miércoles, 11 de febrero de 2015

El otro sitio de Breda


El fracasado sitio de Bergen-op-Zoom (1622) y el largo y costoso asedio de Breda (1624-1625) por Ambrosio Espínola, determinó a la Corte de Madrid a cambiar de estrategia: La guerra en Flandes sería ofensiva por el mar y defensiva en tierra.
Se trataría de ahogar económicamente a la República de las Provincias Unidas, atacando sus pesquerías y mercantes, e intentar el bloqueo de sus costas. Por otro lado, se trataría reducir el enorme costo del Ejército de Flandes, ajustando las guarniciones al mínimo necesario y reduciendo el número del ejército de operaciones.
La idea era liberar las agotadas arcas españolas y revertir el gasto de la guerra hacia las Provincias Unidas, en un intento de presionar hacia las negociaciones de paz. Sin embargo la estrategia no resultó ser tan efectiva como se esperaba. Las Provincias Unidas tenían la inciativa terrestre y la mayoría de los años sucumbía una plaza fronteriza; en cuanto a la ofensiva marítima, si bien era más efectiva, no conseguía destruir la economía de la República.

En julio de 1634, un ejército hispánico de unos 30.000 soldados, al mando de Francisco de Moncada, marqués de Aytona y gobernador interino de los Países Bajos españoles, capturó los fuertes de Leut y Argenteau, y puso sitio a la ciudad de Maastricht.
Ante esta situación, Federico-Enrique, Príncipe de Orange, envió al conde Guillermo de Nassau con un cuerpo de ejército para tratar de socorrer la plaza sitiada, el cual se colocó cerca de Roermond. Mientras, el Príncipe de Orange amagaría con sitiar Breda, con el objetivo de que Aytona levantara el asedio para ir a socorrerla.
A primeros de septiembre, el Príncipe de Orange, con un ejército de unos 15.000 soldados, sitiaba la ciudad de Breda. El plan surtió efecto y el marqués de Aytona se dirigió contra Federico-Enrique, el cual se retiró a Langstraat. La guarnición de Maastricht pudo ser reforzada convenientemente, para evitar un futuro intento de asedio por parte de los españoles. Mientras que Aytona hizo lo propio en Breda.


Las cartas de los padres de la Compañía de Jesús, reportan diversas noticias recibidas desde Flandes del sitio de Maastricht, sin embargo nada se menciona del consiguiente socorro de Breda:

 "Lo cierto es la toma de Argentea [Argenteau], fuerza de mucha importancia sobre el Mosa, en Flandes. Tomóse de este modo: que el marqués de Aytona hizo amago de cercar una ciudad de aquel distrito; acudieron las ciudades comarcanas con gente a los cercados; dejaron con menos guarnición la dicha fuerza [fortaleza]; fue allá con buen número de gente el duque de Lerma, y tomóla por asalto con alguna pérdida de gente, (...)" (Madrid, 25 de julio de 1634)

"que habiendo el marqués de Aytona tomado los dos fuertes sobre el Mosa, hizo punta hacia Linburgue (Limburgh) para divertir, y después revolvió sobre Mastrique [Maastricht], (...)" (Madrid, 15 de agosto de 1634)

También se cita brevemente uno de los combates que se dieron durante el cerco:

"(...) y esperanzas de mejorar cada día las cosas de Alemania y Flandes, donde hubo una refriega en el cerco de Mastrique en que fue herido, aunque poco, el duque de Lerma; murieron trescientos enemigos y ninguno de los nuestros." (Madrid, 3 de octubre de 1634)

Sin embargo una fuente holandesa que relata esa misma refriega -escaramuza de caballería por el forraje en un principio, convertida en un encontronazo mayor al intervenir la infantería de ambos bandos- señala que "varios" quedaron muertos de ambos bandos, y "muchos" resultaron heridos, confirmando entre ellos al duque de Lerma, herido de un mosquetazo.

Francisco de Moncada, Marqués de Aytona (o Aitona): Diplomático español, fue nombrado embajador de España en la Corte de Viena (1623); posteriormente fue enviado a Bruselas como embajador extraordinario y consejero de la Infanta Isabel Clara-Eugenia (1629). Aunque no tenía experiencia militar, su condición de noble y la falta de "cabezas de mando", hizo que allí aunase diversos cargos del alto mando: Capitán General de la Armada de Flandes (1630-1634), durante su mandato se produjo la derrota naval de Slaak (1631); General de todo el Ejército de Flandes (1632-1634); y, a la muerte de la infanta Isabel Clara-Eugenia, Gobernador interino de los Países Bajos Españoles (1633-1634).
A la llegada del Cardenal-Infante don Fernando para gobernar los Estados, se le designó, junto con el príncipe Tomás de Saboya, su consejero-adjunto para asuntos militares. Murió en 1635 en Goch, de enfermedad contraída durante la campaña de ese mismo año.
En las honras fúnebres por su muerte, se resume la campaña de 1634: "(...) con ocupar y fortificar tan acertadamente la isla de Stevens-weert [1633], puso brida a Mastrique, y abrió puerta al socorro de Juliers, Gueldres, y otras plazas de grande importancia: socorrió a Breda tan a tiempo, que no admite encarecimiento la diligencia. Estos, y otros cuidados, acobardaron de manera al Príncipe de Orange, que en su mayor fuerza y pujanza no se atrevió a aceptar batalla que en campaña rasa el valeroso Marqués le ofrecía."
Como diplomático, ante la política agresiva del Cardenal Richelieu contra España y la Casa de Austria, conspiró contra Francia: Negoció en secreto con María de Médicis y con el duque de Orleans (madre y hermano del Rey de Francia respectivamente, y enemigos políticos del Cardenal), con el objetivo de levantar en el interior de Francia un ejército contra Richelieu, primer mininstro del Rey de Francia. La conspiración se frustró y Aytona tuvo que dar asilo en los Países Bajos españoles a María de Médicis y al duque Gastón de Orleans. (Grabado de Anton van Dyck)



