domingo, 30 de octubre de 2016

El alto mando del Ejército español de Flandes, durante la guerra de los ochenta años (1568-1648)


En una entrada anterior, el cronista Antonio Carnero mostraba el alto mando del Ejército español de Flandes hasta aproximadamente el año 1623-1625. En esta entrada se pretende mostrar toda la jefatura del Ejército de Flandes hasta el final de la guerra de los ochenta años.



CAPITAN GENERAL

El mando supremo del Ejército de Flandes era ostentado por el Capitán General, quien también hacía las funciones de Gobernador de los Países Bajos, designado por el rey como representante suyo y administrador de los territorios flamencos.
El cargo era ostentado por la más alta nobleza o por familiares de la casa de Austria española o alemana, sin importar en algunos casos la experiencia castrense del titular. Todos mandaron ejércitos en campaña, salvo Isabel Clara Eugenia.
El Capitán General en ocasiones nombró a otros Generales para realizar una determinada acción militar, mandar un distinto ejército de operaciones, o combatir en otro frente distinto al de Flandes. Estos vendrán resaltados en otro color en el cuadro.


Capitán General del Ejército de Flandes y Gobernador General de los P.B. (1567-1648)
Año Nombre Notas
1567 Fernando Alvarez de Toledo, Duque de Alba
1573 Luis de Requesens y Zúñiga, Comendador mayor de Castilla
1576 Juan de Austria
1578 Alejandro Farnesio, Duque de Parma
1592 Conde Pedro-Ernesto de Mansfeld (interino)
1594 Archiduque Ernesto de Austria
1595 Pedro Enríquez de Acevedo, Conde de Fuentes (interino)
1595 Archiduque Alberto de Austria
1621 Isabel Clara Eugenia, Infanta de España
1633 Francisco de Moncada, Marqués de Aytona (interino)
1634 Fernando de Austria, Cardenal-Infante de España
1641 Francisco de Melo, Marqués de Tordelaguna
1644 Manuel de Moura y Cortereal, Marqués de Castel Rodrigo
1647 Archiduque Leopoldo-Guillermo de Austria


Fernando Alvarez de Toledo y Pimentel, III Duque de Alba: Experimentado militar castellano, fue uno de los mejores generales del siglo XVI. Sirvió al Emperador Carlos V, y al hijo de éste, el rey Felipe II. Hijo de García de Toledo, muerto combatiendo en la isla de los Gelves (1510). Su primer hecho de armas es en el sitio de Fuenterrabía (1521-1524), al que acude como voluntario, en el transcurso de la primera guerra del Emperador Carlos V con Francia. Como cuenta el cronista fray Prudencio de Sandoval, el joven noble fue nombrado gobernador de la plaza:  
"Y entró a tomar la posesión de ella por el Emperador, don Fernando de Toledo, nieto y sucesor del duque de Alba. El cual, siendo muy mozo, que aún no tenía veinte años, por servir a su rey, sin licencia de su abuelo se había venido al campo y peleado como valiente caballero."

Participa como voluntario en el socorro de Viena (1532). En la expedición de Túnez (1535) mandó un cuerpo de ejército en la retaguardia; en la tercera guerra del Emperador con Francia, mandó los "hombres de armas" o caballería pesada en la vanguardia, durante la campaña de invasión de Provenza (1536); y en la expedición a Argel (1541) tuvo el mando de los lansquenetes alemanes. En la cuarta guerra con Francia, fortificó Perpiñán y Pamplona, poco antes del asedio de los franceses a la primera (1542). Tuvo el mando del ejército imperial en la Guerra de Esmalcalda (1546-1547) y en la quinta guerra con Francia hasta el malogrado asedio de Metz (1552-1553). En el marco de esta guerra es designado como General y Superintendente imperial de Italia, poniendo a punto las fortificaciones y las defensas del Ducado de Milán (1555); para luego ser designado virrey de Nápoles (1555-1556), al ser amenazada ésta por el papa Paulo IV, quien aliado con Francia, pretendía expulsar a los españoles de la Península italiana. Alba invade los Estados Pontificios, se apoderó de Ostia y se plantó ante Roma, obligando al Papa a firmar una tregua (1556). Al año siguiente, Alba defendió Nápoles de un ejército franco-pontificio al mando del duque de Guisa, y plantándose de nuevo ante Roma, Alba intenta asaltarla realizando una "encamisada", el cronista Luis Cabrera de Córdoba lo cuenta, señalando el "santo y seña" acordado para la acción: 

"Aunque no tenía intento de asaltar la ciudad, con gran artificio dijo a Ascanio de la Corgna y a los capitanes habia de ir a una facción (...) y entrando en la ciudad el nombre para conocerse fuese libertad, llevasen camisas sobre las armas (...) Envió adelante a Ascanio de la Corgna y a los capitanes Mosquera y Palacios con trescientos infantes con escalas de muro y algunos caballos, para que después de media noche ocupasen a Puerta-mayor. (...)" 
 Pero la ciudad estaba prevenida y la encamisada es abortada. En fin, el Papa tuvo que rendirse, entrando el duque de Alba triunfante en la Ciudad Eterna.

