La guerra contra Francia -iniciada en el año 1635, como vimos en una entrada anterior- en pocos años llegará al territorio peninsular, originando a la postre, entre otros factores, la sublevación de Cataluña o la llamada Guerra de los Segadores: Los abusos contra la población civil de los soldados foráneos acantonados en el Principado, y las aportaciones en dinero y hombres que el Principado de Cataluña tuvo que dar para soportar la campaña pirenaica de 1639 contra los franceses, provocan, entre otras causas, la rebelión de los catalanes en 1640. (Para los distintos levantamientos nobiliarios y populares durante la Guerra de los 30 años, ver NOTA1 de la batalla de Edgehill).
En 1638, un ejército francés, al mando del príncipe de Condé, cruzaba la frontera por Guipúzcoa, asediando la plaza fuerte de Fuenterrabía (Hondarribia en vasco). Una escuadra naval francesa, al mando del arzobispo de Burdeos, colaboraba en las operaciones de asedio.
Al llegar las noticias de la entrada francesa en la Península cundió la alarma: se convocó a las armas a la nobleza y se reclutó un ejército en toda la Península para acudir al socorro de Fuenterrabía. Sin embargo el Principado de Cataluña se negó a enviar tropas, alegando que sus privilegios prohibían reclutar tropas para luchar fuera del Principado.
A primeros de septiembre, tras un duro asedio de 2 meses, el ejército hispano de socorro, al mando del Almirante de Castilla y del marqués de los Vélez, forzaron al príncipe de Condé a levantar el sitio.
La victoria de Fuenterrabía produjo festejos y celebraciones en la capital madrileña. En carta fechada a 14 de septiembre de 1638, el inquisidor Diego de Garay señala como el entusiasmo de los madrileños registró algunos incidentes: saquearon las casas y tiendas de los franceses y los hubieran maltratado "si la nobleza que iba entre los pícaros no los defendiera"; también apedrearon las ventanas donde residía el nuncio papal.
Vista de una parte de la muralla y del baluarte de la Reina, en Fuenterrabía (Hondarribia en vasco). En la muralla se pueden observar varios impactos de bala de cañón, probablemente resultado del asedio impuesto por las tropas revolucionarias francesas en 1794. (Foto del autor)
A comienzos de junio de 1639, un ejército francés, al mando de Condé y del mariscal de Schomberg, cruzó la frontera del Rosellón catalán. Ocupan la pequeña fortaleza fronteriza de Opol, que se rindió sin oponer resistencia. Después la plaza de Salces (o Salses) cayó a mediados de julio, ante un asedio de los franceses que duró más de un mes.
La Monarquía española reaccionó, se movilizan unidades castellanas, extremeñas, napolitanas..., y se realizan levas o reclutas en todo el Principado de Cataluña. El ejército español quedó al mando del marqués de los Balbases, hijo del famoso militar genovés Ambrosio Espínola.
El ejército hispano puso sitio ahora a la plaza de Salces, defendida por el conde de Espenan. Durante el asedio se producen deserciones en masa de las tropas catalanas. En carta del marqués de los Balbases, al Conde-duque de Olivares, se informaba de las dificultades creadas durante el asedio por los reclutas catalanes, señalando además su alto nivel de deserción: "porque no quieren obedecer, (...) ni alojarse donde el cañón les pueda alcanzar (...) que se nos huyen muchos."
El desencanto iba creciendo, durante el asedio muchos reclutas catalanes morían, más que por los combates, por la peste que asoló los campamentos y las trincheras de asedio. Finalmente Salces capituló a comienzos de enero de 1640.
Tras el sitio de Salces, se procedió a alojar durante el invierno al agotado ejército hispano en el Principado de Cataluña. Los alojamientos de las tropas foráneas en Cataluña originaron fricciones y choques entre los paisanos y la soldadesca, que a menudo fueron violentos como en Santa Coloma de Farners. Finalmente estalla la revuelta en Gerona y La Selva, y se extiende por toda Cataluña.
Se ordena reclutar un nuevo ejército en la Corona de Castilla, que se pone al mando del marqués de los Vélez. Comienza la guerra de Cataluña. Enseguida la rebelión es apoyada por Francia, que envía tropas y dinero.
El ejército realista hispano de Los Vélez invade Cataluña, avanzando hasta las puertas de Barcelona. Allí es derrotado asaltando el castillo de Montjuic, a comienzos de 1641.
Castillo de Montjuic, en Barcelona. En 1640, con el inicio del levantamiento catalán, la ciudad de Barcelona ordenó construir sobre la cima de Montjuic un pequeño fortín, de forma cuadrangular, con 4 medio-baluartes en las esquinas. Esta improvisada fortificación resistió el ataque del marqués de los Vélez en enero de 1641. A finales del siglo XVII, y durante el siglo XVIII, la obra fortificada fue ampliada y mejorada notablemente. (Foto del autor)
La guerra se prolongará durante 12 largos años, en los que la Monarquía española focalizará casi todos sus recursos, desatendiendo otros frentes, como el flamenco, los cuales pasan a un segundo orden.