LA RECONQUISTA DE BREDA POR EL PRINCIPE DE ORANGE

Sin embargo, el punto de inflexión de la guerra de Flandes vendría al año siguiente, cuando Francia entra de lleno en la Guerra de los treinta años. La creciente tensión entre España y Francia a lo largo de las décadas anteriores culmina en 1635. Un incidente militar en el electorado de Tréveris propicia que el cardenal Richelieu declare formalmente la ansiada guerra a España -mayo- y el Sacro Imperio Germánico a Francia -marzo de 1636-.
A partir de ese momento España tiene que hacer frente a una guerra total en todas sus fronteras; en los Países Bajos Españoles se tiene que hacer frente a los holandeses por el norte y a los franceses por el sur, creándose en cada campaña una auténtica pinza sobre los territorios flamencos.

En este contexto se inicia la campaña de 1637: Al comenzar junio, un ejército francés, al mando del Cardenal de la Valette, invade el sur de Flandes; circunstancia que es aprovechada por el Príncipe de Orange para conquistar Breda definitivamente. Con un ejército de campaña de 18.000 soldados -compuesto de holandeses, frisones, valones y las brigadas mercenarias francesa, inglesa y escocesa- inició el asedio el 20 de julio, tomando las primeras posiciones un cuerpo de ejército liderado por el conde Enrique Casimiro de Nassau.

Enrique Casimiro de Nassau (Hendrik Casimir van Nassau-Dietz): Como hijo primogénito del conde Ernesto Casimiro de Nassau, "stadhouder" o gobernador de Frisia, Groninga y Drente, recibió una esmerada educación militar; y, en 1630, a los 18 años de edad, es nombrado Coronel de un regimiento de las Provincias Unidas. En 1632, tras la muerte de su padre en el sitio de Roermond, le sucede en el título de conde y en el cargo de gobernador de Frisia, Groninga y Drente. Ese mismo año participa en el asedio de Maastricht, donde tiene el mando de uno de los cuarteles de asedio. Posteriormente, participa en la invasión franco-neerlandesa de los Países Bajos Españoles (1635) y en el sitio de Schenkenschans (1635-1636); en 1637, durante el sitio de Breda, tiene el mando de 90 compañías de infantería y de uno de los 4 cuarteles en que se dividen las obras de asedio. En la siguiente campaña, forma parte del ejército que intenta hacerse con las obras exteriores de Amberes, y que es derrotado en la batalla de Kallo (1638); y manda un cuerpo de ejército en el sitio de Gueldres (1638), que de nuevo es derrotado por el ejército de socorro hispánico; en la campaña de 1640, es herido de gravedad por un pistoletazo, asaltando el campo fortificado exterior en torno a Hulst, aunque es llevado al campamento, fallece días más tarde; fue enterrado en Leuwaarden, en la cripta familiar.
En el cuadro porta una banda de color naranja, que señala su cargo y es el color identificativo del ejército holandés. También porta una cadena con la cruz de la Orden Teutónica, de la que era "Landcommandeur" y Bailío de Utrecht, título "nominal" que se le dispensó con tan sólo 8 años. (Retrato realizado por Wybrand de Geest)


Federico-Enrique de Orange no trataría de bloquearla y rendirla por hambre, como hizo Espínola anteriormente, sino que procedería con el modo habitual de asedio ofensivo: Construir rápidamente líneas circundantes fuertemente fortificadas para defenderse del ataque de un ejército de socorro y de las "salidas" de la guarnición enemiga; proceder a acercar las trincheras el máximo posible para minar los bastiones exteriores y abrir brecha en la muralla; para, por último, iniciar el asalto final a las brechas, en caso de no rendirse la guarnición.
A diferencia del asedio realizado por Espínola, este sitio se caracterizó por los duros combates que se dieron. La guarnición -compuesta de españoles, italianos, borgoñones y valones- realizó frecuentes salidas, y se dieron varios asaltos por parte del ejército sitiador.
Ante la imposibilidad de socorrer Breda, el Cardenal-Infante don Fernando de Austria, gobernador de los Países Bajos españoles y Capitán general del Ejército de Flandes, se dirigió hacia Maastricht en una maniobra de distracción para que Orange levantara el asedio.
En agosto, el ejército hispánico de operaciones del Cardenal-Infante tomó la plaza de Venló, tras 3 días de constantes bombardeos que incendiaron parte de la ciudad; después rindió Roermond, tras un corto sitio y bombardeo similar. Federico-Enrique de Orange no se movió y Breda finalmente capituló a primeros de octubre, tras perder la mitad de su guarnición y no poder alargar más la resistencia.