Ante la rebelión de los Países Bajos, Alba es nombrado Gobernador (1567-1573) y es puesto a cargo de un ejército español que debía de conducir para aplacar la revuelta. La revuelta es aplastada militarmente en 1568, sin embargo comienza de nuevo en 1572 y Felipe II decide sustituirlo en 1573. Corona su dilatada carrera militar como general en la invasión de Portugal (1580), a sus 73 años y en la que tiene que ser llevado en litera a causa de la gota.  Al término de la campaña militar fue nombrado virrey de Portugal, cargo que ocupó hasta su muerte, acaecida en 1582.

Cuando tuvo el mando conjunto del ejército en campaña, a partir de 1546, trató siempre de evitar la batalla ante un enemigo igual o superior a él, agotándole con marchas y contramarchas, encamisadas y continuas escaramuzas; Así ocurrió en las campañas de Alemania (1546-1547), las de Italia (1556-1557), y los Países Bajos (1568 y 1572). Cuando se sabía superior era implacable, perseguía al enemigo y lo aplastaba, como en Jemmingen (1568) o la campaña de Portugal (1580). Sólo algunos asedios se le resistieron: Metz (1552-1553) y Alkmaar (1573), aunque en éste último no tuvo el mando directo de las operaciones, sí que fue bajo su gobernación. (Grabado de Frans Huys)



GOBERNADOR DE LAS ARMAS

Cargo creado tardíamente en 1631, el Gobernador de las Armas era el segundo en el mando tras el Capitán General. El cargo se instauró para tener un mando superior al Maestre de Campo General, al Capitán General de la Caballería y al Capitán General de la Artillería. Podía ostentar tanto el mando único de un ejército de operaciones, como el de la totalidad del ejército en caso de ausencia del Capitán General.
En 1640, el cargo se otorgó dos veces, con el fin de cubrir el frente francés. De 1642 a 1644 el cargo no se proveyó, debido probablemente a los constantes conflictos de preeminencia que se originaban sobre todo con el Maestre de Campo General. 


Gobernador de las Armas del Ejército de Flandes (1631-1648)
Año Nombre Notas
1631 Alvaro de Bazán, Marqués de Santa Cruz
1633 Francisco de Moncada, Marqués de Aytona
1635 Príncipe Tomás de Saboya
1640 Felipe de Silva Francia
1640 Conde Paul-Bernard de Fontaine
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1644 Octavio Piccolomini, Duque de Amalfi
1648 Alonso Pérez de Vivero, Conde de Fuensaldaña


Octavio Piccolomini (Ottavio Piccolomini d'Aragona): Pertenecía a la misma familia toscana de la que formó parte el papa Pío II. Comenzó su carrera militar en 1616 como piquero al servicio de España, y pasó en 1618 al servicio del Imperio Germánico, con la fuerza expedicionaria toscana, como capitán de coraceros, donde permanecerá al mando siempre de tropas de caballería. Combatió en la batalla de la Montaña Blanca (1620), y ascendió rápidamente por la protección que le dispensó el general del ejército imperial, Albrecht von Wallenstein, desde 1628. Como coronel de un regimiento de coraceros imperial tuvo un papel destacado en la guerra por la sucesión de Mantua y Monferrato (1627-1630).
También se distinguió en Lützen (1632), y participó junto con Gallas en la caída en desgracia y asesinato de Wallenstein (1634), elaborando informes que lo presentaban como traidor al Emperador. El poder obtenido por Wallenstein, y su autonomía para alianzas o tratados de paz, lo habían convertido en un peligro para el Sacro Imperio Germánico. Piccolomini se apresuró a pedir su recompensa y fue uno de los principales beneficiarios del asesinato de Wallenstein y sus camaradas. Posteriormente Piccolomini se distinguió en Nördlingen y ocupó Franconia (1634).  

Como general de un ejército auxiliar imperial salvó la situación creada en Flandes por la invasión simultánea de los ejércitos francés y holandés en 1635, levantando el sitio de Lovaina; y logró distinguirse en la invasión de Francia del año siguiente. Después su ejército imperial colabora con el ejército de Flandes en Luxemburgo y en la recuperación de Maubeuge (1637). En 1638 se distinguió con la fuerza auxiliar imperial en el socorro de Saint-Omer. Pero su mayor victoria fue la de Thionville (1639), que le valió del rey Felipe IV el ducado de Amalfi.

A finales de 1639, el Emperador reclamó la presencia de Piccolomini y su ejército, abandonando los Países Bajos, a pesar de los intentos de Madrid por retenerlo en Flandes. Piccolomini expulsó a los suecos de Bohemia (1640); organizó la defensa de Ratisbona, amenazada por los suecos, y fue derrotado por ellos en Wolfenbüttel (1641). Fue nombrado general del ejército de Silesia, cuyos restos reunió y reorganizó; junto al archiduque Leopoldo socorrió Brzeg y asedió infructuosamente Glogów; finalmente al intentar socorrer Leipzig, fue derrotado en la segunda batalla de Breitenfeld (1642).
Al ser nombrado Gallas general en jefe de las tropas imperiales (1643), Piccolomini pidió licencia para pasar a España.