Finalmente, la convulsa situación en Francia, envuelta en los conflictos civiles conocidos como "La Fronda" (1648-1653), permiten aliviar la presión francesa en los frentes de guerra. Barcelona capitulará en 1652, tras un largo asedio de 15 meses, poniendo fin a la sublevación catalana. Sin embargo la guerra contra los franceses y la inestabilidad en el frente catalán continuará hasta que la firma de la Paz de los Pirineos (1659) ponga fin a las hostilidades.
Vista del asedio de la ciudad de Barcelona (1651-1652). Tras un largo bloqueo por mar y tierra, en el que la peste irrumpió tanto en la ciudad como en los campamentos de los sitiadores, Barcelona se entregó a don Juan José de Austria, hijo ilegítimo del Rey de España, quien ejercía a efectos prácticos el mando de las fuerzas navales y terrestres en Cataluña.
En el extremo inferior derecho se puede observar a don Juan José de Austria, con banda roja de general y bastón de mando, junto a su alto mando, mostrado con bandas y fajas de color rojo, el color identificativo del ejército español. A la izquierda de la ciudad se puede observar la montaña de Montjuic, coronada por el castillo que la domina, que fue escenario de la batalla que da su nombre, producida al iniciarse el conflicto bélico. (Pintura de escuela española del siglo XVII)
Al comenzar las movilizaciones militares para el ejército del marqués de los Vélez, el Conde-duque de Olivares -valido o primer ministro del Rey de España- recurrió a métodos medievales: se convocaron a las milicias urbanas, a los caballeros de las Ordenes militares (Santiago, Calatrava y Alcántara), y se movilizó a la nobleza, a los cuales se pedía que acudieran con un contingente de vasallos armados.
Pedro Calderón de la Barca, el famoso dramaturgo madrileño de ascendencia cántabra, como caballero de la Orden de Santiago, acudió a la convocatoria en 1640. Se alistó a sus 40 años en el regimiento de caballería de las Ordenes militares, en la compañía de coraceros que levantó y sostuvo a sus expensas el propio Olivares.
Y su confianza con éste era tal, que el marqués de la Hinojosa le envió, desde Tarragona, para informar verbalmente a Olivares de la situación en que se encontraba el ejército realista español.
En un informe, fechado a 19 de octubre de 1641, en Tarragona, realizado por don Alvaro de Quiñones, Teniente-general de la caballería de las Ordenes militares, se resumen los hechos militares en los que tomó parte Pedro Calderón de la Barca: A comienzos de diciembre de 1640, tras la entrada del ejército real en el Principado de Cataluña por el Coll de Balaguer, refiere don Alvaro la participación de Calderón en la toma de los puestos exteriores de Cambrils; en la toma de Salou y de Vilaseca; y en un reconocimiento a Constantí, donde don Alvaro derrotó a 500 hombres que acudían en socorro de Tarragona. En esta acción Calderón resultó herido:
"Después
que nuestro ejército entró en este principado de Cataluña
por el Col de balaguer, hallándose [Calderón de la Barca] en todas las ocasiones que se han ofrecido, particularmente el día que yo fui a tomar los puestos de
cambrills, y rompí [derroté] tres mil hombres que el enemigo tenía emboscados,
fuera de la plaza, y en la toma de salo [Salou] y Villaseca, y cuando con dicha compañía y treinta arcabuceros a caballo de la del comisario general don Rodrigo de Herrera fui a reconocer a Constanti, y a la retirada rompí quinientos hombres, que salían de Villaseca para socorro de
Tarragona, degollando la mayor parte dellos, donde dicho don Pedro Calderon se señaló y peleó como muy honrado valiente caballero y salió herido de una mano en dicha ocasión;".
Y en el reconocimiento de Martorell (1641), donde su hermano José Calderón también tomaría parte en la captura de la plaza:
"(...) y las veces que yo fui a reconocer a Martorell fue uno de los treinta corazas que nombré para que con la compañía del capitán
don Juan de Otto cerrasen [acometiesen] con tres tropas del enemigo; y en esta
ocasión se portó como de su persona y partes se podía esperar. Y lo mismo hizo en la rota [derrota] que allí se dio al enemigo, y el día que nuestro ejército llegó a Barcelona [batalla de Montjuic]."
Tras la derrota en Montjuic, toma parte en la defensa de Tarragona, asediada por los franco-catalanes:
"Y
después que se retiró a este campo de Tarragona se ha hallado en las que
se han ofrecido en él y en el sitio desta ciudad, particularmente el día que el enemigo tuvo cortados seiscientos caballos que iban a forrajear [coger pasto para los caballos]; (...) no faltando jamás a su estandarte, haciendo algunos servicios particulares. Y el día que el Señor Marqués de Villafranca metió el socorro en esta plaza, asistió a la marina sin faltar un punto con mucho riesgo (...)"
