballería, y sobrino-nieto de Martín Vázquez de Arce, "el Doncel de Sigüenza", cuyo hermoso sepulcro se encuentra en la misma catedral.
Las banderas estuvieron expuestas en la capilla del Doncel, siguiendo las tradiciones de la época de ser expuestas las insignias militares capturadas en los templos de culto. Recientemente fueron retiradas y guardadas, para posteriormente haber sido restauradas para la presente exposición.

El diplomático de Felipe II e historiador Luis Cabrera de Córdoba describe, en su obra, la participación de Sancho Bravo de Laguna, en las acciones en la retaguardia inglesa, en las que se debió de producir la captura de las banderas:

"Noris [Sir John Norris] avanzó sin artillería, escaramuzando con algunas compañías de gentes de la costa del Andalucía con su capitán Alarcon [Gaspar de Alarcón], y de infantería gobernadas por D. Pedro de Guzman, que fue retirándose atentadamente, y llegó en su ayuda la compañía de arcabuceros de a caballo de D. Sancho Bravo de Acuña [S. Bravo y Arce de Laguna]. (...)
Don Sancho Bravo sólamente estorbaba el recibir [los ingleses] bastimentos [provisiones], recogiéndose cargado [de ellas] debajo de las murallas de San Gian."

 Sepulcro del "Doncel de Sigüenza". Martín Vázquez de Arce, tío abuelo de Sancho Bravo de Laguna, murió combatiendo en 1486, durante la conquista del Reino de Granada. Su efigie le muestra con armadura y la cruz de la Orden de Santiago. (Foto del autor)


Tras la derrota de la "Armada Invencible" (1588), al año siguiente Inglaterra organiza una campaña de represalia. La reina de Inglaterra contribuiría sólo con parte de los gastos y aportaría 8 naves, Drake y la ciudad de Londres aportarían, a título privado y -por tanto- con ánimo de lucro, el resto. Los holandeses se unieron a la expedición y, además, se contrató para tal fin a 60 urcas alemanas, que estaban en el puerto de Londres.
Su objetivo era destruir los barcos que sobrevivieron al desastre de "La Invencible", y que se encontraban en los puertos del norte de España; también se trataba de sublevar Portugal a favor del pretendiente al trono portugués, don Antonio de Crato, quién había estado exiliado en Francia e Inglaterra y viajaba en la expedición; y, por último, se trataría de atacar las islas Azores y hacerse con la flota de Indias y su tesoro.

A primeros de mayo la flota inglesa llega a La Coruña, en la que sólo hay 3 galeones y 2 galeras de la armada española: tras un bombardeo con el fuerte de San Antón, desembarcan en la playa.
En los dos días siguientes, los ingleses se apoderan del arrabal de la Pescadería y del monasterio de Santo Domingo. Desde estos puntos comienzan los asaltos a la plaza, los cuales son rechazados. El 14 de mayo una mina abre brecha en la muralla y se da el asalto general, que de nuevo es rechazado. 5 días después los ingleses se retiran y se dirigen hacia Portugal.

 Castillo de San Antón, en La Coruña. Se comenzó a construir en 1587, sobre un promontorio rocoso rodeado por el mar. Resistió, sin ser tomado, el ataque de Drake de 1589; y, de nuevo, el ataque de la escuadra francesa del arzobispo de Burdeos, en 1639. Actualmente se encuentra unido a la tierra firme coruñesa. (Foto del autor)

Desembarcan en Peniche, la cual es abandonada por la pequeña guarnición. Sir John Norris, con unos 12.000 hombres desembarcados, avanza hasta Torres Vedras, donde proclaman rey a don Antonio de Crato, pero los portugueses que se unen a su causa son escasos.
Finalmente, John Norris consigue llegar a los muros de Lisboa, la cual asalta perdiendo 300 hombres en la acción. Tras 3 días acosado continuamente por las tropas del conde de Fuentes y las naves de Alonso de Bazán, y ante el inmovilismo de Drake, Norris decide retirarse. De vuelta hacia Inglaterra, la flota de nuevo desembarca en Galicia, saqueando y prendiendo fuego a la pequeña villa pesquera de Vigo.

Aunque los ingleses lograron desembarcar y saquear algunas de las localidades de la península, creando la alarma en todo el litoral atlántico y en la capital de España, la campaña inglesa resultó un fracaso, ya que no logró ninguno de los objetivos marcados, a parte de las pérdidas -en vidas y en barcos- sufridas durante la misma.
 

Una pintura anónima, que describe los combates de Gravelinas, en el marco de la "Armada Invencible" del año anterior, muestra alguna de las naves inglesas con una bandera bastante parecida a la dicha bandera inglesa capturada en la acción de Lisboa.



Otra pintura, atribuida a Nicholas Hilliard, también en el marco de la empresa de Inglaterra del año precedente, muestra a las tropas inglesas de las costas de Tilbury con una o varias banderas muy similares a la conservada en la catedral de Sigüenza.