Desde 1635, la presencia del ejército auxiliar imperial de Piccolomini en Flandes se había asociado siempre con éxitos militares, y después de la batalla de Thionville se iniciaron intensas negociaciones para traerle al servicio de España. El Conde-duque de Olivares refería que "Y a Picolomini compradle a cualquier precio para antes de la primavera, aunque se le deje andar en Alemania dos o tres meses..." (Consulta, 23 de octubre de 1639)
Las negociaciones se alargaron, y, tras la batalla de Rocroi (1643), se consideró imprescindible la presencia de Piccolomini en los Países Bajos españoles para enderezar la situación: Se accedió a sus condiciones y, tras una estancia en Zaragoza, Piccolomini embarca en Pasajes y llega a Flandes en mayo de 1644. De 1644 a 1647 ejerció el cargo de 
"Gobernador general de las armas y ejércitos de su Majestad Católica en los Estados de Flandes".  
En la campaña de 1644 se perdió la plaza de Gravelinas, pero su prestigio no disminuyó. Pero al inicio de la campaña de 1645 comienza una sucesión de desastres: En unos meses se perdieron Mardick, Bourbourg, Béthune, Saint-Venant, Cassel, Lillers, Armentières, Lens, Hulst... Piccolomini permaneció inactivo por temor de desamparar las demás plazas, el ejército auxiliar del Duque de Lorena, que sumaba la mitad de las fuerzas de las que disponía, rara vez colaboraba, faltaba dinero, y algunas de las plazas se rendían sin lucha. En la campaña de 1646 se perdió Dunkerque, Piccolomini echaba las culpas al Duque de Lorena, que le quitaba su mando efectivo. La campaña de 1647 fue algo más positiva y se recuperaron algunas plazas, pero Madrid ya buscaba sustituto para Piccolomini.
Vuelto al servicio del Emperador en 1648, al terminar la guerra de los 30 años era General en jefe de las tropas imperiales y presidió, como delegado imperial, el Congreso de Nuremberg (Nürnberg) para el tratado de paz de 1649-1650. Piccolomini tendrá a su cargo el supervisar la desmovilización de los ejércitos en Europa central. Murió en Viena en 1656 y está enterrado en la Servitenkirche.
(Theatrum Europaeum, Merian)



MAESTRE DE CAMPO GENERAL

El Maestre de Campo General era el oficial de mayor rango de toda la infantería del Ejército de Flandes. También, hasta la instauración en 1631 del cargo de Gobernador de las Armas, era el segundo en el mando del Capitán General o su "mano derecha". Por lo cual, hasta 1631, pudo asumir el mando de un ejército de operaciones, como las funciones del Capitán General en ausencia o incapacidad de éste.
Como segundo en el mando del Ejército de Flandes, el Maestre de Campo General tenía que tener aptitudes y experiencia de carácter militar, siendo muchas veces el verdadero consejero en materia militar del Capitán General.


Maestre de Campo General del Ejército de Flandes (1567-1648)
Año Nombre Notas
1567 Jean de Ligne, Conde de Aremberg (interino)
 + en combate
1568 Chapín Vitelli, Marqués de Cetona
1568 Fadrique Alvarez de Toledo, Duque de Huéscar Gral.Inf. española
 (hasta 1573)
1573 Francisco de Valdés Holanda 
(hasta 1575)
1575 Conde Pedro-Ernesto de Mansfeld
1588 Valentín de Pardieu, señor de La Motte (interino)
1590 Valentín de Pardieu, señor de La Motte Francia
 (hasta 1593)
1593 Conde Carlos de Mansfeld Francia
1594 Chrêtien de Savigny, Marqués de Rosnes (interino)
 + en combate
1596 Philibert de Rye, Barón de Balançon y Conde de Varax (interino)
  + en combate
1598 Conde Federico van den Bergh (interino)
1603 Ambrosio Espínola, Marqués de Los Balbases
1628 Conde Enrique van den Bergh (interino)
1631 Carlos Coloma
1631 Lelio Brancaccio, Marqués de Montesilvano
1633 Francisco Gómez de Sandoval, Duque de Lerma
1635 Manuel Pimentel, Conde de Feira
1635 Claude de Lannoy, Conde de La Motterie Francia
(hasta 1638)
1639 Juan Claros de Guzmán, Marqués de Fuentes Francia
(hasta 1640)
1640 Antonio Gómez Dávila y Toledo, Marqués de Velada
1640 Andrea Cantelmo Francia
(hasta 1641)
1641 Barón Jean de Beck Francia
(hasta 1642)
1642 Barón Jean de Beck
1642 Conde Paul-Bernard de Fontaine Francia
(hasta 1643)
 + en combate
1643 Andrea Cantelmo
1643 Barón Jean de Beck Luxemburgo
(hasta 1645)
1644 Conde Ernesto de Isenburg
1644 Alonso Pérez de Vivero, Conde de Fuensaldaña Francia 
(hasta 1646)
1645 Barón Jean de Beck (hasta 1648)
 + en combate
1646 Luis Carrillo de Benavides y Toledo, Marqués de Caracena Francia
(hasta 1648)
1648 Carlos Guasco, Marqués de Salario y Príncipe de Lixheim
1649 Ghislain de Brias, Marqués de Molinghien