Detalle de un grabado que muestra un combate de caballería en 1641, entre soldados españoles -derecha- y soldados franco-catalanes -izquierda-, estos últimos mostrados en retirada. El grabado representa los títulos concedidos por el Rey de España a la ciudad de Tortosa por su fidelidad. (Vicente de Miravall y Florcadell, 1641)
En noviembre de 1641 Calderón realiza la misión encomendada por el marqués de la Hinojosa y entrega el informe a Olivares. Refiere este hecho el cronista José Pellicer, en sus "Avisos históricos", que recopila los sucesos y noticias que ocurrían en su época:
"Pasó [Calderón] al Escorial, donde estaba S. M. [el Rey] (...) y volvió en el coche del Señor Conde Duque, haciéndole relación de todo con mucha puntualidad; y del cange o trueco que piden los Catalanes de prisioneros de una parte a otra."
Después se alista en la compañía de la Guardia del Rey, al mando del conde de Oropesa, siendo nombrado cabo de escuadra. Participa en la desastrada batalla de Lérida (1642), donde los españoles son derrotados por un ejército franco-catalán, al mando del mariscal de La Mothe-Houdancourt. Tras esta derrota, Calderón de la Barca pide licencia definitiva del ejército alegando achaques de salud.
En carta fechada en Zaragoza, a 15 de noviembre de 1642, el propio
Olivares certificaba la solicitud de licencia de Pedro Calderón:
"Por
cuanto don Pedro Calderón, soldado de la compañía de caballos del
batallón de la nobleza de la Guardia de Su Majestad, del Duque de
Pastrana, nos ha pedido le demos licencia para irse a curar (...) atento
hallarse con achaques de calidad que le imposibilitan el continuar el
Real servicio; constándonos ser así lo referido, (...) como por la
presente le concedemos, la licencia que pide para el dicho efecto.
(...)"
Grabados que muestran dos mosqueteros catalanes, alistados en 1641 en el tercio de Santa Eulalia de Barcelona. ("Llibres de Passanties" del gremio de plateros de Barcelona)
Su hermano José Calderón, militar de carrera, continuará sirviendo al Rey en Cataluña. También refiere Pellicer, en sus "Avisos" de 29 de septiembre de 1643, como don José Calderón participa en la acción de Flix:
"Escogió Don Juan de Garay 30[00] infantes a su satisfacción de todo el ejército: (...) el [regimiento] del Señor Conde Duque, que gobierna su Sargento mayor Don Josef Calderon de la Barca, (...)"
Su hermano promocionó a Teniente de Maestre de campo general del Ejército de Cataluña, en abril de 1645. Pero en junio, José Calderón murió en una escaramuza con el enemigo en el puente de Camarasa.
En una Real Cédula, fechada el 21 de septiembre de 1645, se concede a Pedro Calderón una pensión de 30 escudos mensuales por los servicios militares prestados por él y por su hermano José:
"(...) teniendo consideración a los servicios de Don Pedro Calderon de la Barca y los del Teniente de Maestro de Campo general Don Joseph Calderon, su hermano, que murió peleando en el rencuentro que se tuvo con el enemigo junto a Camarasa, habiendo procedido en aquella ocasión y en todas las que se ofrecieron con mucho valor, he resuelto hacer merced al dicho Don Pedro, (...) de treinta escudos de entretenimiento al mes (...) Yo el Rey."
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NOTA1: Enrique de Borbón, príncipe de Condé, quien asedió infructuosamente Fuenterrabía y tomó Salces (o Salses), es el padre del duque de Enghien, al que hemos visto dirigiendo al ejército francés en la batalla de Rocroi (1643). Posteriormente Enghien heredará el principado a la muerte de su padre, siendo conocido como "el gran Condé".
Al defensor de Salces, el conde de Espenan, también le hemos visto en la batalla de Rocroi, al mando de la infantería francesa del centro. En 1641, 2 años antes de la batalla, Espenan condujo a Barcelona un cuerpo de ejército francés. Poco después entregó Tarragona, sin lucha, al marqués de los Vélez.
NOTA2: José Calderón, hermano de Pedro y natural de Valladolid, comenzó a servir en la guerra por la sucesión de Mantua y Monferrato (1627-1631); tomó parte posteriormente en los sitios de Fueterrabía (1638) y de Salces (1639-1640); y después, ya junto con su hermano Pedro, sirvió en el frente catalán.
Muy buen artículo. Solo una puntualización: tengo entendido que en 1640 Montjuïc no tenía castillo. Para la contienda se elevó un fortín provisional rudimentario con piedra y barro, mejorada por los franceses al año siguiente pero derruida en 1643 por su mal estado. En 1651 se reconstruyó con tres baluartes pero no fue hasta 1694 que se amplió y convirtió en castillo. Finalmente en 1751 culminó la obra que conocemos hoy.
ResponderEliminarMuchas gracias Albert. Es como dices, en el artículo me refiero como castillo a la pequeña fortificación improvisada para defender la cima de la montaña. Y es a lo largo del XVIII cuando la nueva fortificación se convirtió en el imponente castillo actual. Como curiosidad, en un grabado contemporáneo a la batalla de Montjuic parece mostrarse la antigua atalaya medieval en el centro de la fortificación cuadrangular.
EliminarUn saludo y gracias por la puntualización.