Detalle de la pintura atribuida a N. Hilliard. Los dos regimientos situados a la derecha parecen llevar una bandera semejante a la mostrada en Sigüenza; mientras, a la izquierda, la bandera situada junto a la reina de Inglaterra parece ser de franjas horizontales blancas y rojas. (Society of Apothecaries, Londres)


EL ESTANDARTE REAL DE LA BATALLA DE LEPANTO

Este estandarte fue uno de los entregados al general de la flota cristiana, don Juan de Austria, por el papa Pío V. Tras la victoria obtenida por la Liga Santa contra la flota turca en el golfo de Lepanto en 1571, don Juan de Austria los entregó a Felipe II, quien los donó a la catedral de Toledo.

El estandarte de la Liga Santa fue confeccionado y bendecido por el Papa, y se le hizo entrega a don Juan de Austria en Nápoles, junto con el bastón de mando que le investía como general de la Liga Santa.
Fernando de Herrera, poeta e historiador contemporáneo a los hechos, relata el diseño y el modo en que se hizo la entrega de la insignia, que debía ser llevada en la Galera Real durante la campaña:

"y pasando a Nápoles, fue recibido con grande solemnidad y alegría general de todos por el virey y cardenal Granvela, (...) Allí le envió el Sumo Pontífice el estandarte de la liga, para que en su nombre lo recibiese del Cardenal, el cual era de damasco azul bordado con un Crucifijo, y al pie las armas del Papa, y a su lado diestro las del Rey, y al siniestro las de Venecia con cadenas que las trababan, y pendientes dellas las de Don Juan de Austria, que recibió el estandarte en Santa Clara, convento de frailes franciscos;"

 Estandarte de la Liga Santa, expuesto en la catedral de Sigüenza. A la derecha del mismo está representada la Cruz, con los escudos de los miembros de la Liga. (Foto del autor)

La amenaza otomana a todas las naciones cristianas crecía en el Mediterráneo: el sitio fracasado a los Caballeros de Malta (1565); la conquista a los genoveses de Quios (1566); a los venecianos de Naxos, Andros y Sifanto (1567); de Túnez por Uluch Alí -beylerbey de Argel-, expulsando al rey afín a los intereses de España (1569); y, por último, desembarcan en la veneciana Chipre, asaltando y saqueando Nicosia, y sitiando a Famagusta (1570).
A todo ello, en España, Felipe II tiene que hacer frente -en la Navidad de 1568- a una revuelta de los moriscos granadinos, que poco a poco se irá extendiendo a otras regiones de Andalucía y Murcia.
El intento de pacificar la revuelta se convirtió en una guerra civil en toda regla, con los tintes de brutalidad que conyeva, unido al carácter religioso de la misma. Además, la guerra fue de algún modo alimentada por los otomanos: Así, el beylerbey de Argel enviaba armas, municiones y hombres (entre ellos los jenízaros, tropas de élite de los otomanos) a los moriscos de las Alpujarras. Felipe II tuvo que traer a los tercios de Nápoles y de Lombardía desde Italia para poder acabar la guerra, la cual finalizó en 1571.


Todo ello hizo que fuera imperante formar una alianza entre las naciones cristianas para paliar la amenaza turca. En mayo de 1571 se formó la Liga Santa, la cual encuadraba a España, Venecia y el Papado, además de Saboya, Génova y los Caballeros de Malta, con la misión de socorrer Chipre y derrotar a los otomanos. Era un acuerdo militar por 3 años, y España correría con la mitad de los gastos, Venecia y los Estados Pontificios con el resto. Al mando de la misma se puso a don Juan de Austria, que había mandado el ejército real en la revuelta de los moriscos.

Famagusta no pudo ser salvada y cayó en agosto en poder de los turcos, pero a primeros de octubre ambas flotas se encontraron en el golfo de Lepanto. La flota otomana fue totalmente derrotada en la consiguiente batalla que se dio el 7 de octubre.
Si bien en los dos años siguientes la Liga Santa acabó por disolverse, en marzo de 1577 se firmó la primera de una serie de treguas y prórrogas de las mismas, que trajeron durante un tiempo considerable la paz en el Mediterráneo.


Varias pinturas de la batalla muestran el estandarte con la cruz, situado en la Galera Real de don Juan de Austria.

Detalle mostrando la Galera Real, con la leyenda (a la izquierda) "DON IOVANI DAUSTRIA GENERALE DELLA LEGA". (Anónimo, Museo Correr, Venecia)

Detalle mostrando la Galera Papal de Marco Antonio Colonna, con varios capellanes militares y uno de los estandartes con la cruz. (Andrea Vicentino)

Detalle mostrando la Galera Real con don Juan de Austria -en primer término- y el estandarte con los blasones de los miembros de la Liga Santa. (Andrea Vicentino)

Detalle mostrando la Galera Real con el estandarte con la cruz, junto a ella combate la Galera Capitana de Venecia, mostrada con las banderas y estandartes con un león alado, insignia de la República de Venecia. (Anónimo, Museo Marítimo de Londres)


También, de nuevo la relación de la batalla, escrita por Fernando de Herrera, hace alusión al estandarte real con la cruz, que fue colocado en la galera del general enemigo, una vez fue abordada y vencida en el combate:

"y en este tiempo la [Galera] Real del Turco casi a dos horas de batalla fue presa de todo punto con muerte de más de quinientos turcos, y derribando su estandarte fue arbolada la Cruz, a cuya vista perdieron el ánimo las galeras vecinas."

No hay comentarios:

Publicar un comentario