Enrique van den Bergh (Hendrik van den Bergh): Flamenco de origen, pertenecía a una familia de militares que estaba al servicio de España desde el año 1584, después de haber luchado por la causa del Príncipe de Orange. Inició su carrera militar en 1588, sirviendo cinco años en la infantería y nueve de capitán de 300 corazas y con ellas sirve al presente” (Valladolid, 1602).
En 1595, estando con su compañía de caballería en Weert, fue sorprendido por Mauricio de Nassau, que lo hizo prisionero, obteniendo su libertad unos meses después mediante rescate. Tomó parte en la campaña que el Almirante de Aragón hizo contra Bommel (1599). Todavía era capitán de caballería en 1606 cuando Espínola le otorgó el gobierno de la plaza de Grol (Groenló), al ser capturada a los holandeses. El defendió la plaza contra Mauricio, que trató de recuperarla. Al año siguiente, estando en Erckelen con sus hombres fue de nuevo sorprendido, esta vez por el conde Enrique de Nassau, que entró la plaza por sorpresa, capturando a Van den Bergh. Una vez más, fue puesto en libertad al poco tiempo.
En 1614 formó parte de la expedición que Espínola dirigió al ducado de Cleves-Juliers y que se apoderó de la plaza de Wesel. Fue nombrado Teniente-general de la Caballería de Flandes (1615) y permaneció en el ducado de Cleves-Juliers hasta 1616, sometiendo algunos emplazamientos fortificados. Desde 1618 ocupó el cargo de gobernador de Gueldres.
En 1620 participa en la campaña de Espínola en el Palatinado. En 1621 se adentró con Espínola en el ducado de Juliers (Jülich), y con un cuerpo de ejército se apoderó de la fortaleza de Rheidt y de otras más, incluida la propia Juliers, tras un asedio de 5 meses (1621-1622). Más tarde, mientras Espínola asediaba Bergen-op-Zoom, Van den Bergh capturó Goch y Papenmutz (1622). En 1624 se adentró en las Provincias Unidas desde Gueldres, cruzando el río Ijssel, y se apoderó del castillo de Brouchorst, abrió fuego sobre Arnhem, y saqueó el castillo de Karnem (Kernhem). Posteriormente capturó las plazas de Cleves y Gennep. En 1625 organizó y guió los convoyes de víveres para las tropas sitiadoras de Breda.
Al año siguiente, atacó por sorpresa, cerca de Vinen, un campamento de caballería holandés al mando del conde Stirum, capturando al conde, a un centenar de sus hombres y 4 banderas. Se le otorgó el cargo de General de la artillería de Flandes, siendo relegado de la provisión de General de la caballería de Flandes, cargo más importante en el escalafón del alto mando y que consideraba le correspondía al ostentar la tenencia de la caballería.


Posteriormente fracasó en socorrer la plaza de Grol (1627), acto por el que se responsabilizó primero al marqués de Campolataro (por un incidente de preeminencia con los españoles, que originó retrasos y que no se atacase un convoy holandés que abasteció a los sitiadores), en segunda instancia a Van den Bergh (por la tardanza en el socorro y como responsable del ejército de operaciones) y, por último, a Espínola (por su inactividad). Finalmente, la Infanta Isabel Clara Eugenia postergó las investigaciones de lo ocurrido para no levantar susceptibilidades entre la nobleza de los Países Bajos.
Tras la marcha de Espínola a España, asumió la jefatura del ejército entre 1628 y 1630. En la campaña de 1629, Van den Bergh se adentró de nuevo en las Provincias Unidas desde Gueldres, para distraer a Federico-Enrique de Orange, que sitiaba a Bois-le-Duc (s'Hertogenbosch). Cruzando el Ijssel otra vez, junto con un ejército auxiliar imperial al mando de Raimondo Montecuccoli, tomaron Amersfoort, plaza que hubo que abandonar poco después, al tomar los holandeses por sorpresa Wesel. Esta vez a Van den Bergh se le acusó de haber realizado la estéril maniobra de distracción en lugar de haber socorrido directamente a Bois-le-Duc.  
Para la campaña de 1631 fue nombrado Maestre de campo general, junto a Carlos Coloma y a Lelio Brancaccio. En 1632, alegando el recelo de los militares castellanos a obedecerle y el haberse visto relegado siempre en los cargos de responsabilidad por personas menos válidas que él, decidió huir a las Provincias Unidas, provocando la defección de algunas guarniciones que también se pasaron al enemigo, y facilitando la entrega casi sin lucha
de Venló y Roermond a los holandeses. Al servicio de las Provincias Unidas de los Países Bajos, Van den Bergh fue gobernador de Gueldres (1632-1637). En la pintura porta la banda de general anudada al brazo y el bastón de mando en una de sus manos. (Anton van Dyck, Museo del Prado)