Juan Antonio Vincart (o Vincaert), "secretario de los avisos secretos de guerra", que da relación de la campaña de 1637, describe los últimos asaltos que se dan a la plaza, tras la explosión de las minas subterráneas, preparadas para el efecto:

"Y el día siguiente, 7 de Septiembre, volaron los dichos baluartes con dos minas, las cuales hicieron tan grande efecto, que abrieron portillo para entrar treinta de frente a cada baluarte; y luego se aparejaron quinientos franceses para embestir el uno baluarte y quinientos ingleses para embestir el otro.
 El Gobernador encomendó al Capitán, don Jusephe [José] de Vergara, que mandaba el primer baluarte, de aguardar la furia del enemigo y animó a los soldados para que hiciesen lo mismo; el cual Capitán, viendo entrar los voluntarios franceses que venían de manguardia dio un picazo al cabo dellos que le atravesó, pero luego dieron a él cinco picazos y le tomaron preso, y los soldados de S. M., peleando valerosamente, fueron repujados, y ellos quedaron dueños del baluarte.
 Y en el mismo tiempo los escoceses del cuartel del Conde Guillermo [de Nassau] volaron su mina también y embistieron el hornabeque [obra defensiva exterior] de la puerta de Amberes, aguardóles el Sargento mayor Chornau [¿Charneau?] con lo más florido de su gente borgoñona y tampoco pudieron los soldados del Rey, siendo tan pocos, resistir a tantos regimientos de escoceses, y así ganaron también este hornabeque."


Detalle de un grabado que muestra las dos líneas atrincheradas de asedio -o "aproches"- dirigidas contra Breda, que salieron desde el cuartel del Príncipe de Orange: La de arriba, "de Engelsche Aproche", señala las trincheras de asedio de la Brigada inglesa; abajo, "de Fransche Aproche", las trincheras de asedio de la Brigada francesa. El detalle también muestra el hornabeque y las obras defensivas de Breda en esa posición, que estaban defendidas por soldados españoles y valones, al mando del capitán José de Vergara. (Grabado de Salomon Savery)


La campaña de 1637 fue desfavorable en casi todos los frentes, además la pérdida de Breda causó un hondo pesar en la corte de Madrid. La ciudad había caído en 11 semanas, mientras que Espínola tardó 9 meses en ocuparla. El Conde-duque de Olivares, valido (o primer ministro) del Rey de España, señalaba en una carta que "lo sucedido después que el enemigo puso sitio a Breda ha sido de calidad que no es posible tolerarse". Y el propio Rey, Felipe IV, culpaba al Cardenal-Infante de su tardanza en llegar ante Breda, causa de que las obras de asedio holandesas estuvieran fuertemente fortificadas y ya no se pudiese socorrer la plaza. En una carta le reprochaba que “me han perdido los Estados y la honra de España, y la vuestra”.
Se quiso procesar al gobernador de la plaza, Gomar de Fourdin, pero finalmente el consejo de guerra le exculpó de los cargos, alegando la falta de municiones para proseguir la defensa y la imposibilidad de ser socorrido.

2 comentarios:

  1. No estoy de acuerdo en que la campaña de 1637 fuese desfavorable. Con las tomas de Venlo y Roermond Maastricht quedaba aislada de Holanda, lo que impedía una repetición de la invasión franco-holandesa de 1635, y además las conexiones entre el ducado de Güeldres y Juliers (Ultramosa) con los Países Bajos quedaban firmemente aseguradas. Incluso Olaf van Nimwegen, que es bastante entusiasta del ejército holandés lo dice. Breda tenía un alto valor simbólico, pero en el plano estratégico no merecía el cambio por Venlo y Roermond. Y en el sur los franceses no tomaron más que algunas plazas fronterizas. De la única que podía presentar alguna amenaza, Maubeuge, fueron rápidamente desalojados.

    Saludos.

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    1. Saludos, me refería al cómputo del año 1637 en todos los frentes: tanto en los Países Bajos, como en el frente Pirenaico, y en el Italiano, éste último algo más favorable. También lo señalaba desde el punto de vista de la corte de Madrid, para Madrid las plazas de Venlo y Roermond no tenían el valor de Breda, la plaza más guarnicionada de los Países Bajos Españoles. Olivares era muy ambicioso, y sólo hubiera quedado contento con un asedio a Maastricht o la reconquista de ésta plaza.
      De todos modos, y sólo hablando desde la perspectiva de la corte de Madrid, y no desde la perspectiva de Bruselas -donde se veía la estrategia de manera más realista que en la Península-, una campaña en la que se perdían plazas, tanto en el sur como en el norte, no puede ser una campaña muy favorable.
      Muchas gracias por el comentario.

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