CAPITAN GENERAL DE CABALLERIA

El Capitán General de la Caballería ostentaba el mando supremo de la toda la caballería del Ejército de Flandes. Al igual que el Maestre de Campo General, se le suponía el tener experiencia militar y ciertas aptitudes castrenses. En determinadas ocasiones podía llegar a tener un mando único de un cuerpo de ejército de operaciones.


Capitán General de la Caballería del Ejército de Flandes (1567-1648)
Año Nombre Notas
1567 Hernando Alvarez de Toledo, Prior de San Juan
1572 Juan de Mendoza Sarmiento (interino)
 + en acción
1574 Alonso de Vargas (interino)
1578 Octavio Gonzaga
1580 Juan Bautista del Monte (interino)
1580 Roberto de Melun, Marqués de Roubaix + en combate
1585 Alfonso Dávalos de Aragón, Marqués del Vasto
1590 Rodrigo de Silva, Duque de Pastrana
1593 Alonso de Idiáquez, Conde de Biandrina Francia 
1597 Francisco de Mendoza, Almirante de Aragón
1602 Luis de Velasco, Conde de Salazar
1626 Diego Mejía de Guzmán, Marqués de Leganés
1631 Conde Juan de Nassau
1635 Charles-Albert de Longueval, Conde de Bucquoy   Francia 
(hasta 1636)
1638 Felipe de Silva (interino)
1642 Antonio Gómez Dávila y Toledo, Marqués de Velada
1642 Charles-Albert de Longueval, Conde de Bucquoy Gral. B.d'ordonnance
Francia 
(hasta 1643)
1643 Francisco Fernández de la Cueva, Duque de Alburquerque
1643 Claude Lamoral, Príncipe de Ligne  Gral. B.d'ordonnance
Francia
(hasta 1646)
1644 Charles-Albert de Longueval, Conde de Bucquoy (interino)
1644 Luis de Benavides Carrillo y Toledo, Marqués de Caracena
1646 Charles-Albert de Longueval, Conde de Bucquoy  Francia
(hasta 1649)
1646 Claude Lamoral, Príncipe de Ligne (hasta 1659)



CAPITAN GENERAL DE ARTILLERIA

El Capitán General de la Artillería poseía el mando superior de la artillería del Ejército de Flandes. Se le suponía ciertos conocimientos en poliorcética e ingeniería de asedio, así como el despliegue de los trenes de artillería en las batallas y en los cercos de las plazas. También en determinadas ocasiones podía operar de manera independiente con un cuerpo de ejército.


Capitán General de la Artillería del Ejército de Flandes (1567-1648)
Año Nombre Notas
1567 Charles de Brimeu, Conde de Meghem
1572 Jacques de la Cressonière + en combate
1572 Valentín de Pardieu, señor de La Motte (interino)
1573 Louis de Blois, señor de Trélon
1577 Conde Gilles de Berlaymont, señor de Hierges + en combate
1579 Valentín de Pardieu, señor de La Motte
1581 Conde Carlos de Mansfeld
1582 Valentín de Pardieu, señor de La Motte
1585 Conde Carlos de Mansfeld
1590 Valentín de Pardieu, señor de La Motte  + en combate
1595 Philibert de Rye, Barón de Balançon y Conde de Varax  + en combate
1597 Pieter de Henin-Liètard, Conde de Bossu
1598 Luis de Velasco, Conde de Salazar
1602 Charles Bonaventure de Longueval, Conde de Bucquoy
1618 Iñigo de Borja
1622 Diego Mejía de Guzmán, Marqués de Leganés
1626 Conde Enrique van den Bergh
1631 Claude de Rye, Barón de Balançon
1638 Conde Paul-Bernard de Fontaine
1638 Andrea Cantelmo Francia 
(hasta 1640)
1640 Enrique de Alagón y Pimentel, Conde de Fuenclara
1640 Alonso Pérez de Vivero, Conde de Fuensaldaña Francia 
(hasta 1642)
1641 Andrea Cantelmo
1643 Sigismondo Esfrondato, Marqués de Montafia
1643 Alvaro de Melo Francia 
(hasta 1644)
1644 Sigismondo Esfrondato, Marqués de Montafia
1644 Jacques-Nicolás de la Baume, Conde de Saint-Amour Francia
(hasta 1645)
1645 Jacques-Nicolás de la Baume, Conde de Saint-Amour (hasta 1647)
1645 Charles-Albert de Longueval, Conde de Bucquoy Francia 
(hasta 1646)
1646 Esteban de Gamarra y Contreras Francia 
(hasta 1648)
1647 Sigismondo Esfrondato, Marqués de Montafia (hasta 1652)
+ en combate
1648 Jacques-Nicolás de la Baume, Conde de Saint-Amour Francia


miércoles, 12 de octubre de 2016

Las banderas capturadas a Francis Drake en Lisboa


La enseña inglesa consiste en 7 franjas horizontales: La 1ª desde arriba, la cual estaba muy deteriorada, blanca; la 2ª, 3ª y 4ª, que se conservaban prácticamente enteras, roja, azul y amarilla respectivamente; las franjas 5ª y 6ª, las cuales estaban desaparecidas; y, la última franja, deteriorada y de color blanco.

De las franjas desaparecidas se conoce cual era su color: La 5ª se sabe que era morada, por unos hilos morados unidos a la 4ª franja; la 6ª franja era verde, por un trozo de tela de ese color que se encuentra en la vaina de la bandera, a la altura donde se disponía la 6ª franja. 





La segunda enseña se correspondería a una bandera portuguesa recapturada a los ingleses. Se conoce esta procedencia por el blasón que ostenta en el centro, el cual pertenece a la casa de Ataide, condes de Atouguia. Precisamente los condes de Atouguia poseían en sus dominios la villa de Peniche, lugar donde desembarcaron los ingleses.

Blasón de la Casa de Ataide. (Livro do Armeiro-Mor, 1506-1509)

El título recaía, en el tiempo del ataque de Drake a Lisboa, en Joao Gonçalves de Ataide, IV conde de Atouguia. Y es a él al que correspondería la defensa de sus feudos, donde desembarcaron los ingleses. Luis Cabrera de Córdoba, cronista de Felipe II, lo menciona en los textos que describen los hechos, en el momento en que Peniche cae en manos inglesas:

"Con la claridad de la luna Draque echó gente en la playa sin resistencia, y se acercó Noris [Sir John Norris] con ella al lugar, (...) Luego se apaciguaron y le entregaron la fortaleza desamparada por Juan González Dataide [IV conde de Atouguia], y la guarnició Noris, y con D. Pedro de Guzman, veedor general de la gente de guerra, se retiró a Torres Vedras, villa cercana, después de haber escaramuzado con doscientos veinte soldados, cargando los ingleses, (...)"





domingo, 2 de octubre de 2016

Las banderas expuestas en la Catedral de Sigüenza


Una exposición en la catedral de Sigüenza, centrada en el centenario de Cervantes y Shakespeare, muestra, entre otros objetos como alabardas, rodelas, arcabuces y mosquetes, tres banderas del siglo XVI:

Dos de ellas, pertenecientes a la expedición de sir Francis Drake contra Lisboa en 1589, se encontraban guardadas en la misma catedral de Sigüenza, y acaban de ser restauradas. La tercera, uno de los estandartes reales de la batalla de Lepanto, ubicado en el Museo de Santa Cruz de Toledo, fue restaurada en 2001-2002 y ha sido entregada para la exposición.


LAS DOS BANDERAS CAPTURADAS A DRAKE EN 1589

De las dos banderas capturadas a Francis Drake en la expedición contra Lisboa de 1589, una de ellas correspondería a una bandera de compañía de infantería inglesa, para ser utilizada en los navíos o en las tropas desembarcadas. El historiador Geoffrey Parker considera esta bandera la única de nacionalidad inglesa que se conserva del siglo XVI.

Bandera inglesa del siglo XVI, expuesta en la catedral de Sigüenza. (Foto del autor)

La otra bandera se corresponde con una enseña portuguesa, que hubiera sido capturada por los ingleses y recapturada posteriormente por los españoles. La enseña reproduce el blasón de la casa de Ataide y condes de Atouguia, cuyos dominios incluían la villa de Peniche, lugar donde desembarcaron los ingleses.

Pudiera ser que los pocos portugueses que se unieron al pretendiente don Antonio de Crato, quien acudía con los ingleses para sublevar Portugal, enarbolaran esta enseña que habría sido capturada en el castillo de Peniche; y sería posteriormente capturada por los españoles como trofeo de guerra. O que la bandera, una vez recapturada por los españoles, no sería devuelta a los portugueses por considerar que el castillo de Peniche se entregó sin apenas resistencia.

 Bandera portuguesa del siglo XVI, expuesta en la catedral de Sigüenza. (Foto del autor)

Ambas banderas fueron depositadas en la catedral de Sigüenza por Sancho Bravo de Laguna, capitán de una compañía de caballería, y sobrino-nieto de Martín Vázquez de Arce, "el Doncel de Sigüenza", cuyo hermoso sepulcro se encuentra en la misma catedral.
Las banderas estuvieron expuestas en la capilla del Doncel, siguiendo las tradiciones de la época de ser expuestas las insignias militares capturadas en los templos de culto. Recientemente fueron retiradas y guardadas, para posteriormente haber sido restauradas para la presente exposición.

El diplomático de Felipe II e historiador Luis Cabrera de Córdoba describe, en su obra, la participación de Sancho Bravo de Laguna, en las acciones en la retaguardia inglesa, en las que se debió de producir la captura de las banderas:

"Noris [Sir John Norris] avanzó sin artillería, escaramuzando con algunas compañías de gentes de la costa del Andalucía con su capitán Alarcon [Gaspar de Alarcón], y de infantería gobernadas por D. Pedro de Guzman, que fue retirándose atentadamente, y llegó en su ayuda la compañía de arcabuceros de a caballo de D. Sancho Bravo de Acuña [S. Bravo y Arce de Laguna]. (...)
Don Sancho Bravo sólamente estorbaba el recibir [los ingleses] bastimentos [provisiones], recogiéndose cargado [de ellas] debajo de las murallas de San Gian."

 Sepulcro del "Doncel de Sigüenza". Martín Vázquez de Arce, tío abuelo de Sancho Bravo de Laguna, murió combatiendo en 1486, durante la conquista del Reino de Granada. Su efigie le muestra con armadura y la cruz de la Orden de Santiago. (Foto del autor)


Tras la derrota de la "Armada Invencible" (1588), al año siguiente Inglaterra organiza una campaña de represalia. La reina de Inglaterra contribuiría sólo con parte de los gastos y aportaría 8 naves, Drake y la ciudad de Londres aportarían, a título privado y -por tanto- con ánimo de lucro, el resto. Los holandeses se unieron a la expedición y, además, se contrató para tal fin a 60 urcas alemanas, que estaban en el puerto de Londres.
Su objetivo era destruir los barcos que sobrevivieron al desastre de "La Invencible", y que se encontraban en los puertos del norte de España; también se trataba de sublevar Portugal a favor del pretendiente al trono portugués, don Antonio de Crato, quién había estado exiliado en Francia e Inglaterra y viajaba en la expedición; y, por último, se trataría de atacar las islas Azores y hacerse con la flota de Indias y su tesoro.

A primeros de mayo la flota inglesa llega a La Coruña, en la que sólo hay 3 galeones y 2 galeras de la armada española: tras un bombardeo con el fuerte de San Antón, desembarcan en la playa.
En los dos días siguientes, los ingleses se apoderan del arrabal de la Pescadería y del monasterio de Santo Domingo. Desde estos puntos comienzan los asaltos a la plaza, los cuales son rechazados. El 14 de mayo una mina abre brecha en la muralla y se da el asalto general, que de nuevo es rechazado. 5 días después los ingleses se retiran y se dirigen hacia Portugal.

 Castillo de San Antón, en La Coruña. Se comenzó a construir en 1587, sobre un promontorio rocoso rodeado por el mar. Resistió, sin ser tomado, el ataque de Drake de 1589; y, de nuevo, el ataque de la escuadra francesa del arzobispo de Burdeos, en 1639. Actualmente se encuentra unido a la tierra firme coruñesa. (Foto del autor)

Desembarcan en Peniche, la cual es abandonada por la pequeña guarnición. Sir John Norris, con unos 12.000 hombres desembarcados, avanza hasta Torres Vedras, donde proclaman rey a don Antonio de Crato, pero los portugueses que se unen a su causa son escasos.
Finalmente, John Norris consigue llegar a los muros de Lisboa, la cual asalta perdiendo 300 hombres en la acción. Tras 3 días acosado continuamente por las tropas del conde de Fuentes y las naves de Alonso de Bazán, y ante el inmovilismo de Drake, Norris decide retirarse. De vuelta hacia Inglaterra, la flota de nuevo desembarca en Galicia, saqueando y prendiendo fuego a la pequeña villa pesquera de Vigo.

Aunque los ingleses lograron desembarcar y saquear algunas de las localidades de la península, creando la alarma en todo el litoral atlántico y en la capital de España, la campaña inglesa resultó un fracaso, ya que no logró ninguno de los objetivos marcados, a parte de las pérdidas -en vidas y en barcos- sufridas durante la misma.
 

Una pintura anónima, que describe los combates de Gravelinas, en el marco de la "Armada Invencible" del año anterior, muestra alguna de las naves inglesas con una bandera bastante parecida a la dicha bandera inglesa capturada en la acción de Lisboa.



Otra pintura, atribuida a Nicholas Hilliard, también en el marco de la empresa de Inglaterra del año precedente, muestra a las tropas inglesas de las costas de Tilbury con una o varias banderas muy similares a la conservada en la catedral de Sigüenza.

Detalle de la pintura atribuida a N. Hilliard. Los dos regimientos situados a la derecha parecen llevar una bandera semejante a la mostrada en Sigüenza; mientras, a la izquierda, la bandera situada junto a la reina de Inglaterra parece ser de franjas horizontales blancas y rojas. (Society of Apothecaries, Londres)


EL ESTANDARTE REAL DE LA BATALLA DE LEPANTO

Este estandarte fue uno de los entregados al general de la flota cristiana, don Juan de Austria, por el papa Pío V. Tras la victoria obtenida por la Liga Santa contra la flota turca en el golfo de Lepanto en 1571, don Juan de Austria los entregó a Felipe II, quien los donó a la catedral de Toledo.

El estandarte de la Liga Santa fue confeccionado y bendecido por el Papa, y se le hizo entrega a don Juan de Austria en Nápoles, junto con el bastón de mando que le investía como general de la Liga Santa.
Fernando de Herrera, poeta e historiador contemporáneo a los hechos, relata el diseño y el modo en que se hizo la entrega de la insignia, que debía ser llevada en la Galera Real durante la campaña:

"y pasando a Nápoles, fue recibido con grande solemnidad y alegría general de todos por el virey y cardenal Granvela, (...) Allí le envió el Sumo Pontífice el estandarte de la liga, para que en su nombre lo recibiese del Cardenal, el cual era de damasco azul bordado con un Crucifijo, y al pie las armas del Papa, y a su lado diestro las del Rey, y al siniestro las de Venecia con cadenas que las trababan, y pendientes dellas las de Don Juan de Austria, que recibió el estandarte en Santa Clara, convento de frailes franciscos;"

 Estandarte de la Liga Santa, expuesto en la catedral de Sigüenza. A la derecha del mismo está representada la Cruz, con los escudos de los miembros de la Liga. (Foto del autor)

La amenaza otomana a todas las naciones cristianas crecía en el Mediterráneo: el sitio fracasado a los Caballeros de Malta (1565); la conquista a los genoveses de Quios (1566); a los venecianos de Naxos, Andros y Sifanto (1567); de Túnez por Uluch Alí -beylerbey de Argel-, expulsando al rey afín a los intereses de España (1569); y, por último, desembarcan en la veneciana Chipre, asaltando y saqueando Nicosia, y sitiando a Famagusta (1570).
A todo ello, en España, Felipe II tiene que hacer frente -en la Navidad de 1568- a una revuelta de los moriscos granadinos, que poco a poco se irá extendiendo a otras regiones de Andalucía y Murcia.
El intento de pacificar la revuelta se convirtió en una guerra civil en toda regla, con los tintes de brutalidad que conyeva, unido al carácter religioso de la misma. Además, la guerra fue de algún modo alimentada por los otomanos: Así, el beylerbey de Argel enviaba armas, municiones y hombres (entre ellos los jenízaros, tropas de élite de los otomanos) a los moriscos de las Alpujarras. Felipe II tuvo que traer a los tercios de Nápoles y de Lombardía desde Italia para poder acabar la guerra, la cual finalizó en 1571.


Todo ello hizo que fuera imperante formar una alianza entre las naciones cristianas para paliar la amenaza turca. En mayo de 1571 se formó la Liga Santa, la cual encuadraba a España, Venecia y el Papado, además de Saboya, Génova y los Caballeros de Malta, con la misión de socorrer Chipre y derrotar a los otomanos. Era un acuerdo militar por 3 años, y España correría con la mitad de los gastos, Venecia y los Estados Pontificios con el resto. Al mando de la misma se puso a don Juan de Austria, que había mandado el ejército real en la revuelta de los moriscos.

Famagusta no pudo ser salvada y cayó en agosto en poder de los turcos, pero a primeros de octubre ambas flotas se encontraron en el golfo de Lepanto. La flota otomana fue totalmente derrotada en la consiguiente batalla que se dio el 7 de octubre.
Si bien en los dos años siguientes la Liga Santa acabó por disolverse, en marzo de 1577 se firmó la primera de una serie de treguas y prórrogas de las mismas, que trajeron durante un tiempo considerable la paz en el Mediterráneo.


Varias pinturas de la batalla muestran el estandarte con la cruz, situado en la Galera Real de don Juan de Austria.

Detalle mostrando la Galera Real, con la leyenda (a la izquierda) "DON IOVANI DAUSTRIA GENERALE DELLA LEGA". (Anónimo, Museo Correr, Venecia)

Detalle mostrando la Galera Papal de Marco Antonio Colonna, con varios capellanes militares y uno de los estandartes con la cruz. (Andrea Vicentino)

Detalle mostrando la Galera Real con don Juan de Austria -en primer término- y el estandarte con los blasones de los miembros de la Liga Santa. (Andrea Vicentino)

Detalle mostrando la Galera Real con el estandarte con la cruz, junto a ella combate la Galera Capitana de Venecia, mostrada con las banderas y estandartes con un león alado, insignia de la República de Venecia. (Anónimo, Museo Marítimo de Londres)


También, de nuevo la relación de la batalla, escrita por Fernando de Herrera, hace alusión al estandarte real con la cruz, que fue colocado en la galera del general enemigo, una vez fue abordada y vencida en el combate:

"y en este tiempo la [Galera] Real del Turco casi a dos horas de batalla fue presa de todo punto con muerte de más de quinientos turcos, y derribando su estandarte fue arbolada la Cruz, a cuya vista perdieron el ánimo las galeras vecinas."